La última gran crisis socioeconómica
vivida en la República Argentina en 2001 y 2002, no sólo
logró incrementar los índices de pobreza y de hambre
en nuestro país, sino que también generó más
solidaridad en todo el territorio nacional.
Por los chicos es una asociación civil sin fines de lucro,
que nació en 2001 y que tiene como objetivo combatir la desnutrición
infantil, reuniendo donaciones de comida, a través de un sistema
que ya funcionaba óptimamente en Estados Unidos.
Tomás Fourcade es coordinador del accionar de esta red compuesta
por 60 voluntarios, que actualmente intenta sumar más adeptos,
a cinco años de haber iniciado esta «colecta» diaria.
En diálogo con La Mañana de Neuquén, este ingeniero
industrial explica cómo desarrollan esta ayuda desde una oficina
prestada y con una computadora prestada para intentar educar a los
padres de niños desnutridos, con el propósito de poder
«ganar» una canasta alimenticia, a cambio de aprender.
¿Cuándo y con qué objetivo nace «Por
los chicos»?
Esta entidad se crea entre los años 2000 y 2001, pero empieza
a funcionar formalmente en 2002. Tomando como modelo a la Organización
No Gubernamental «The Hunger Site» (www.thehungersite.com)
de Estados Unidos, pensamos que era una gran alternativa difundir
en Argentina que haciendo sólo un click en el sitio web de
nuestra asociación, se está donando un plato de comida.
Físicamente, funcionamos en una oficina prestada en la ciudad
de Buenos Aires, con una computadora prestada e intentando solventar
los gastos administrativos de papel y de teléfono, también
con donaciones.
¿Cómo funciona exactamente el sistema?
La idea consiste en tener distintos auspiciantes que colaboren con
nuestra misión y por cada click que un usuario de Internet
hace en nuestra página, ciertas empresas se comprometen a pagarnos
un poco más de dinero. Es simple... cada vez que una persona
entra a nuestro sitio, nos ayuda a generar más comida para
donar.
Hoy por hoy, ¿a cuántos chicos asisten y cómo
seleccionan a los comedores que les destinan los alimentos?
La verdad es que la página web tuvo momentos de mucho movimiento,
en los que había más avisos que ahora y por lo tanto,
pudimos llegar a ayudar a 10.000 por mes. Hoy, estamos en la mitad,
en 5.000 aproximadamente.
Los comedores fueron seleccionados, en un primer momento, junto a
la Red Solidaria, empezando por algunos de Buenos Aires y Capital
Federal, aunque enseguida fue ampliándose por los mensajes
de ayuda que nos llegan diariamente. No nos vinculamos con ninguno
que persiga fines políticos o partidarios, sino que apuntamos
a los hogares que tienen una trayectoria comprobable.
Todos los e-mails son leídos atentamente por nosotros y los
dividimos por temas, para analizar luego si podemos cumplir con lo
requerido, según nuestras políticas, que tienen que
ver con asistir a chicos exclusivamente.
A veces, los propios donantes de alimentos nos recomiendan lugares
para destinar las mercaderías y la idea es ir creciendo cada
día, pudiendo abastecer por lo menos a uno de cada provincia
argentina.
¿Las donaciones se quedan siempre en la ciudad de
Buenos Aires?
Mayormente sí. La realidad es que hoy en día estamos
funcionando en Capital Federal, Gran Buenos Aires, Mar del Plata y
en algunos comedores de Tierra del Fuego.
Hace algún tiempo contábamos con más apoyo de
empresas y podíamos ayudar a algunos lugares de Córdoba,
Misiones, Tucumán, Entre Ríos y Santa Fe. En el caso
específico de Neuquén nunca pudimos estar presentes,
sólo difundimos cómo se podía colaborar a través
de la web.
Muchas veces los «sponsors» eligen la zona a la cual quieren
asistir y nosotros intentamos satisfacer su pedido.
¿Sólo reciben comida por parte de las empresas?
La asociación nació con el fin principal de donar comida
para actuar en favor de la reducción del hambre en nuestro
país y efectivamente, el 95 por ciento de lo recibido es comida.
Obviamente, cuando recibimos útiles o ropa o juguetes, también
los aceptamos y los donamos en algún encuentro específico
o para una fecha especial.
Ahora estamos orientándonos a colaborar en distintos proyectos
de educación alimenticia, tanto para chicos como para papás.
¿Cuántas personas integran esta red?
Somos 60 personas aproximadamente, entre Buenos Aires y el interior
del país. Cada uno de los voluntarios tiene bien definidas
las tareas que debe realizar y realmente no se nos hace muy trabajosa
porque asistimos a comedores que funcionan por sí mismos...
lo más costoso es conseguir grandes colaboradores.
En Estados Unidos nos mantenemos en contacto permanente con seis personas
que eran voluntarias de Por los chicos, pero que luego de la crisis
emigró y pudo formar una ONG allá para juntar dinero,
que mandan para acá.
Durante este año estamos también abocados a trabajar
con muchas personas del interior para poder organizar colectas en
las ciudades más carenciadas. Veremos si podremos cumplirlo
porque todavía se está definiendo cómo llevarlo
a cabo.
