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Se estima que en los comicios de hoy
bajarán considerablemente los niveles de abstención.
Caracas (dpa) > Los venezolanos votarán
hoy en unas cruciales elecciones en las que el presidente Hugo Chávez
pondrá en juego su proyecto reeleccionista y la oferta del
socialismo del siglo XXI, frente al candidato opositor Manuel Rosales
quien plantea un giro en la llamada revolución bolivariana.
Los 16 millones de votantes habilitados para los comicios vivieron
una prolongada campaña electoral que terminó el viernes,
cuando se abrió una etapa de reflexión de 48 horas antes
del comienzo de las votaciones, en un ambiente de aguda polarización.
Chávez advirtió durante la campaña electoral
que con su eventual triunfo comenzará el 4 de diciembre una
nueva etapa de la revolución que abarcará 14 años,
hasta 2021, con él al frente del proceso.
En las últimas horas se incrementaron los llamados a participar
y tanto candidatos, partidos políticos y autoridades electorales
estiman que bajarán los niveles tradicionales de abstención.
El Consejo Nacional Electoral y la operación militar de custodia
de las elecciones informaron que casi el 100 por ciento de las mesas
de votación ya están instaladas, indicando que se trata
de las elecciones más auditadas y automatizadas de la historia
política del país.
Igualmente, varios cientos de observadores de la Unión Europea,
la Organización de Estados Americanos (OEA) y del Mercosur
se desplegaron por todo el país, a fin de iniciar sus labores.
El jefe del Comando Unificado de la Fuerza Armada, general Wilfrido
Silva, informó que ya fueron instalados casi todos los centros
electorales en todo el país y que en el curso de hoy debería
completarse el 100 por ciento.
«Hay una sana calma en el país. Creo que los venezolanos
van a salir a votar. Todo dice que esto se va a desarrollar en un
clima de paz y la Fuerza Armada es la más interesada»,
señaló.
Por su lado, el cardenal y arbzobispo de Caracas, Jorge Urosa Savino,
insistió en el llamado de la Iglesia Católica a la participación
y exhortó a quien resulte vencedor a que reconozca la existencia
de los otros.
«Se debe agradecer la existencia del otro y se debe tener tolerancia
así como ayudar y trabajar por los demás; ese es el
camino que debe seguir el gobernante», puntualizó.
Chávez llega a las elecciones con una ventaja considerable
en las encuestas, pero los analistas estiman que si los indecisos
y abstencionistas se inclinan por Rosales la contienda será
más cerrada de lo esperado.
Escenario
Factor miedo
Por Néstor Rojas
Caracas (dpa) > Cuando los analistas comenzaron
a hablar del factor miedo en la campana para los comicios del 3 de
diciembre en Venezuela, todos miraron hacia las máquinas de
rastreo de huellas dactilares, aunque se trata de un proceso que venía
desde el referéndum de 2004 sobre el mandato del presidente
Hugo Chávez.
Existe un sentimiento popular en torno a que los dispositivos electrónicos
(captahuellas) vulneran el secreto del voto y que con ellas se puede
saber por quién votan los electores. Según rumores no
desmentidos, en empresas y despachos públicos algunos jefes
advierten a los trabajadores que esas máquinas pueden revelar
el voto.
Las autoridades electorales se han negado a retirarlas del proceso,
tras los insistentes llamados de la oposición, a pesar de que
tienen un uso limitado, lo que deja a Venezuela como el único
país que las utiliza en elecciones.
El director del Consejo Nacional Electoral (CNE), Vicente Díaz,
expresó públicamente su rechazo a las captahuellas porque
«generan temor, pero no es verdad que comprometen el secreto
del voto».
En las elecciones legislativas del año pasado se determinó
que había un riesgo en el secreto del voto porque las máquinas
guardaban una secuencia, pero esta vez se cambió el programa,
eliminando el peligro. Sin embargo, sigue percepción popular
de que pueden descubrir por quién se vota.
Además, misteriosamente las calles de Caracas amanecen repletas
de graffities con el lema «Si se atreven se arrepentirán»,
utilizando la consigna del candidato de oposición Manuel Rosales
que dice: «Atrévete a cambiar».
Y más recientemente, fue divulgado un video del ministro de
Energía y Petróleo, Rafael Ramírez, dando un
discurso en una instalación petrolera en el que advertía
que tratarán a carajazos (golpes) a quienes no trabajen en
favor Chávez, quien busca la reelección.
«Aquí el que se olvide que estamos en medio de una revolución
se lo vamos a recordar a carajazos», dijo el funcionario en
el mensaje que posteriormente recibió el espaldarazo del presidente.
Ramírez recordó que al gobierno no le tembló
el pulso para despedir a 18.000 trabajadores de la industria petrolera
por haberse sumado a la huelga general de finales de 2002.
