La Pasión de Cristo
Ante las opiniones vertidas por quienes
han visto la película “La Pasión de Cristo”
y que -en parte- se corresponden con lo que relatan los Evangelios
y la posterior actitud de los cristianos, quiero dar a conocer mi
comentario.
Sin lugar a dudas en Cristo la historia del Pueblo judío
(Israel) cambia de rumbo pero no rompe con sus orígenes.
Las personas de este cambio son judías: Cristo, María,
los Apóstoles, los Discípulos… son todos judíos.
La “Iglesia” surge de y en Israel, está íntimamente
unida a todo lo que ha vivido el Pueblo de Israel: Abraham, Moisés,
los profetas… continúan presentes en la memoria del
pueblo cristiano.
Pero hay una frase del Evangelio de Mateo (27,25) donde parte del
pueblo judío, instigado por parte de la dirigencia religiosa-política
de Jerusalén (no de todo el Pueblo judío) le dice
al procurador Poncio Pilatos: “Que su sangre caiga sobre nosotros
y sobre nuestros hijos”… Esta frase fue la base para
que muchos cristianos y no cristianos cometieran aberrantes crímenes
contra los judíos a través de los siglos.
¿Defensores de Cristo? ¡No! Traidores de Cristo.
San Pablo, judío, pocos años después de la
muerte de Cristo escribía a los romanos (Cap.9-11): “Tengo
una tristeza inmensa y un profundo y contínuo dolor. Quisiera
ser objeto de maldición. Separado incluso de Cristo, por
el bien de mis hermanos, los de mi propia raza. Son los israelitas
a los que Dios adoptó como hijos y a los que se apareció
gloriosamente; de ellos es la alianza, la ley, el culto y las promesas:
de ellos también son los Patriarcas; de ellos procede Cristo
en cuanto hombre”…
El Cristianismo se aleja del Judaísmo prácticamente
cuando se convierten la religión oficial del Imperio Romano.
Lo que Pablo escribe en su Carta a los Romanos no fue tomado en
serio por las Comunidades Cristianas. De haberlo hecho la relación
judios-cristianos hubiera tomado otro camino más ajustado
a la Biblia.
Recién el Vaticano II afirma: “La Iglesia no puede
olvidar que ha recibido la Revelación del Antiguo Testamento
por medio de aquel pueblo (Israel) en el que Dios se dignó
establecer la Antigua Alianza ni puede olvidar que se nutre del
buen olivo en que se ha injertado las ramas del olvido silvestre
que son los gentiles” parafraseando a Pablo en Romanos 9-11.
A fuerza de ser sincero esa “maldición” de la
“sangre” creo que tiene como únicos destinatarios
a los dirigentes religiosos de ese momento histórico, no
al Pueblo de Israel si no a los adversarios de Cristo que idearon
esas palabras.
Yo creo que la Alianza de Dios con el Pueblo de Israel sigue vigente.
Cristo en la Ultima Cena dice:”Esta es mi sangre, la sangre
de la Nueva Alianza que será derramada por todos para la
remisión de los pecados” (Mt. 26,28). Confirma esto
lo que había dicho el Profeta Jeremías (31,34): “Perdonare
(a Israel) su crimen y no me acordare más de sus pecados”.
La Cruz no es un signo de maldición, de condenación
si no de perdón, de vida nueva. “Padre perdónalos
porque no saben lo que hacen”. No “perdonar” a
los judíos por la muerte de Cristo es estar fuera de los
planes de Dios; no reconocer lo que Cristo hizo en la Ultima Cena
con sus Doce Apóstoles que “personificaban” a
las Doce Tribus de Israel y lo que hoy hace la Iglesia cada vez
que celebra el Banquete de la Eucaristía (la Misa) es traicionar
y desvirtuar la voluntad de Cristo.
Si tuviera que hacer mi profesión de fe diría que
soy judeo-cristiano-católico: mi fe se origina, está
enraizada en el Antiguo Testamento (Pueblo de Israel), se personifica
y enriquece en Cristo y se prolonga en la Iglesia Católica
que también tiene en su dirigencia y en su pueblo muchos
Viernes Santo: las Cruzadas, la Inquisición…por nombrar
algunos.
Pronto celebraremos la Semana Santa, la Pascua: allí se revive
toda la Historia de Salvación (no de condenación)
del Pueblo de Israel, de la Iglesia, de toda la humanidad porque
Dios es Padre de todos y quiere que todos se salven.
Concluyo: la Pasión de Cristo, la verdadera pasión,
la que lo lleva a dar su vida es: “Amense los unos a los otros
como yo los he amado”. Traicionar este mensaje es traicionar
a Cristo.
Gustavo H. Valls
L.E. 7.298.643
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