Peligrosos desniveles y la falta de
señalización son las mayores
preocupaciones de la gente que transita a diario.
Neuquén > El
trabajo sobre las calles de tierra para implementar el asfalto trajo
más de un dolor de cabeza a los vecinos del barrio Santa Genoveva.
Grandes zanjas, desniveles con respecto a las veredas y una escasa
señalización complican el tránsito.
Las excavaciones hechas en la calle San Juan entre Villegas y Miguel
Ángel Camino, y la intersección de Río Pilcomayo
y Padre Picardi, tienen un trabajo discontinuo, llegando a tener intervalos
de meses.
Testimonios
La calle San Juan fue protagonista “numerosas veces” de
improvisadas carreras de autos y fue testigo, otras tantas, de reclamos
por el asfalto. El tramo que va desde Entre Ríos hasta Illia
es completamente de tierra y la necesidad de pavimento se hizo cada
vez más acuciante.
El anuncio del inicio de las obras se hizo semanas antes de que comenzará
el paro municipal, a principios de junio. Y desde ese momento, los
trabajos se detuvieron. A mediados de julio, comenzaron las tareas,
pero un mes mas tarde, se detuvieron sin explicación alguna.
De hecho, las zanjas han alcanzado una profundidad de casi un metro
y solamente están separadas por una pared.
“Estuvieron mucho tiempo, todo el día trabajando. A veces,
detenían el transito o abrían sólo un canal para
que puedan circular los autos”, informó Juan Carlos,
un vecino del lugar. Cabe destacar que el tramo donde quedaron “estancadas”
las tareas posee un desnivel, ya que una parte es elevada y la otra
casi plana. Por ello, la labor que se hizo fue excavar con mayor profundidad
la tierra y construir una pared divisoria para los dos sentidos.
El problema que se generó después fue que las veredas
de la parte más baja quedaron elevadas por un metro por el
nivel del suelo. “Y cuando cae la noche, tenés que conocer
bien la zona, porque sino es muy seguro que te caigas y te lastimes”,
comentó un abuelo que paseaba con su nieta.
Otra cuestión que preocupa a los habitantes es la lluvia. “Por
el momento, no tuvimos que lamentar que se inunde la calle. Pero,
yo me pregunto: ¿harán alguna boca de tormenta?. Si
no la hacen, ahí sí esto se va a transformar en una
laguna”, dijo preocupado un vecino.
Sin garaje
Tal vez el caso más paradigmático es el que se observa
en Río Pilcomayo y Padre Picardi. Según testimonios
de los vecinos, los arreglos que se están llevando a cabo son
realizados por una empresa petrolera que no tendría experiencia
en el asfaltado de calles.
Al quedar las veredas elevadas a una considerable altura con respecto
al suelo, las salidas de los garajes han quedado totalmente anuladas.
Hecho que obliga a los dueños de los autos a estacionar en
la calle, o bien resignarse a sacar el vehículo de la casa.
De todas formas, habría soluciones al problema. “No es
tan grave la situación. Si uno avisa a tiempo, los muchachos
vienen y te arman una rampa con tierra”, ironizó un vecino
mientras observaba la tierra arrastrada por el viento.
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