El propio Chávez denunció durante toda la campaña
electoral que la oposición tiene planes para desestabilizar
al país y advirtió que si intentan algo «se arrepentirán
por 500 años».
Algunos analistas consideran que esto se trata de una guerra psicológica
para fomentar la abstención, estimando que el candidato opositor
será el más perjudicado si los votantes no se movilizan.
Pero los venezolanos han acumulado alguna experiencia en materia de
discriminación.
La historia de las presiones comenzó durante el proceso de
referéndum contra Chávez, que fue convocado por 2,5
millones de firmas y donde la tecnología fue un recurso clave.
Los venezolanos que firmaron para convocar el referéndum se
vieron incorporados en una lista que fue colocada en portales electrónicos
al que podían acceder las autoridades o cualquier ciudadano.
El poder en la mano izquierda
Caracas (dpa) > El presidente de Venezuela, Hugo
Chávez, buscará permanecer en el poder como el abanderado
de un socialismo de nuevo cuño, rebelde ante el «imperialismo»
estadounidense y apuntalado por la riqueza petrolera.
Chávez, de 52 años, se presentará a los comicios
de hoy como candidato a la reelección, con todo el poder en
su mano izquierda, tras ocho años de gobierno.
Con un polémico estilo, más propio de la carrera militar,
Chávez ha polarizado la contienda electoral de tal manera que
la plantea como una confrontación entre el socialismo y el
capitalismo, entre la patria y la colonia.
Además, ha dicho que la confrontación electoral por
la presidencia en Venezuela se reduce a una pelea entre él
y el mandatario de Estados Unidos, George W. Bush, a quien llama «Diablo».
Elocuente al hablar, incansable como candidato y como orador, Chávez
se presenta como el representante del pueblo en el poder, en un país
de inmensas reservas petroleras. El ex jefe de paracaidistas del Ejército
ha impuesto el color rojo como símbolo de su gobierno, aunque
define su propuesta como un socialismo humanista.
«Ellos (oposición) defienden el capitalismo. Nosotros
defendemos el socialismo y la soberanía, un país libre,
desarrollado, que convierta a Venezuela en una potencia. Entonces
son dos posiciones, lo demás son cuentos de camino»,
repitió en la campaña proselitista.
El gobernante parece no tener límites en su aspiración
de mantenerse en el poder, ya que de ganar las elecciones planea introducir
una reforma constitucional que permita, previa consulta popular, su
reelección ilimitada.
Autodefinido como «un soldado», Chávez irrumpió
en la escena política el 4 de febrero de 1992, cuando dirigió
un golpe de Estado, que aunque fracasado lo catapultó a la
presidencia seis años después mediante elecciones democráticas.
Desde su llegada al poder en febrero de 1999, Chávez emprendió
paulatinamente una serie de reformas políticas y económicas,
que reacomodaron el cuadro de las instituciones y las fuerzas sociales.
Un hombre sosegado
Caracas (dpa) > Hombre de pocas palabras, Manuel
Rosales tiene como carta de presentación una cadena de éxitos
políticos en la región petrolera del Zulia para asumir
la tarea de reconstruir la oposición venezolana, en busca de
un proyecto alternativo al socialismo del siglo XXI del presidente
Hugo Chávez.
Rosales, de 53 años, es el candidato de la alianza opositora
que enfrentará a Chávez en los comicios del 3 de diciembre
y no puede ser más dispar al mandatario aspirante a la reelección.
Pero sus diferencias no se limitan a la locuacidad al hablar, sino
que tienen que ver con el estilo personal, sus propuestas ideológicas
y sus orígenes.
Frente al verbo encendido e interminable de Chávez, Rosales
responde con un tono reposado y respuestas incisivas; a la propuesta
de socialismo del siglo XXI, el candidato le opone los principios
de «libertad de progreso» y ante el carisma del mandatario
se presenta como un hombre sosegado que apenas sonríe.
El candidato opositor, quien viene de las filas socialdemócratas,
salió temporalmente de su posición de gobernador de
Zulia, en el occidente de Venezuela, para recorrer el país
y proponer un proyecto basado en el progreso y el ascenso social.
Rosales ha sido un eficiente gerente público que escaló
desde concejal hasta gobernador en la región zuliana y en cada
escalón cosechó reconocimientos por su labor.
Al obtener el consenso como candidato de oposición, Rosales
capitalizó el sentimiento adverso al gobierno, pero falta ver
si logrará sumar fuerzas suficientes para derrotar en las elecciones
a Chávez, quien tiene ocho años en el gobierno y planea
permanecer en el poder al menos hasta 2021 con reelecciones sucesivas.
A mediados de año, cuando figuraba en una lista inmensa de
candidatos opositores, Rosales tenía un ocho por ciento en
las encuestas y al obtener la candidatura unitaria saltó a
alrededor de 30 por ciento de popularidad.
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