“El manejo de la maquinaria del poder conduce a prácticas políticas irracionales”

 
 
«El peronismo de los 70: un lugar donde la violencia era un hecho cotidiano, un instrumento habitual para dirimir las diferencias».
El autor del libro “López Rega. El Peronismo y la Triple A”, Marcelo Larraquy, analiza las desapariciones y los crímenes paraestatales perpetrados durante el gobierno de “Perón – Perón”, en el período 1973 - 1976.

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Por LAURA ROTUNDO

“López Rega. El Peronismo y la Triple A” es el título del libro de Marcelo Larraquy, cuya versión corregida y aumentada fue editada recientemente.
En diálogo con La Mañana de Neuquén, el autor de los best-sellers “Galimberti” y “Fuimos Soldados”, en esta ocasión, desnuda la siniestra arquitectura política que contribuyó a la destrucción de las bases institucionales de la República Argentina y analiza minuciosamente las desapariciones y los crímenes paraestatales perpetrados durante el gobierno de “Perón – Perón”, en el período 1973 - 1976.
Nos brindó una entrevista realmente interesante, tal como el último trabajo de Larraquy.

En primer lugar me gustaría saber qué lo motivó a editar este libro…
Como en todo libro, la idea se dispara a través de lo que se intenta ocultar. José López Rega era un personaje oscuro en la vida del peronismo en los años setenta. Me parecía que entenderlo sólo como un «brujo» era bastante precario. Se estaba negando que había sido un hombre útil y necesario para encabezar la represión ilegal desde el Estado, en el contexto de disputa por el poder dentro del movimiento peronista.
Mi trabajo de relevamiento de datos duró casi dos años, luego tardé ocho meses en escribirlo.

¿Cuáles fueron los elementos que, durante la investigación para escribir el texto, le llamaron más la atención o le sorprendieron más?
Fue una investigación bastante ardua. Me llevó bastante tiempo empezar a disfrutarla. López Rega se presentaba como algo inasible, tanto desde el punto de vista esotérico como desde el punto de vista político. Entonces, intenté entrar a la historia por distintos lugares, algunos simétricos, otros opuestos, pero que inevitablemente conducían a una línea: los años setenta.
Me interesó trabajar sobre las desdichas personales de Juan Domingo Perón en el exilio, la soledad de un hombre que intenta reconstruir su poder desde el mito, la precariedad del entorno que él elegía.
Por el otro lado, la necesidad de López Rega de establecerse a su lado para reparar todas las frustraciones que le produjo intentar acceder a la Divinidad junto a su grupo de hermanos.
A la vez, Isabel Perón que decide encarar el desafío de la vida política, apoyada casi con frialdad por el propio Perón. Eso me interesó en cuanto a las facetas personales.
Y después, desde un plano histórico, cómo Perón logra, junto a Isabel y López Rega, reinstalarse en el poder, en medio de una Argentina a punto de estallar como la de los años setenta, también es un hecho significativo para un hombre que estaba llegando a los ochenta años.

¿Cómo define a José López Rega persona y a López Rega “mano derecha de Perón y mentor de la Triple A”? ¿Por qué “el brujo”?
Me parece que el hecho que sea «brujo» es una anécdota. No era un pre-requisito para armar y liderar una banda ilegal. Sí tenía muy interiorizada la idea del mesianismo, del hombre que finalmente logrará salvar a la Argentina, pero ese es casi un principio de identidad que siente todo político con ambición.
López Rega no tenía tradición dentro del peronismo, pero llegó a la cúspide del poder. Es hijo del verticalismo enfermizo, de un peronismo en estado de confusión donde se mataban unos a otros. Pero la responsabilidad de López Rega es de las autoridades del peronismo. Si el peronismo -y Perón- lo hubiese desautorizado, López Rega no podría haber funcionado. Creo que lo dejaron actuar porque era necesario.

¿Cómo describiría la situación del peronismo de los años 70?
Como una disputa ideológica irreconciliable, donde cada sector entendía que representaba el verdadero peronismo. Y donde la violencia era un hecho cotidiano, un instrumento habitual para dirimir las diferencias.

¿Qué contradicciones ideológicas del peronismo de aquella época destacaría Usted como exageradamente graves o groseras?
Hay que ponerlo en el contexto internacional. La capacidad transformadora del peronismo ya no tenía posibilidades en el marco de la Guerra Fría, enfrentamiento Este/Oeste. La Tercera Posición era una política de aplicación casi imposible. Pese a los intentos tercermundistas, la estrategia hegemónica fue acercarse a la línea de represión de los movimientos guerrilleros y nacionalistas populares en América Latina, como lo marcaba la agenda de Washington. Entonces, Perón fue quedando atrapado en esa política. Por otro lado, la política peronista también era interpretada como «vanguardia revolucionaria» desde quienes la apoyaron, se movilizaron y la votaron desde una perspectiva de izquierda o de «socialismo nacional». Estas dos líneas –que eran constitutivas del peronismo- terminaron confrontando. Los proyectos eran disímiles y estaba en disputa el poder.

¿Cómo describe la posición de los medios de comunicación en aquel contexto?
Yo siempre sostengo que en ese contexto la prensa era claramente una víctima. Existían muchas limitaciones por parte del gobierno de Perón y de Isabel hacia el periodismo.
Yendo a casos puntuales, podría citar el de (Jacobo) Timerman, del diario La Opinión, desde el cual desafió a López Rega por los procedimientos de censura que abundaron en la época. Esto fue sin duda lo que provocó que él terminara acer- cándose a los militares y respaldarass el golpe. No imaginaba que después los militares lo torturarían.
Tiempo después tomaría estado público que lo que había generado “el brujo” y la Triple A era algo así como el preámbulo del terrorismo de Estado del año 76.

¿Cuáles fueron las conductas que le parece que generaron grandes daños a la sociedad de entonces y que tal vez aún repercuten entre nosotros?
El manejo de la maquinaria del poder conduce a prácticas políticas irracionales, pero que se entienden como necesarias para seguir manteniendo el poder… eso todavía perdura.

¿Se quedó sin respuestas sobre algún punto en particular mientras escribía el libro?
Pude entender el funcionamiento de López Rega dentro del peronismo, sus contradicciones internas, la intimidad del poder, el poder real, los conflictos y paradojas de los distintos actores. Creo que eso es un valor.

¿Cree que el peronismo actual asume algún tipo de culpa por los daños ocasionados por su accionar en los ‘70?
No, para la mayoría de los dirigentes «es parte del pasado». Un pasado que quieren que permanezca cerrado, sin análisis, sin debate. Es otro síntoma de negación del peronismo. En realidad el «no jodan con Perón», quiere decir «no nos jodan».
Me parece que es un libro que puede ayudar a entender algunas tramas políticas de los años setenta que desde hoy parecen difíciles de comprender.

 

 


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