|
Por RUBEN BOGGI |
• A una semana de que el actual subsecretario
de Relaciones Institucionales del Ministerio de Relaciones y Culto
de la Nación, el neuquino Marcelo Fuentes, anunciara que
Oscar Parrilli se presentaría como candidato a gobernador
en Neuquén, el mismo secretario general de la Presidencia
dio un paso al costado. En el medio, se disputó una sorda
batalla que debe entenderse en el contexto de tremenda agitación
que se ha desencadenado en el Justicialismo: con un menemismo agazapado
y replegado, un fuerte ascenso del «kirchnerismo» motorizado
por las apuestas firmes del Presidente, y un duhaldismo que se ve
a medias comprometido con el actual proceso y a medias en disputa
con él por temor a perder manejo y espacio. El Justicialismo
nacional enfrenta hoy los efectos perjudiciales -como partido- de
no haber saldado sus diferencias por el método más
simple y democrático: las elecciones internas. El reflejo
neuquino de esta situación se constató durante la
semana que pasó. Una fuerte tenida entre bambalinas que ha
provocado como consecuencia la prevalencia del sentido común
en Parrilli -no puede rifar un puesto clave en el gobierno nacional
a semanas de haber asumido, además de que en el ránking
de las encuestas sigue mal ubicado- y la continuidad como candidato
del senador (duhaldista y por lo tanto sospechado en el entorno
del santacruceño primer mandatario) Sergio Gallia. Parrilli
retiró la candidatura que nunca había oficializado,
y hubo suspiros de alivio de un lado y sensación de frustración
en el otro. Gallia podría ahora concretar un mayor respaldo
a su candidatura, aunque sea a regañadientes. Hubo ya una
señal en la reunión que mantuvieron el zapalino Raúl
Podestá y el cutralquense y vice del senador, Ramón
Solano Rioseco. Si el Frente Grande orgánicamente apoya a
Unión por Neuquén con Gallia, queda más a menos
claro el panorama, y sólo resta esperar a ver qué
define de concreto el radicalismo que conduce Horacio Quiroga, a
quien todos volvieron a tentar para una fórmula que enfrente
a Sobisch y de quien recibieron una vez más la negativa.
El ARI permanece aparte, diferenciándose del resto para hacer
su negocio aunque sea como tercera fuerza, con Carlos Moraña
como candidato. La izquierda también se diferenciará:
hasta ahora el único candidato que aparece por ese sector
es Jesús Escobar, de Patria Libre. En definitiva, la oposición
al MPN (barbarismo globalizador explicable por la hegemonía
del partido provincial) sigue fragmentada aunque el Justicialismo
disimule desavenencias en este tramo electoral; y sobre todo porque
el radicalismo se mantiene por ahora afuera de cualquier coalición,
y Quiroga negando candidaturas aunque -casi con desesperación-
se lo presione una y otra vez.
• En el MPN se cerró la presentación de listas.
La Lista Blanca oficialista presentó más de 40.000
avales de un padrón de afiliados que según los dirigentes
ya anda por los 117.000, una cifra ciertamente impactante. A último
momento, se presentó una lista opositora a Sobisch. Es la
Lista Tierra, de Fernando Morales, quien la encabeza como precandidato
a gobernador. La expectativa de esta fracción, minoritaria,
es ubicar algunos candidatos a diputados en la lista del partido
que competirá en setiembre. Otros referentes emepenistas
evalúan ahora qué hacer, sin descartar ir por afuera
del partido (tema que en realidad no convence a nadie). Más
allá de estos detalles, es indudable que se ha ratificado,
incluso antes de la hora de votar, el actual liderazgo partidario
de Jorge Sobisch. El capítulo de confrontación vivido
con Jorge Sapag no ha tenido una equivalencia práctica en
la interna, y el tiempo dirá cómo se acomoda el panorama.
Pero para esto parece lógico esperar a las definiciones electorales
generales. Por lo pronto, Jorge Sapag ha hecho saber claramente
que solo se prepara para gobernar la provincia mientras dure la
licencia de Sobisch. Después de diciembre, «seguiré
en política, pero sin cargos», ha dicho el actual vice.
Esto puede interpretarse de distintas maneras. No habría
que descartar, por ejemplo, que se desarrolle una línea interna
afín con este sector sapagista, que en cuanto a virulencia
hace punta a través de Luz Sapag, desde la tranquilidad temporal
que brinda una banca en el Senado.
• Mientras se desarrolla el proceso electoral, la provincia
evoluciona hacia un moderado optimismo. Se percibe de a poco un
cambio de mentalidad interesante, que pasa por inversiones o posibilidades
de inversión dirigidas a sectores agrícolas o turísticos.
En estos días, es destacable la presencia neuquina en la
feria Vinexpo, que como todos los años se hace en Bordeaux,
Francia. Allí fueron dos de los vinos de las Bodegas del
Fin del Mundo, ubicadas en San Patricio del Chañar, haciendo
su presentación en el más selecto nivel internacional,
una puerta importante para consolidar y ampliar el horizonte de
exportación. También se destacó el anuncio
de la instalación de un centro de rehabilitación -un
SPA- de la Fundación Favaloro en Villa La Angostura. La inversión
será de 3 millones de dólares, y el rédito
en cuanto a «turismo de la salud» puede ser muy grande,
no sólo para la Villa, obviamente. También avanza
con cierta solidez (después de tantos años de amagues,
idas y vueltas) el proyecto de Tren Trasandino, afirmado en una
posibilidad muy concreta de financiamiento por parte del Banco Interamericano
de Desarrollo (BID), el aporte del Estado de Portugal, que quiere
hacer el tramo Zapala-Las Lajas, y una decisión que es de
esperar que se mantenga después de los resultados de las
elecciones en Neuquén y Río Negro.
• Las posibilidades neuquinas de desarrollo se mantienen
intactas. En lo inmediato, no obstante, hay nubarrones. Es cierto,
por un lado, que la renta petrolera puede reducirse porque en Neuquén
cada vez se extrae menos petróleo. Gas, hay para rato y todavía
puede exportarse mucho más de lo que actualmente se exporta.
También es posible aumentar la producción de energía
eléctrica. Pero cualquier vaticinio económico que
se haga concluirá en que fatalmente el Estado neuquino deberá
acotar gastos. Esto se ve con claridad, y también se observa
que los sindicatos estatales se aprestan a acometer con fuerza una
pelea por incremento salarial. De manera que esta puja se mantendrá,
y habrá que ver cómo influye en el panorama político. |