En nombre de todo el grupo de voluntarios, ¿cuáles considerás
las mayores satisfacciones que da esta labor?
Todo produce una gran satisfacción y una toma de conciencia
sobre qué podemos hacer desde nuestro lugar, como simples ciudadanos.
Obviamente, la meta es ayudar a los chicos para sacarles el hambre,
aunque sea por un rato... yo creo que cuando entrás a un comedor
y ellos se dan cuenta que se descargan cajas o bolsas con alimentos
y enseguida vienen a agradecerte y a abrazarte... no hay momento como
ese porque sentís que ayudaste un poco a alegrarlos... es realmente
espectacular.
En uno de los comedores con los que trabajamos, desarrollamos un programa
de detección de casos de desnutrición infantil y en
base a los datos relevados y a las estadísticas que arrojan
estos estudios, armamos una canasta alimentaria especial, además
de capacitar a los padres para ayudarlos a resolver este problema.
Afortunadamente, los papás responden muy bien a las charlas
que brindamos y a las cuales es obligatorio asistir para que obtengan
la canasta... al principio les molesta saber que si no están
presentes en la capacitación, no reciben la comida pero después
entienden que es preferible así, para que cada niño
crezca mejor.
¿Y ustedes hacen un seguimiento sobre cada caso?
Exacto. Se va viendo la evolución, semana tras semana.
El resultado de esta concientización a los padres es bastante
efectiva, tanto es así que de nuestras estadísticas
(que obviamente son sobre una mínima cantidad de chicos de
un sólo distrito), podemos decir hoy que un 40 por ciento de
los niños que eran desnutridos crónicos, hoy están
en un peso normal... es una sensación terrible, de decir que
gracias a una acción solidaria otros pueden estar mejor.
También existen muchas satisfacciones cotidianas porque este
trabajo de voluntariado te da la posibilidad de conocer gente que
piensa como vos y quiere lo mismo que uno para el futuro de su país.
Pero volviendo al tema de las estadísticas, lo cierto es que
el Programa «Crecer» evidencia que el problema de la desnutrición
también afecta a algunos papás, pero obviamente este
conflicto es mucho más difícil de remediar en los pequeños
porque si no reciben una buena alimentación en los primeros
años de vida, luego no pueden desarrollarse correctamente y
afectándolos para toda la vida, incluso no llegando nunca a
un peso normal.
Algo muy triste es que aunque nuestra ayuda esté, si un nene
-después de consumir un plato en buenas condiciones- ingiere
agua en mal estado o no potable, tampoco puede adquirir los nutrientes
que originalmente tiene cada comida.
¿El Programa de Voluntarios 2006 logró sumar
muchas personas a este proyecto?
Por suerte, desde que se lanzó el programa, ya se sumaron 30
personas más a Por los chicos, luego de pasar por una selección
determinada, ya que al ser «ad honorem» igualmente tratamos
de definir bien las actividades que cada uno desarrolla para no hacerle
perder el tiempo ni al nuevo acompañante ni a nosotros que
necesitamos ayudas específicas.
Cada voluntario que entra, recibe una lista de «acciones»
para hacer o de tareas que se ajustaban a cada perfil de los que se
acercan. Algo para destacar es que no hay un rango de edades definido,
sino que se suman jóvenes desde los 19 años hasta personas
más grandes, cercanas a los 50.
¿Cuáles son los problemas a los que más
les costó enfrentarse?
La verdad es que nuestro rol es muy específico: se trata de
conseguir donaciones, que deben ser transformadas en platos de comida.
Yo diría que lidiar diariamente con la búsqueda de auspiciantes
no es tarea sencilla... ese es máximo desafío, ya que
el 95 por ciento de lo que recibimos en Por los chicos viene por parte
de grandes compañías y apenas el otro 5 de personas
anónimas.
Luego de la crisis, por parte de la mayoría de las empresas,
hay una percepción de que en la República Argentina
ya no hay tanta hambre como antes y básicamente ese es el argumento
a la hora de pedir ayuda y no brindarla.
Los potenciales sponsors nos dicen que ya no va más la cuestión
del asistencialismo y que hay que proyectar mejor la educación,
en lo que estamos de acuerdo totalmente pero la realidad refleja que,
aunque no sea el mejor camino, en el mientras tanto de esos programas
a largo plazo, hay que vivir y comer.
¿Mantienen algún contacto con autoridades gubernamentales,
ya sea a nivel municipal, provincial o nacional?
No, nunca impulsamos ningún tipo de programa junto al gobierno
o a partidos políticos de cualquier índole. Desde un
principio se trató de una decisión propia que se ajustaba
también a la realidad de 2002, un año en el cual el
descreimiento hacia las autoridades estaba al tope.
No vincularnos con las autoridades fue algo que también le
prometimos a todos nuestros auspiciantes y aún la mantenemos.
Solidaridad con un click diario
Ingresando diariamente a www. porloschicos.com se colabora con la
donación de más dinero para esta Asociación Civil
que se sustenta gracias a sus auspiciantes.
Desde la entidad, su coordinador Tomás Fourcade manifestó
que «actualmente también estamos en la búsqueda
de neuquinos que puedan ayudarnos a servir de intermediarios con comedores
de su provincia y de industrias que deseen colaborar con nuestra iniciativa».
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