Neuquén > Greenpeace
presentó días atrás un informe titulado «Bioenergía:
potenciales y riesgos» en el que describe los potenciales usos
de la biomasa con objetivos energéticos y señala los riesgos
asociados a los cultivos energéticos para producir biodiesel
y bioetanol.
Para la organización ambientalista las crecientes expectativas
globales sobre el uso de biocombustibles implicarán una nueva
presión para expandir las actividades agrícolas sobre
ecosistemas naturales provocando una masiva destrucción de los
bosques nativos en el NOA y NEA de la Argentina.
Por esta razón una de las principales demandas incluidas en el
informe es la necesidad de aprobar de manera urgente el proyecto de
Ley de Bosques que actualmente se encuentra en el Senado de la Nación.
«Los proyectos que hoy existen para fabricar biodiesel ya totalizan
más de siete millones de hectáreas de soja, cerca de la
mitad de la superficie ocupada hoy», explicó Juan Carlos
Villalonga, de Greenpeace.
En el informe se describe las dudosas ventajas de utilizar cultivos
como la soja y el maíz para producir combustibles. Greenpeace
señala la necesidad de establecer el criterio de que los biocombustibles
deben garantizar una reducción de gases de efecto invernadero
de al menos un 50%. Esto obligará a buscar las mejores opciones
y prácticas y seleccionar los cultivos más eficaces desde
la perspectiva ambiental»
Otro de los aspectos abordados en el informe es el posible impacto en
los precios de los alimentos producto de la suba del precio del petróleo
y la mayor demanda de biocombustibles.
Según los ambientalistas, el vertiginoso aumento en la producción
de biocombustibles elevará los precios del maíz en un
20 por ciento para el 2010 y en un 41 por ciento para 2020. Se pronostica
de igual modo que los precios de las semillas oleaginosas, entre las
que se incluyen la soja, la colza y el girasol, aumenten en un 26 por
ciento para el 2010 y en un 76 por ciento para el 2020, y los precios
del trigo en un 11 y en un 30 por ciento para el 2010 y el 2020, respectivamente.
Al mismo tiempo se señala que la cantidad de personas que en
el mundo no tienen su seguridad alimentaria garantizada aumentará
a más de 16 millones cada vez que se incremente en un 1 por ciento
el precio real de los alimentos básicos.
Para Greenpeace el desarrollo de los biocombustibles debe concentrarse
en aquello que posean las mejores condiciones ambientales y ser destinados
a satisfacer la demanda interna establecida en la Ley 26.093 que coloca
el objetivo del 5% para todas las naftas y el diesel vendido en el país.
«Se debe desalentar las exportaciones hasta tanto no se tenga
claridad en cuáles son las mejores opciones, por eso no debe
promocionarse ni subsidiarse ninguna de las actividades vinculadas a
la exportación de biocombustibles».
Para Greenpeace la biomasa o la bioenergía puede cumplir un rol
destacada en la construcción de una oferta energética
sustentable para la Argentina, donde deben priorizarse las aplicaciones
estacionarias como la generación de calor o electricidad en base
a biomasa.
Señala que en el transporte el 5% en los combustibles sumado
a fuertes medidas de eficiencia, como la transferencia de buena parte
del transporte de carga hacia el ferrocarril tendrán un efecto
muy importante en términos energéticos y ambientales.
Los denominados biocombustibles de «segunda generación»
pueden ser una realidad en el corto plazo y son muchísimo más
eficientes y no implican demandas de tierra como los cultivos energéticos.
«A partir de los residuos de las actividades agrícolas,
forestales y de los residuos urbanos es posible tener una fuente muy
importante de energía» destacó Villalonga.
Optimismo de Buenos Aires
En este contexto, el ministro de Asuntos Agrarios bonaerenses, Raul
Rivara, aseguró que la provincia de Buenos Aires está
en condiciones de garantizar en un ciclo completo la fabricación
de biocombustibles, lo que implicará un beneficio para el productor
agropecuario.
Durante el Seminario sobre Biocombustibles realizado en Mar del Plata.
la ministra de la Producción bonaerense, Débora Giorgi,
destacó que la provincia podría producir anualmente
400 mil toneladas de biodiesel, lo que equivale al 60 por ciento del
cupo que impone la Ley Nacional a partir de 2010.
«Con los 2,2 millones de porotos de soja que se exportan desde
Buenos Aires se calcula que se producirían 400 mil toneladas
de biodiesel, cifra que equivale al 60 por ciento del cupo que impone
la Ley Nacional que señala que a partir de 2010 el 5 por ciento
del combustible vendido debe reemplazarse por Biocombustible»,
dijo Giorgi.
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