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El subsecretario de Desarrollo
Económico, Alejandro Vidal, fue retenido por el propietario
de un comercio en calle Luis Beltrán. |
NEUQUEN.- La descontrolada venta de bebidas alcohólicas
fuera de horario y a menores de edad, es un problema difícil
de resolver para el municipio capitalino y así quedó
demostrado en un fuerte operativo que ayer realizaron los inspectores
de la dirección de Comercio junto con efectivos de Toximocamía
de la policía provincial.
Lo que se anticipaba como una madrugada de rutina terminó
en un alboroto de proporciones. Las inspecciones encaradas en dos
comercios derivaron en otras tantas clausuras y el decomiso de más
de cien litros de cerveza y vino. Además el subsecretario
de Desarrollo Económico, Alejandro Vidal, junto con otros
funcionarios del área, fueron retenidos por el propietario
de uno de los locales, enojado por el operativo. Fue necesaria la
presencia policial para que lo dejara salir y por el incidente se
realizó una exposición en la Comisaría II.
Para completar el cuadro, los efectivos policiales detuvieron a
tres jovenes por tenencia de estupefacientes y secuestró
el automóvil en el que se desplazaban.
Los comerciantes, en busca del rédito que le permita hacer
la diferencia y frente a una demanda de bebidas que alcanza insospechados
niveles durante la noche, apelan a todas las maniobras que se puedan
imaginar para evitar ser sorprendido por el accionar del personal
municipal.
Los procedimientos se iniciaron a la una de la mañana, mientras
las calles del centro se poblablan de noctámbulos que hacen
que no existan diferencias con el movimiento que muestra la capital
neuquina a plena luz del día.
El primer objetivo: una panadería-repostería ubicada
sobre calle Buenos Aires, justo frente al acceso principal del Hospital
Regional. Sentados en la vereda del comercio y en el paredón
del nosocomio, dos grupos de muchachos en ronda comparten varias
cervezas. La mayoría de ellos salieron del turno nocturno
y decidieron estirar el regreso a sus casas, a pesar del frío
que ya se hace sentir. Del local salen dos chicas. Por su apariencia
se deduce que no tienen más de catorce años. Llevan
una botella de plástico (en este caso de agua mineral) con
cerveza adentro. Un clásico cuando no se tiene envase ni
se quiere pagar el peso que cuesta la botella.
Los inspectores deciden entrar. En el comercio atiende una mujer.
No sólo vende bebidas alcohólicas fuera de horario
y a menores sino que ni siquiera tiene licencia. La decisión
es aplicar una clausura total que termina siendo parcial porque
por la misma puerta del local debe acceder a su vivienda, y el decomiso
de la mercadería. Los inspectores cargan más de cien
litros de cerveza y quince de vino. En el interín siguen
llegando clientes a pie, en bicicleta y en autos de todas las marcas
y modelos. Pero la presencia policial los auyenta rápidamente.
Todos siguen el mismo camino: hacia otro comercio ubicado sobre
Alderete, también frente al hospital, que también
trabaja en infracción. Pero la voz se corre rápidamente
y cierra sus puertas antes que puedan llegar los inspectores.
Mientras tanto, los efectivos de Toxicomanía detectan que
dos de los muchachos que estaban en la vereda guardaban en sus bolsillos
algunos gramos de marihuana y se los llevan detenidos. La novia
de uno de ellos corre la misma suerte y el auto en que se trasladaban
es retenido. Todo esto pasa en el primer comercio inspeccionado.
El reloj ya marca las dos de la mañana.
Alboroto
Media hora más tarde, sin acompañamiento policial,
los inspectores deciden enfilar hacia un viejo conocido: un comercio
ubicado en Luis Beltrán y San Luis al que visitan casi todos
los fines de semana.
Además de Vidal, el operativo lo encabezan el nuevo director
General de Comercio, Fabricio Torrealday, y el director de Fiscalización
Operativa, Fernando Cammarota.
Al llegar al lugar, las pruebas están a la vista. No menos
de diez vehículos estacionados en las inmediaciones y el
ir y venir constante con cervezas en la mano. Vidal y un par de
inspectores entran y el dueño del local hace señas
desesperadas a los clientes que van ingresando para advertirlos
que no les podrá vender cerveza. «Ese me las pagó
a las seis de la tarde y la vino a buscar ahora», es la explicación
que intenta. Nadie se lo cree y adopta una postura intransigente.
