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El ministro de Economía,
Roberto Lavagna, exhortó a la población «evitar
la avivada criolla» que induce esta suba de precios porque
«no hay inflación». |
BUENOS AIRES.- El aumento de precios minoristas
volvería a estar en torno al 1% en diciembre, el doble de
lo registrado en noviembre, debido al aumento de los combustibles,
de los pasajes de micros de larga distancia y de algunos productos
de la canasta básica, según estimaron fuentes oficiales.
Para 2003, se prevé que la inflación minorista rondará
el 23%.
El INDEC tiene previsto anunciar hoy el Indice de Precios al Consumidor
(IPC), lo que dará la pauta definitiva del aumento del costo
de vida durante 2002, que rondaría el 41%. Según las
fuentes, la inflación de diciembre duplicaría el 0,5%
de noviembre, y volvería a los niveles de septiembre cuando
se anotó un alza del 1,3%.
El viernes pasado, el ministro de Economía, Roberto Lavagna,
dejó sus mini-vacaciones para exhortar a «evitar la
avivada criolla» que induce esta suba de precios. «No
hay inflación» aunque sí «hay subas puntuales
y hay sobre todo el riesgo que en el momento en que la economía
empieza a recuperarse aparezca ese otro componente que es la avivada
de intentar recuperar rápidamente margen», dijo el
ministro.
Lavagna exhortó a «evitar la clásica avivada
criolla, la idea que en pocos meses uno puede recuperar (vía
aumento de precios) lo que ha resultado de una crisis de muchos
años». Lo cierto es que el alza de diciembre estaría
impulsada por el incremento de entre el 4 y 6% en los precios de
los combustibles, y del 50% de los pasajes en ómnibus de
larga distancia.
También ayudaron a esta suba el incremento estacional de
los precios ligados al turismo, y de fuertes aumentos en los productos
de la canasta básica, lo que generó preocupación
entre la gente y el Gobierno.
De acuerdo con un informe de la Secretaría de Desarrollo
Económico del gobierno porteño, durante diciembre
la canasta básica alimentaria subió el 1,54%. De manera
pormenorizada destaca los aumentos de entre el 5 y casi el 9% en
los precios de la carne, y 8% en los fideos, entre otras subas.
De confirmarse este incremento -el INDEC difundirá las cifras
a las 16- la inflación anual alcanzaría el 41,5%,
mientras que la Canasta Básica de Alimentos, relevada por
el gobierno porteño, registró un aumento del 84%.
Este primer año de inflación luego de 10 años
de Convertibilidad, donde se registraron varios períodos
mensuales de deflación, estuvo signado por tres períodos
marcados por los ajustes según el dólar y la incertidumbre,
un «amesetamiento» de los precios por la falta del consumo,
y un último cuatrimestre de estabilidad, salvo en diciembre.
Así el año arrancó con un alza del 2,3% en
enero y, al compás de la suba del dólar, llegó
a un máximo del 10,4% en abril. En ese momento, los «expertos»
del mercado, vaticinaban una estampida hiperinflacionaria, con un
dólar que llegaría a los $8 a fin de año.
Pero a partir de mayo, y de manera coincidente con la llegada de
Lavagna al Palacio de Hacienda, la suba de precios rondó
entre el 3 y 4% mensual, desacelerándose lentamente. En ese
período, el Estado fue haciéndose de dólares
por la aplicación de las retenciones, la divisa se estabilizó,
y la suba de precios se fue reduciendo ante la retracción
del consumo que rondó el 33%, en comparación al ya
alicaído poder de compra que se verificaba en el 2001.
A partir de septiembre, cuando la inflación alcanzó
el 1,3%, comenzó una fuerte desaceleración de los
precios e incluso algunas bajas puntuales por las ofertas, lo que
hizo que el indicador quede por debajo del uno por ciento en octubre
y noviembre. Cabe destacar que para ayudar a este bajo nivel de
inflación, las tarifas de los servicios públicos estuvieron
prácticamente congeladas durante todo el año.
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