|
WASHINGTON.- El presidente de Estados Unidos,
George W. Bush, se encuentra entre los mayores productores de frases
distorsionadas, clichés e hipérboles que quisiera
prohibir la Universidad del Lago Superior (Michigan).
Desde 1976, la Universidad ha elaborado en cada año nuevo
una lista de frases gastadas o absurdas, que esta ocasión
comprende 23 expresiones elegidas entre unas 3.000 enviadas por
amantes del lenguaje al sitio de internet www.lssu.edu/banished.
Algunas de las expresiones de Bush se contaron entre las mencionadas
con más frecuencia por los proponentes de gazapos, neologismos
enclenques y repeticiones sin sentido. Una de ellas es «make
no mistake about it» (no se equivoque), que Bush emplea cada
vez que se refiere a los perversos en la guerra del bien contra
el mal, a Irak, o a los demócratas que ponen obstáculos
a su política en el Congreso.
Uno de los proponentes de esta frase para la lista de clichés
se preguntó «¿Quién es el que se equivoca,
después de todo?» También figuraron «material
breach» (infracción material) que la administración
Bush aplica a las supuestas transgresiones iraquíes; y «weapons
of mass destruction» (armas de destrucción masiva)
como si, aparte de las armas punzantes y cortantes, ya casi en desuso,
las modernas no fueran todas capaces de matar a mucha gente.
«Homeland security» (seguridad del suelo patrio), que
es además el nombre de un nuevo superministerio de seguridad
nacional del Gobierno Bush, se mencionó como una anomalía
en la cultura estadounidense, que siempre ha vinculado las expresiones
sobre «suelo patrio» con teorías geopolíticas
de expansión.
La «creatividad» lingüística de Bush es
proverbial y objeto de varios sitios en internet (www.bushisms.com
y otros), e incluye su peculiar pronunciación de la palabra
«nuclear».
Cuando se trata de energía nuclear o reactores nucleares,
Bush la pronuncia como «nuclear», pero si se trata de
armamento, especialmente el que esté en manos del «eje
del mal», el presidente la pronuncia como «nuquelar».
Pero no todas las censuradas por la universidad son alocuciones
de Bush.
Los comentaristas de televisión, por ejemplo, han acuñado
la tautología «frozen tundra» (tundra helada)
para referirse a la ubicación, en general secreta, del vicepresidente
Dick Cheney, como si hubiese alguna tundra que no fuese helada.
Los expertos sobre todo lo existente en el universo que pueblan
los programas de debates en la televisión estadounidense
han recurrido de manera alarmante en el último año
a la muletilla de «having said that» (habiendo dicho
eso), que parece presumir que la audiencia no escuchó la
primera vez que se dijo lo dicho.
La inflación de palabras, que se aceleró desde los
atentados del 11 de septiembre de 2001, ha traído expresiones
como «extreme» (extremo), para casi cualquier cosa que
ocurra, sea una liquidación de tiendas, un accidente de automóviles
o una bomba en Jerusalén.
|