En el mes de febrero de 1937 dejó
de funcionar el servicio de balsa que unía los márgenes
de la Confluencia. El servicio, para la ciudad que aumentaba en número
de habitantes, resultaba insuficiente. Las crecidas del río
Neuquén eran un gran escollo para el transito de orilla a orilla.
Largas campañas periodísticas agobiaron al entonces
gobernador Carlos H. Rodríguez que, finalmente, logró
que las autoridades de Vialidad Nacional encararan seriamente la construcción
del anhelado puente carretero.
Cuando recibió la noticia de que la Nación había
resuelto la construcción del puente, el coronel Carlos H. Rodríguez
estaba doliente en su lecho de enfermo.
La ciudad necesitaba una inyección de vitaminas para la vida
económica y social. Las ricas colonias del Alto Valle estaban
unidas a la capital neuquina por un servicio de vapores y balsas sumamente
precario.
En muchos casos, la gente cruzaba a pie sobre los hierros del puente
ferroviario, como así también tomaba el camino por Centenario
y Cordero, pasando por el puente-dique y atravesando unos 45 kilómetros
hasta llegar a Cipolletti.
El 26 de mayo de 1935 colocó la piedra fundamental el gobernador
coronel Enrique Raimundo Pilotto, y se estipuló el vencimiento
en el plazo de su construcción para el 15 de abril de 1937.
Las medidas del coloso
La obra en sí, consistió en un puente principal formado
por nueve tramos de 51,60 metros cada uno, salvados con arcos atirantados
de hormigón armado. La calzada fue proyectada para que la
hicieran del mismo material, de seis metros de ancho y dos veredas
de un metro con parapetos de un metro de altura.
Cada uno de los ocho pilares, se realizó sobre dos cilindros
de hormigón armado hincados a una profundidad media de 12
metros bajo el lecho del río. Los estribos apoyan, cada uno,
sobre cuatro cilindros a una profundidad igual a los anteriores.
Constituye la obra también un puente de hormigón armado
de 15 metros de luz y una calzada de seis metros de ancho sobre
el canal Roca en el acceso a Cipolletti.
Y, en el acceso del lado neuquino, un desmonte de cincuenta y cinco
metros cúbicos para obtener una calzada enripiada de diez
metros de ancho. Y, además, una alcantarilla de setenta y
cinco centímetros de luz con un sifón de poco más
de un metro, ambos de hormigón armado.
En el acceso del lado cipoleño, un terraplén de diez
metros de ancho y un volumen total de más de treinta y cinco
mil metros cúbicos, calzada enripiada y alambrado de siete
hilos con postes de hormigón armado y varillas de madera.
Un enrocamiento protege los taludes próximos al cauce principal.
Existe también una alcantarilla de hormigón armado
de poco más de dos metros de luz. Incluyendo expropiaciones
e indemnizaciones, el costo total de la obra fue de novecientos
veinte mil setecientos pesos.
La inauguración
La habilitación tuvo lugar el 20 de febrero de 1937 y fue
ejecutada por la empresa “Geopé” y el último
jefe de la obra fue el ingeniero Lettner. Para organizar los festejos
de la inauguración, un grupo de vecinos se pusieron en contacto
con el gobernador Pilotto, que sugirió la formación
de una comisión popular. Era tanto el entusiasmo de los vecinos
que necesitaron sólo dos días para organizarse.
Se decidió hacer una campaña con la colaboración
de las comunas vecinas y el aporte de comerciantes e industriales
de la región. Además se sirvió un asado popular
y un vino de honor para las autoridades.
En el momento del corte de cintas acompañó al gobernador
Enrique Pilotto don Augusto Mengelle en representación del
gobierno rionegrino.
El fenómeno neuquino, en marcha
La ciudad se acerca a la celebración
de su 75 aniversario. Siguen avanzando las obras de embellecimiento
y control del tránsito vehicular. Entre otras cosas, se promulga
una ordenanza prohibiendo la instalación de juegos electrónicos.
César José Gazzera
Período 13-4-1976 al 11-12-1978
Luego del golpe del ’76, el 13 de abril de ese año
asume como gobernador el general retirado José Andrés
Martínez Waldner, designando como intendente a César
José Gazzera. Su administración se caracterizó
por la realización de numerosas obras de embellecimiento
de la ciudad. El arreglo de plazas y plazoletas, los jardines, la
nueva iluminación de los monumentos y el reordenamiento del
tránsito de la ciudad estuvieron entre sus premisas de gestión.
Para la reorganización del tránsito, se llevó
adelante la construcción de canteros, también se continuaron
las obras del Palacio Municipal, habilitándose la planta
baja con el nombre de Ismael Nordenstrom, en homenaje a uno de los
antiguos antecesores en la administración del municipio.
Amplió el parque automotor y de maquinaria pesada pertenecientes
a la comuna y adaptó gran parte de los servicios al gran
crecimiento demográfico, realizando obras de ampliación
y reestructuración de redes de gas, aguas corrientes y cloacales.
En la infraestructura educacional, construyó una escuela
en Colonia Valentina realizada con fondos de la comuna y, posteriormente,
cedida al Consejo Provincial de Educación. En la zona de
bardas, se pone en marcha el sistema antialuvional y se pavimentan
nuevas calles, fundamentalmente, en el sector Norte.
El general Domingo Manuel Trimarco es interventor en la provincia
durante el período del denominado Proceso de Reorganización
Nacional; durante el ejercicio de su mandato designa como intendente
municipal por decreto provincial al ingeniero Rubén Rousillón.
Durante su gestión, se ejecutaron obras de pavimento, cloacas,
agua, construcciones viales, la construcción del palacio
municipal, la ampliación de la red de semáforos, entre
otras, que hacen al funcionamiento de la ciudad. Y también,
en la necrópolis capitalina, se realizó la construcción
de dos mil ochocientos nichos.
Durante su gestión, se realizaron los actos de celebración
del 78º aniversario de la ciudad de Neuquén. En el momento
de hacer uso de la palabra , el intendente hizo referencia a la
realidad de la ciudad, la que, dijo, « no ha detenido su marcha
y vive la realidad de un desarrollo sin pausa que, en ocasiones,
se ha denominado Fenómeno Neuquino».
El Departamento Ejecutivo Municipal sancionó y promulgó
la Ordenanza Nº 1.707, por la cual se prohibió la instalación
de los denominados «juegos electrónicos» en toda
la jurisdicción de la comuna local.
El ingeniero Rubén Rousillón finalizó su mandato
y dejó su puesto como Intendente Municipal el 11 de diciembre
de 1983.
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