BUENOS AIRES.- La juez
federal María Servini de Cubría volvió a rechazar
ayer investigar violaciones a los derechos humanos en el Primer
Cuerpo del Ejército en la última dictadura militar,
basada esta vez en la estrecha relación que su marido, un
brigadier retirado, tiene con varios acusados.
«No puedo dejar de considerar que se me ordena investigar
a las personas con que directa o indirectamente mi marido y yo hemos
convivido por más de cuarenta años, lo que indiscutiblemente
me crea el ambiente propicio para la pérdida de la serenidad»,
escribió la juez.
En un escrito de diez carillas Servini se excusó así
de hacerse cargo de la megacausa por torturas, desapariciones y
asesinatos en 19 centros clandestinos de detención, reabierta
hace dos semanas por la Cámara Federal, tras la anulación
de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida.
A lo largo de su excusación, Servini hizo un repaso de su
vida personal, ligada al ámbito militar, explicó que
su marido conoce a varios acusados y mencionó que en esa
época ella y sus hijos fueron víctimas de un atentado
fallido con explosivos enviados a su casa.
La juez comenzó recordando que en 1958 se casó con
el entonces capitán de la Fuerza Aérea, Juan Tomás
Cubría, quien pasó a retiro en 1977 como brigadier.
«Desde ese momento lo acompañé en su carrera
profesional», acotó. «Entre los destinos que
tuviera mi esposo, le correspondió ser subordinado del entonces
general Jorge Rafael Videla en el Estado Mayor conjunto de las Fuerzas
Armadas», agregó en referencia al ex dictador.
También destacó que su esposo compartió destino
con dos de los 38 ex represores que tienen ya pedido de captura
en la causa, César Comes -en la ex base aérea General
Urquiza de Paraná- «con quien generó lazos de
confraternidad» y con Hipólito Mariani en el Estado
Mayor General de las Fuerzas Armadas.
Servini agregó que siempre acompañó a su marido
en su carrera, que vivió en barrios militares «donde
ineludiblemente se genera una gran confraternidad con las demás
familias que lo habitan, sin distinciones de grado».
«Mi vida ha girado en torno al ámbito militar»,
incluídas «recepciones oficiales de todas las fuerzas»,
afirmó la juez y recordó que es socia del Hospital
Aeronáutico, donde fue operada cuatro veces y fue voluntaria
del Militar Central, donde nació su hijo mayor.
Mantendrá casos de bebés
BUENOS AIRES.- La jueza María Servini de
Cubría aclaró ayer que seguirá al frente de
las causas por robo de bebés en la dictadura porque se trata
de un delito «concreto» y muy diferente a los planteados
en la megacausa del Primer Cuerpo del Ejército que rechazó.
La jueza está a cargo de distintas causas por sustracción
de menores nacidos en centros clandestinos de detención y,
de hecho, tiene una secretaría especial dedicada a los derechos
humanos que lleva estas pesquisas.
Todos los argumentos que dio ayer relativos a sus vínculos
con el mundo militar para apartarse de la megacausa del Primer Cuerpo
«no son obstáculo» en el tema del robo de bebés,
aclaró en su escrito de excusación.
«La situación es absolutamente distinta» porque
el robo de bebés es un delito «de entidad individual»
y «concreto», opinó.
De hecho, la juez aludió a un episodio que vivió con
una de estas causas para justificar su apartamiento de la del Primer
Cuerpo del Ejército.
«Fui profundamente cuestionada» por militantes de la
agrupación «H.I.J.O.S» por no ordenar medidas
contra lugares vinculados a la Fuerza Aérea, donde revistió
su marido Brigadier retirado.
«Esos detractores eran ajenos a ese proceso, pero no resultarían
extraños a esta causa en la que he de inhibirme y que versa
entre otros delitos sobre la desaparición y tortura de sus
padres», escribió.
|