NEUQUEN.- Una resolución
está preparádose en el seno del Servicio Nacional
de Sanidad y Calidad Agroalimentaria que otorgaría superpoderes
al organismo sanitario nacional para trabajar de lleno en el control
de la plaga que más daño produce a la fruta de exportación,
la carpocapsa.
En los próximos días un grupo de técnicos del
organismo saldrán a recorrer las chacras indicándole
al productor las tareas culturales básicas para efectuar
un control adecuado de la plaga e invitándolo, en caso de
ser necesario, a erradicar el monte en forma voluntaria.
Una vez que se realice este tipo de tareas se pondrá en marcha
otro más compulsivo -de allí la necesidad de contar
con el marco legal adecuado- que otorgará a la lucha contra
la carpocapsa un carácter obligatorio por lo que la erradicación
de montes se podría realizar con ayuda de la fuerza pública
nacional, la Gendarmería o Policía Federal.
¿Es relevante la cantidad de chacras que no están
siendo trabajadas y que ofician como hospederas de la plaga?. La
pregunta hecha a algunos técnicos recibe la respuesta que
la importancia está en la actitud de quien es propietario
y que al menos que exista una es un foco de infectación para
los que la rodean que, en muchas ocasiones, ven menoscabados sus
esfuerzos físicos y económicos.
De allí que por estos días también se defina
una estrategia para poder establecer con determinadas certezas qué
fruta va a ser destinada a industria y a consumo en fresco. La que
se vende a las jugueras no necesariamente debe respetar parámetros
de calidad por lo que puede ser sacada de la chacra sin que se le
realicen la cantidad de curas adecuadas, por ejemplo.
Según trascendió el plan contempla una tarea de control
y fiscalización que comenzaría esta temporada e irá
adquiriendo carácter obligatorio para las próximas
cosechas.
Obviamente que estas medidas cuentan con «el aval» -por
denominarlo de alguna forma- de la competitividad, es decir que
el precio que la fruta obtiene en los empaques, ya de por sí
es un aliciente para producirla con calidad antes que dejarla en
las plantas planificando la venta a las jugueras que si bien pagan
un costo mucho menor, implican, de alguna forma, salvar la inversión
fija que se tiene al trabajar un monte frutal.
Las dos provincias cuentan con leyes sanitarias que impulsan la
aplicación de «la sierra sanitaria», pero hasta
ahora en los pocos casos que pudo aplicarse este mecanismo se debió
hacer por la ley nacional de sanidad vegetal. Existe un sinnúmero
de recursos de amparo que frenan por más de un año
y medio la tarea por lo que, cuando se cumple el plazo, es posible
que la chacra esté bien trabajada. De allí que se
tenga cierta expectativa con las nuevas resoluciones del SENASA
que desde que renunció Ricardo Sánchez -en rigor,
ocupó una suplencia en el programa de carpocapsa- optó
por «tomar el toro por las astas», nombrando funcionarios
sin previa consulta a la Comisión de Sanidad Vegetal, un
organismo de consulta que ha funcionario los últimos tiempos
sin resultados concretos.
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