Por María Argel
Para las elecciones generales de 2007 falta algo más de un
año. Sin embargo, el nivel de agresividad y virulencia que
se escucha entre los políticos rionegrinos hacen pensar que
se está transitando ya en la recta final de una enardecida
campaña.
En los últimos días el diputado Julio Arriaga dejó
atónitos a propios y extraños cuando trató de
«chupamedias» del gobierno nacional al gobernador Miguel
Saiz. La situación provocó la inmediata reacción
del hombre fuerte del gabinete del gobernador, Iván Lázzeri,
quien, con justa razón, trató de «maleducado»
al ahora diputado pichettista y le recordó sus constantes cambios
de signo político, por si alguien los olvidó.
Por otro lado, dentro del peronismo también se escucharon adjetivos
muy fuertes y fue el caso de «traidor», dirigido por el
senador Miguel Pichetto hacia el legislador Enrique Muena. La razón
fue la no aceptación de Muena de un frente común en
Bariloche, para las elecciones de septiembre próximo, y además,
el uso de la denominación «De la Victoria».
Con Arriaga
La disputa verbal entre los hombres del gobierno y el diputado nacional
se tomó varios días. Es que el malestar entre los peronistas
es grande ante el constante «coqueteo» del gobierno de
Viedma con la Casa Rosada. La condición de K, de Saiz sigue
causando urticaria y, a la vista de los resultados, ha anticipado
un nivel de agresividad propio de los últimos días de
una campaña.
Más allá de las rivalidades y del nerviosismo político
del momento, lo de Arriaga fue una declaración desmedida y
propia del potrero. Sorprendió el médico con sus descalificaciones
no sólo hacia la persona sino a la investidura del gobernador.
Y por ello la reacción en defensa del mandatario se volvió
hacia Arriaga como un boomerang contundente ya que sus dichos no se
encuadraron en lo que la sociedad espera de un integrante del Parlamento
nacional.
En el peronismo
Además de su dedicatoria al gobernador Saiz, el ex intendente
de Cipolletti y ahora diputado nacional tuvo palabras hacia el aspirante
a la candidatura a la gobernador, Osvaldo Nemirovsci. Arriaga trató
de frenar su «avance» y lo que se considera una «intromisión»
dentro del pacto tácito ya cerrado dentro del cuestionado Frente,
que acordó que Pichetto sea el candidato.
Dentro del peronismo el senador Pichetto también tuvo su propia
guerra esta semana. La Justicia electoral le dio la razón al
legislador Muena, del Partido para la Victoria, y por ello, el nombre
del tan exitoso Frente que ganó en octubre de 2005, no podrá
ser usado para las elecciones que se avecinan en Bariloche, en septiembre.
«No sólo seré candidato, seré gobernador
en 2007», dijo el senador en estos días y volvió
a cargar las tintas contra la pretendida alianza radical con el gobierno
central.
La prueba de fuego para unos y otros será Bariloche, el mayor
distrito electoral de la provincia y un territorio que en las últimas
elecciones hizo inclinar de manera sorprendente la balanza. Para las
elecciones a convencionales municipales ya se ingresó en los
últimos dos meses. ¿Será por eso que hay tanto
nerviosismo?.
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