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River, el capo de la Boca

Buenos Aires > ¿Qué hincha de River se olvidará de este partido? Seguramente muy pocos. Es que esta victoria del “Millo” fue espectacular, a pesar de la escasa diferencia, el equipo de Astrada, casi, casi no tuvo fisuras y se impuso en el superclásico, ante un Boca muy tibio y con pocas ideas futbolísticas.
Para colmo, con este 1 a 0, el “Millonario” le arrebató la punta a su “primo” y ahora manda en el Clausura. Maxi López, que entró por Salas, fue decisivo en el resultado, estuvo imparable.

Bien diferentes
El primer tiempo mostró a un conjunto local sin juego, que como nunca antes estuvo quebrado en el medio, sin que pesaran los volantes externos frente a un visitante que apeló al carácter que le imprimió Leonardo Astrada desde el banco y jugó a partir del coraje para disputar cada balón dividido.
«No hay mal que por bien no venga»: la salida de Salas por lesión (una más, y van...) benefició a River, que tuvo en Maxi López al abanderado del histórico triunfo en la Bombonera.
Sin juego por la derecha por la inhabilidad en la proyección de Ariel Garcé y la presencia de un mediocampista central, como Javier Mascherano, de volante derecho, River debió esperar a la fuerza de López para rotar por todo el frente de ataque y así empezar a hacer surcos en la defensa boquense.
La inclusión desde el arranque de Matías Donnet sobre la derecha en Boca fue demasiada ventaja para el criterioso manejo de Luis González, quien comenzó a generar juego ante un inexpresivo Marcelo Gallardo.
A los 36 minutos López tomó una pelota frente al arco y su remate fue desviado hacia la izquierda por Roberto Abbondanzieri, rebote que tomó Mascherano, quien forzó un tiro de esquina desde la derecha.
Acto seguido Gallardo mandó el centro y Claudio Husain (antes de que partiera el envío, sacó con un empujón de posición a Fabián Vargas) les ganó en el salto al colombiano y a Donnet, y bajó el balón a Cavenaghi, quien cabeceó en el segundo palo para derrotar a Abbondanzieri.
El repertorio de ‘Maxi’ continuó a los 44 minutos, cuando luego de un desborde por la derecha asistió a Gallardo, pero el “Muñeco”, de cabeza, no pudo con el “Pato”.
Boca tuvo sólo dos chances para anotar en 90 minutos, lo que marca claramente la superioridad “millonaria”: a los 34 minutos del primer tiempo un pase de Tevez a Cascini terminó con un disparo del volante por encima del travesaño y a los 42 del segundo, Nicolás Burdisso cabeceó por arriba del horizontal.

Más de River
De contraataque, el “Millonario” contó en el período final con ocho ocasiones de gol: tres por intermedio de “Maxi” López (la más clara en el primer minuto de descuento, evitada por Abbondanzieri), una de Horacio Ameli (quiso definir con el pie «como si supiera»), dos de Claudio Husain y dos de Daniel Montenegro (en la mejor estrelló un remate en el poste derecho).
De la mano de Astrada, River acumuló su tercer éxito en el año frente a Boca, considerando las dos victorias de la pretemporada y propinó a Carlos Bianchi la primera derrota del “xeneize” en un superclásico en la Bombonera en encuentros oficiales.

Rompe rachas

Con este enorme triunfo, River estiró a tres, los encuentros sin derrotas en la Bombonera. Desde aquel 3 a 0 (el del golazo de Ricardo Rojas), en el Clausura 2002, pasando por el 2 a 2 del Clausura del año pasado, el “Millonario” no sabe de lágrimas en Boca. Además, este fue el octavo triunfo consecutivo del conjunto de Astrada en lo que va del campeonato. El golpe para Boca fue duro, porque a parte de perder la punta del campeonato, se le rompió el invicto en lo que va del torneo y, también cayó, luego de 30 partidos sin conocer la derrota jugando como local. Haciendo un poco de historia, se puede recordar la última vez que River se impuso 1 a 0 sobre Boca. Hay que remontarse a la Copa Centenario que se jugó en 1993, pero como esa copa no fue considerada oficial, hay que remontarse a octubre de 1985, cuando ese River dirigido por el “Bambino” Veira ganó con el recordado gol de Alejandro Montenegro al “Loco” Gatti.

