México es uno de los países
donde este negocio florece. Buenos Aires (Télam)
> El desmantelamiento de instalaciones petroleras ubicadas
costa afuera, cada vez más necesario por el avance de la frontera
de producción y por las exigencias legales, hizo surgir en
los últimos años un grupo de empresas especializadas
en la compleja tarea.
«El trabajo de taponamiento de viejos campos de petróleo
y la eliminación de las grandes estructuras de acero y sus
tuberías en el golfo de México se han convertido en
una oportunidad para desarrollar este creciente negocio», dice
un informe publicado por la revista Petróleo.
Señala que «empresas como Twachtman, Snyder y Byrd, Global
Industries y Total Abandonment Services, por nombrar sólo algunas
que operan en el golfo de México, han desarrollado metodologías
de trabajo y un alto grado de eficiencia y sofisticación en
este tipo de trabajo».
Regulaciones
Estas empresas conocen y se cuidan de cumplir las regulaciones locales
e internacionales emanadas de acuerdos y convenciones sobre el tema,
en el que hay un creciente celo internacional.
La mayoría de las normas vigentes establece que las instalaciones
deben ser removidas en su totalidad.
Sin embargo, teniendo en cuenta los riesgos y costos que implican
su desmantelamiento y remoción, en algunos casos se dejan ciertas
bases de estructura, sin descuidar factores como la seguridad en la
navegación, el impacto en el medio ambiente y la presencia
de actividad pesquera en la zona.
Riesgos
Los riesgos asociados con el desmantelamiento y la remoción
de estructuras de acero suelen resultar más altos que construir
de nuevo esas estructuras.
Pero el desarrollo de instalaciones recientes -y a mayor profundidad-
está basado en sistemas flotantes de producción, lo
que aliviará en el futuro la carga de remover instalaciones
fijas.
Sin embargo, antes de que la vida de una plataforma llegue a su fin,
pequeñas empresas independientes suelen comprar a las mayores
sus viejas propiedades petroleras.
Esto libera a las mayores del compromiso del desmantelamiento, mientras
las pequeñas esperan producción adicional reparando
viejos pozos.
Las mayores prefieren concentrarse en construir nuevas plataformas
para aguas más profundas, que en explotar las viejas y hacerse
cargo de campos en etapa de agotamiento.
Al final, cuando muchas de las propiedades han cesado su producción,
las compañías confrontan el dilema de vender sus propiedades
o taponar los pozos y desmantelar estructuras para cumplir las regulaciones
vigentes.
Estas, en el caso de la zona estadounidense del golfo de México,
se han vuelto más exigentes en el seguimiento de los procesos
de limpieza, que deben completarse dentro del año siguiente
al cese de la producción, y cuya prórroga se hace cada
vez más difícil. |