Neuquén > El
sacrificio de perros mordedores, con enfermedades terminales o accidentados
con lesiones irreversibles, volverá a estar permitido en esta
capital pero no como método de control de la población
canina, sino con fines sanitarios.
El objetivo es elaborar un mapa epidemiológico para determinar
los riesgos sobre la existencia de rabia en la ciudad después
de la aparición del primer caso en marzo de este año
en un zorro en San Martín de los Andes.
La flexibilización de la actual legislación fue acordada
ayer por los concejales después que se escuchara un detallado
informe de parte de profesionales de la subsecretaría de Salud.
El organismo provincial había presentado un pedido de modificación
de la norma en base a tres argumentos: aparición del primer
caso de rabia en Neuquén, la proliferación de perros
vagabundos y el aumento en las denuncias por mordeduras.
En lo único que no hubo acuerdo fue en la solicitud de Salud
para que también se puedan sacrificar los perros capturados
en la vía pública que no fueran reclamados por sus dueños
y que tampoco pudieran ser colocados mediante el sistema de adopción.
Consenso
Cinco técnicos de Salud, encabezados por el titular del área
de Epidemiología, Malco Elder, se reunieron ayer con la comisión
de Ecología y Medioambiente, presidida por el justicialista
Rubén Rousillón, y con el subsecretario de Gestión
Ambiental, Juan Carlos Roca.
«Se han acordado modificaciones a la actual ordenanza porque
es necesario aplicar acciones correctivas frente al nuevo cuadro
de situación marcado por la aparición de la rabia,
el aumento de las mordeduras y la gran cantidad de perros vagabundos
que deambulan en la ciudad», dijo Rousillón.
Entre los cambios mencionó la autorización del sacrificio
con fines epidemiológicos de los animales con enfermedades
o lesiones irreversibles y una agilización de los mecanismos
para avalar la eutanasia a los perros mordedores reincidentes.»Lo
que está claro es que no se volverá al sacrificio
masivo», señaló el concejal. De acuerdo a los
datos de Salud, se deben sacrificar entre 200 y 300 animales para
poder llevar adelante el estudio epidemiológico, donde se
deben enviar a analizar al Instituto Malbrán muestras de
cerebros o médula espinal de los canes.
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