«En River todos trabajan para la punta»

Buenos Aires (Télam) > El delantero de River, Maximiliano López se mostró muy satisfecho con su actuación en el superclásico, del que fue figura excluyente, y apuntó que la tarea que cumplió ante Boca «servirá» para que siga peleando por un lugar entre los titulares.
«Soy de las entrañas de River y siempre quiero pelear por un lugar en el equipo. Y si a (Fernando) Cavenaghi le toca irse a Europa será una suerte para él, pero yo voy a estar para luchar por un puesto siempre», destacó el rubio atacante al término del encuentro.
«Fue muy importante la forma en que se ganó. Este era un partido trascendental porque sabíamos que teníamos que sumar de a tres y fuimos muy superiores», apuntó.
Finalmente ‘Maxi’ remarcó que «la victoria se consiguió porque River puso todo».
Y al recordar la sanción que le aplicó el técnico, Leonardo Astrada, cuando lo excluyó de la lista para la primera fase de la Copa Libertadores por llegar tarde a algunos entrenamientos, el delantero dijo: «La verdad es que fue bueno que se preocuparan por mi. Pero yo nunca bajé los brazos. Por eso le dedico esta actuación a mi familia y a mis compañeros».

Cavegol
El autor del gol del superclásico, 37 minutos del primer tiempo, Fernando Cavenaghi, afirmó que uno de los fundamentos por los que su equipo venció a Boca es que «en River todos trabajan para llegar a la punta del Clausura».
«Y como nos esforzamos para eso fue justo que lo consiguieramos, porque ahora todo dependerá de nosotros ya que estamos un punto arriba de Boca», explicó Cavenaghi.
El atacante que marcó de cabeza el gol de la victoria ‘xeneize’ refirió que «River jugó un gran partido, aunque se perdieron varias oportunidades para marcar».

Muñeco féliz
Por su parte, el volante Marcelo Gallardo apuntó que «River jugó cuando tenía que hacerlo. Es que estos partidos son especiales y por eso se hace todo con mucho corazón. Pero particularmente lo disfruté mucho».
«Es cierto que cuando me sacaron no me gustó (promediando el segundo tiempo lo relevó Daniel Montenegro), pero tampoco tenía mucho resto para dar», admitió el jugador riverplatense.
Y remarcó que su equipo fue a la Bombonera «sin dudas. Porque vinimos a ganar, aunque el resultado fue mezquino porque merecíamos un poco más que el 1-0».

Pudo ser goleada
Mientras que Javier Mascherano resaltó que «Boca no llegó nunca. Y nosotros pudimos ganar por goleada».
«Personalmente me costó un poco jugar como volante por derecha en el primer tiempo, pero creo que terminé redondeando un buen partido», se defendió.
Mientras que Montenegro se lamentó porque contó con una gran oportunidad sobre el final del partido para aumentar pero su remate se estrelló contra el poste derecho del arco defendido por el arquero xeneize, Roberto Abbondanzieri.
«Fue una lástima que esa pelota no entrara, pero estuve cerca. Aunque lo importante es que se ganó», se conformó.

Cosas importantes
El defensor misionero, nacionalizado paraguayo, Ricardo Rojas, otra vez de buena tarea en un superclásico, destacó que «lo más importante en estos momentos es que River tiene los jugadores y el fútbol como para lograr cosas importantes».
«Por ejemplo hoy creamos opciones en ataque pero además estuvimos sólidos atrás. Esa es una prueba de como estamos», concluyó.

Diego ausente. Dalma presente

Diego Maradona, aún bajo el síndrome de abstinencia, tuvo ayer emociones fuertes. Por un lado, el cumpleaños número 15 de su hija menor, Gianina, y otra por el superclásico que perdió su amado club, Boca Juniors.
Maradona, había solicitado permiso para ver por TV el encuentro, mientras sigue alojado en una habitación de un establecimiento neuropsiquiátrico desde el 9 de mayo pasado.
Sin embargo, en el palco preferencial rentado de por vida por el 10, estuvo presente una Maradona. Fue su hija Dalma.
En el palco de Maradona sobre la calle Brandsen se pudo ver a la mayor de las hijas del astro, siguiendo las acciones, con semblante inexpresivo.
Sin embargo, en el estadio, los hinchas no se olvidaron de Diego y durante gran parte del encuentro se dedicaron a alentar y pedir por la recuperación del máximo ídolo xeneize.