Apaga las luces y cierra la puerta sin dejar salir ni a los funcionarios
ni a los inspectores. Habla de persecución por no haber dicho
que sí a un intento de coima. El clima se va poniendo tenso
y se decide pedir auxilio a la policía. «Sapo»,
gritan dos muchachos sentados en la esquina de enfrente. Los inspectores
hacen oidos sordos. Después de algunos minutos llega un móvil
de la Comisaría II y el comerciante cambia de actitud. Mientras
tanto, los clientes siguen llegando. Alguno distraido y con varias
copas de más entra a comprar cerveza. Apenas puede su cuerpo
tambaleante, monta en una bicicleta y a los pocos metros se da un
golpe terrible que parece no sentir. Se repone y sigue como si nada.
Adentro del local la discusión se hace cada vez más
compleja y menos entendible con acusaciones cruzadas entre los inspectores
y el comerciante. Las cosas no dan para más. Los inspectores
pegan una hoja con la leyenda «clausura preventiva»
y se alejan mientras el comerciante los maldice en voz baja. Ya
son las cuatro de la madrugada y el frío es más intenso
mientras en avenida Olascoaga es incesante el ir y venir de peatones
y automovilistas. La noche neuquina todavía depara muchas
sorpresas.
Quieren licencia más cara para
autorizar expendio
NEUQUEN.- Para que efectuar un control sobre la
venta de bebidas sea menos complicado, en el Ejecutivo municipal
se está trabajando en un proyecto de ordenanza a través
del cual se pretende crear una licencia especial para los comercios
que estén autorizados al expendio de alcohol.
La idea es que aquellos locales que vendan alcohol cierren sus puertas
a las 23 y paguen una habilitación más cara. Sólo
los que no explotan este rubro estarían autorizados a permanecer
abiertos más allá de este límite horario. El
proyecto está siendo analizado en la dirección de
Comercio para ser elevado al Concejo Deliberante.
Así lo anticipó el subsecretario de Desarrollo Económico,
Alejandro Vidal. «El control sería más fácil
porque si un local vende bebidas, a las 23 debe estar cerrado y
si está abierto lo infraccionamos, en cambio ahora cuando
los inspeccionamos siempre argumentan que están vendiendo
cualquier otra cosa menos alcohol y sabemos que no es cierto»,
dijo el funcionario.
Vidal reconoció que la venta de bebidas alcohólicas
fuera de horario y a menores «es muy difícil de controlar
y es evidente que el consumo entre los jovenes aumentó en
forma considerable».
Según dijo, durante los operativos, el principal inconveniente
es comprobar la venta ya que se necesita sorprender al comerciante
en el momento justo ya que no falta quien argumenta que le está
regalando la bebida al cliente y por lo tanto el municipio no puede
intervenir.
La venta también se hace en casas particulares y hasta en
los baúles de los automóviles. En el caso de las viviendas,
los inspectores no están facultados para actuar y tampoco
la Policía, salvo que medie una orden de allanamiento.
«Evidentemente este es un muy buen negocio porque los comerciantes
se las ingenian para poder seguir vendiendo aún sabiendo
que están violando las ordenanzas vigentes», dijo Vidal.
Recordó que en el caso de un comercio del Bajo, el propietario
tiene una persona en cada esquina para que de aviso ante la aparición
del móvil policial o del municipio, a los que ya tienen claramente
identificados.
«Es un tema muy difícil de manejar porque tampoco podemos
caer en los extremos, hay que saber dónde están los
límites porque si hacemos de la venta de alcohol una actividad
marginal, puede ser peor», señaló.
Con respecto al hecho ocurrido en el operativo realizado en la madrugada
ayer, cuando un comerciante lo retuvo en el negocio impidiéndole
la salida, el subsecretario confirmó que hizo una exposición
en la Comisaría II sobre lo ocurrido. En principio se había
barajado la posibilidad de hacer una denuncia por privación
ilegítima de la libertad pero esta alternativa fue descartada
por el funcionario.
«En el caso de ese comercio ya es reincidente porque antes
estaba ubicado en Catriel y Carlos H.Rodriguez y cambió de
domicilio», explicó el subsecretario, remarcando que
«en los descargos que el propietario ha hecho ante el Tribunal
de Faltas siempre se compromete a dejar de vender alcohol fuera
de horario pero no ha cumplido». Por esta infracción
la multa puede llegar a $2.500.
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