Lo inventaron alumnos de una escuela
secundaria de Neuquén y lo presentaron en una feria de ciencias.
Neuquén > La ventaja de su juventud
les permitió adaptar sus conocimientos teóricos en la
creación de un invernadero inteligente que tiende a solucionar,
en gran medida, los serios problemas del manejo de estas estrucutras
que tienen los emprendedores. Tienen 16 años y son alumnos
del 4º año del Instituto Tecnológico del Comahue.
Gonzalo Salazar y Martín Rocha no tienen una cercanía
familiar o social con el sector productor. Cuando se planteó
la posibilidad de aplicar sus conocimientos de electrónica
en un proyecto concreto, se habían entusiasmado con crear una
casa inteligente, pero el profesor Daniel Robino les pidió
que idearan algo que tuviera que ver con la realidad de la provincia.
«Cuando le planteamos a los que tienen invernaderos cuál
era la idea, nos querían comprar ahí mismo el programa»,
contó Gonzalo mientras que Martín acotó que «hay
que valorizar la precisión que se deben tener con todas las
variables que se manejan porque si no pierde calidad el producto o
bien se pierde todo el producto».
El cultivo de hortalizas bajo cubierta tiene cierto auge a partir
de lo rentable que resulta vender durante el invierno y evitar que
el consumo sea abastecido por otras zonas de la república.
Los mecanismos de asistencia técnica y de comercialización
cuentan con entidades estatales encargadas de diseminar la información.
Pero ocurre que muchos emprendedores realizan una inversión
de mediana importancia en construir un recinto para explotarlo en
forma comercial, pero después se presenta el problema de cómo
mantener constantes la temperatura, la humedad y otros factores ambientales
para favorecer el cultivo de plantas.
Se apela a conocimientos fácticos y un seguimiento agotador
en función del clima externo al espacio cubierto con nylon
de determinada densidad. A veces hay fallas y son fatales a la hora
de la cosecha.
Desarrollo
Robino explicó que el área de tecnología en las
ferias de ciencias es muy específica para su evaluación,
a diferencia de lo que ocurre con las ciencias sociales, naturales
o las exactas. El colegio secundario neuquino dicta la especialidad
electrónica con orientación en automatización
y control de procesos. «Aquí se involucran recursos materiales
y horas para desarrollar prototipos que luego se presentan en las
ferias de ciencias», dijo Robino quien agregó que existen
instancias zonales y provinciales antes de ir a la nacional que este
año se hizo en Salta.
«Les pedí a los chicos que se imaginaran un prototipo
que aporte algo a la comundiad y que tenga que ver con el cambio de
la matriz productiva que se está planteando en Neuquén
como opción a los hidrocarburos», dijo el profesor.
Indicó que la dirección de esta «nueva economía»
tiene que ver con el trabajo de la tierra y los cultivos intensivos
de algo valor.
Con sus alumnos, Robino realizó una visita a las chacras de
Proyecto Joven en cercanías de Plottier donde los emprendedores
tienen producción bajo cubierta.
La idea base es la automatización del manejo a partir de la
colocación de sensores que midan las variables dentro del complejo
para crear un clima artificial constante.
El norte fue desarrollar un dispositivo de bajo costo y que sea adaptable.
«Nos pidieron que diseñemos un sensor de PH. Lo importante
es que podamos producir placas en serie a partir de un hardware económico
y sencillo», indicó Martín.
En rigor existen otros equipos en el mercado cuyo costo es inaccesible,
como por ejemplo la automatización del riego, y con este invento
de los alumnos del ITC se estaría hablando de $250 más
el costo de un equipo de computación.
Gonzalo aseguró que uno de los emprendedores le confesó
que tenía que levantarse todos los días a las 4 de la
mañana para poder controlar las variables de su invernadero
y tomar decisiones en torno a aumentar o bajar la temperatura, regar
o aumentar la humedad. «Les comentamos que, colocando sensores,
se puede tener un manejo de todas las variables incluyendo los nutrientes
como es el caso de la hidroponia y la temperatura que debe tener el
preparado que se hace para alimentar las plantas», se entusiasmó.
Graficó que a los sensores se les da cierto rango mínimo
y máximo de lo que se quiere auscultar y cuando supera esas
medidas se puede encender automáticamente un proceso, como
es el riego, o sonar una alarma para avisar al productor que debe
intervenir. |