Entradas y viaje a Brasil

La dirigencia de Boca presentará en la Justicia una denuncia por la existencia de entradas falsificadas para el superclásico correspondiente a la 14ta. fecha del torneo Clausura de primera división.
El vicepresidente primero xeneize, Pedro Pompilio, advirtió que la entidad presentará un escrito ante la justicia porque se detectó que circularon entradas apócrifas para asistir al partido. En otro orden, Pompilio aseguró que «no» es «partidario» de que Boca cambie de estadio, habida cuenta de la gran cantidad de socios de la institución, que hizo rever el criterio de disposición de entradas para los visitantes.
Por su parte, también adelantó que el plantel xeneize viajará a Brasil el miércoles próximo, por la mañana, para jugar contra San Caetano el jueves a las 21.45, por el partido de ida de los cuartos de final de la Copa Libertadores de América, mientras que regresará a Buenos Aires el viernes, en horario matutino.

Esta vez, el irónico fue Astrada

Buenos Aires > El entrenador de River Plate, Leonardo Astrada, se manejó con la misma ironía que a veces suele utilizar su colega de Boca, Carlos Bianchi, para señalar que sus dirigidos ganaron el superclásico «a un equipo con identidad» y de pasó, en cierta forma se pareció a un ex técnico audaz, Ramón Díaz.
La referencia tuvo que ver con los comentarios críticos que desde todos los medios se vertieron sobre River cuando entresemana eliminó con la ayuda de un juez de línea y el árbitro a Santos Laguna por Copa Libertadores, calificándolo de «un equipo sin identidad».
«El plantel jugó como tenía que hacerlo. Por eso los muchachos llegaron al vestuario muertos, después de ofrecer una entrega bárbara», destacó Astrada, quien todavía no ganó nada con River.
«Por eso siempre digo que los que hacen los méritos para ganar los partidos fueron, son y serán los jugadores, tal como ocurrió en los dos clásicos de verano que dirigí al equipo», aclaró el denominado “Jefe”.
Astrada remarcó que «hoy se le ganó claramente a un equipo con identidad. Es que desperdiciamos varias situaciones de gol y no hubo una zona clave del campo, porque fuimos muy superiores en toda la cancha».

No lo sorprendió López
Sobre la magnífica actuación del delantero Maximiliano López aseguró no haberse sorprendido, «porque ya lo venía haciendo muy bien desde hace rato. Pero también me conformó la dupla que hicieron en el medio Mascherano-Husain», dijo.
Y acto seguido puntualizó que «ahora hay que poner los pies sobre la tierra y disfrutar este triunfo. Pero atención que no ganamos nada todavía», reconoció con cierta humildad el técnico millonario, que además tendrá que volver al trabajo pensando en el próximo rival de la Libertadores, Deportivo Calí.
Pero inmediatamente sacó a relucir sus conocimientos y al pormenorizar sobre las razones de la victoria, precisó que «los muchachos estaban muy concentrados el viernes y eso fue un indicio de que podían ganar el partido. Uno, cuando juega un clásico ya intuye como están los jugadores varios días antes».

En la Copa
“Por suerte se ganó un partido como a la gente le gusta. Y no tengo inconveniente en jugar las semifinales de la Libertadores si se da el caso (en esa fase se encontrarían, en caso de ganar sus próximos compromisos). Es que estoy tranquilo porque tengo un equipo sin identidad», remató, otra vez con la exultante ironía del triunfo sobre el clásico rival.

«Preparados para perder»

Buenos Aires > El director técnico de Boca Juniors, Carlos Bianchi, aseguró ayer que su equipo está «preparado para perder porque juega en dos frentes de competencia», al pelear el Clausura y la Copa Libertadores, luego de la derrota como local ante River Plate, por la 14ta. fecha del certamen local.
«Estamos preparados para perder porque jugamos dos torneos a la vez. Con Arsenal empatamos 2-2 faltando 4 fechas (en el Clausura 2003, finalmente ganado por el River de Manuel Pellegrini) y quedamos afuera del título. Al final de la doble competencia empieza otro desgaste y eso lo tenemos que comprender», manifestó.
Bianchi expresó que le «preocupa el gol» que River le convirtió «de pelota parada», pero destacó la «buena labor de la defensa» que fue «constante y disciplinada en la marca».
«Hoy arrancamos mejor nosotros, manejamos bien la pelota y dominamos el medio campo y jugamos más cerca del arco rival que ellos. Pero River tomó confianza después del gol, nos superó y supimos ya al final del primer tiempo que ellos estaban mejor, aunque la expulsión de (José) Calvo también incidió mucho», admitió.
Bianchi explicó que no incluyó a Antonio Barijho porque para que él juegue «Boca tenía que dominar el encuentro, lo que no hizo», puesto que el ex Huracán «está más cómodo de contraataque».

Más frescura
«Con el ingreso de (Luis) Perea quise combinar salida y marca luego de la expulsión de Calvo y con (Franco) Cangele busqué darle más frescura al ataque. A Guillermo (Barros Schelotto) lo saqué pensando en el partido del jueves ante Sao Caetano, por la Copa Libertadores. ¿Las expulsiones? Creo que la de (Carlos) Tevez fue porque, como es delantero, pegó a destiempo», analizó.
Bianchi aseguró que Boca seguirá «encarando los dos torneos de la misma manera (con todo)» y advirtió que Quilmes, el próximo rival en el Clausura, jugará en «una cancha difícil» como el Centenario.

Seveso: “Lo de Salas puede ser un desgarro”

El médico de River Plate, Luis Seveso, estimó que la lesión sufrida por el delantero Marcelo Salas apenas iniciado el suplerclásico en La Bombonera «puede ser un desgarro», aunque anticipó que eso se determinará fehacientemente cuando se le efectúe una radiografía «el próximo martes».
«Es una nueva lesión muscular, esta vez en el muslo posterior izquierdo y puede ser desgarro», explicó Seveso apenas finalizado el partido que River le ganó a Boca por 1 a 0, por el torneo Clausura de primera división.
«De cualquier manera, el martes o a más tardar el miércoles tendremos un diagnóstico exacto sobre el grado de la lesión», afirmó el facultativo. Salas se retiró lesionado prematuramente en la cancha de Boca Juniors, cuando apenas habían transcurrido siete minutos del primer tiempo, y fue reemplazado por Maximiliano López, quien se convirtió en la principal figura del partido.

La banda de la risa, en Neuquén

La tarde comenzaba a desplegarse lentamente sobre la inmensa soledad de las calles neuquinas y en la agonía de la sobremesa dominguera, comenzaba a respirarse la incomparable sensación de una nueva página del superclásico del fútbol argentino.
Las mesas del bar se fueron poblando poco a poco, y los ocasionales plateístas a buscar el mejor lugar, dentro de ese improvisado templo de pasión. Sí, por que vivir un Boca-River en un bar es, para muchos, un ritual. La inexplicable sensación de disfrutar el sabor de la victoria frente a las propias narices del íntimo enemigo. De gozarlo, observar sus gestos desesperados cuando la pelota viaja, enamorada, desde el botín goleador hacia los brazos abiertos del arco abandonado. De sufrirlo, hasta los huesos, cuando la puñalada del contrataque rival, se clava sigilosamente sobre la espalda descubierta de la propia morada.
Y el silencio. Ese amigo del alma que se retuerce en la garganta, porque sabe que cualquier comentario desafortunado puede “herir al enemigo”, y eso es un pecado imperdonable, que no tiene absolución. Porque el fútbol en el bar, tiene sus códigos, y es de guapos respetarlos.
Salen los equipos a la cancha. Los primeros minutos se viven con tranquilidad pasmosa. Nadie respira. Es tan grande el silencio, que se puede escuchar el griterío de unos chicos, que en la plaza cercana, viven sus sueños de campeones.
Y de pronto, llega el momento mágico. Una pelota sobrevuela el área local, Cavenaghi que despierta de su letargo goleador y las gargantas estallan en un grito sagrado, contenido, conmovedor.
Más allá, la gran decepción, la tristeza incomparable, la mirada desafiante del que confía en una revancha inmediata.
Pero la venganza se ha tomado unas inoportunas vacaciones en la fría tarde de mayo y los minutos se deshacen al compás de la llovizna que se apaga en la vereda del bar.
Se viene el final. Aplauden los visitantes, gozan la victoria mas soñada y salen disparados al encuentro de sus pares. Sufre el local, esta vez se retira vacío de palabras y comienza el triste regreso hasta su calle, ahora sí, poblada de sonrisas ajenas.
Es tarde. Pero todavía hay motivos para seguir gritando, para seguir sufriendo. Porque el fútbol es así, nunca se va a cansar de arrancarnos una lágrima.

 

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