Por Ángel Castillo
La naturaleza no entiende de política y esta semana desplazó
a la campaña electoral para ocupar el primer plano.
Golpeó a la provincia con su mayor furia. En más de
cien años de registros, nunca antes el río Neuquén
y por ende la provincia había sufrido una crecida de tal magnitud.
Rutas cortadas, puentes destruidos, localidades aisladas, falta de
energía eléctrica, incomunicación telefónica,
viviendas arrasadas, chacras destruidas, animales muertos y lo más
importante, familias enteras evacuadas fueron consecuencia de un temporal
que hacía mucho no se vivía en la región.
Si bien es cierto que los pronósticos anunciaban mucha lluvia
y una gran crecida de los ríos, nadie se imaginó no
sólo que alcanzarían si no que superarían los
niveles históricos.
Sin embargo, y a pesar del desastre que causó, por suerte no
hay que lamentar la muerte de ninguna persona.
Esto tiene un significado más que relevante a la hora de realizar
las evaluaciones finales del temporal.
Por un lado, la prevención funcionó perfectamente.
Junto a las tareas que se desarrollaron desde las represas, que de
no haber soportado semejante masa de agua el desastre hubiera sido
aún mayor, los distintos organismos responsables de la seguridad
civil actuaron eficientemente.
En tanto, por otro lado, la velocidad con la que se trabajó
para asistir a los damnificados fue más que positiva. Todo
el Ejecutivo provincial junto a intendentes de todas las localidades
trabajaron palmo a palmo sin distinciones.
Cumbre de rivales
En donde también el clima pudo más que las diferencias
políticas fue en la relación que mantienen la provincia
y el gobierno nacional.
El martes, Néstor Kirchner recibirá a Jorge Sobisch
en Buenos Aires para analizar la situación provincial tras
el temporal.
La reunión entre los dos rivales directos para ocupar el sillón
de Rivadavia, a partir de diciembre de 2007, tendrá importancia
no sólo institucional sino que seguramente se deslizarán
cuestiones políticas relacionadas con la campaña electoral.
Después de mucho tiempo volverán a estar cara a cara
el Presidente y el único gobernador crítico de la gestión
kirchnerista, Jorge Sobisch.
Pero más allá de la campaña, el martes Sobisch
tendrá la posibilidad de explicar con las «consecuencias
en la mano» lo vital que es para Neuquén la concreción
del proyecto Chihuidos, para lo que se necesita indefectiblemente
el aporte de fondos nacionales. ¿Kirchner dará luz verde
para que se realice la obra? Habrá que esperar los resultados
de la reunión cumbre.
El encuentro también permitirá que Sobisch busque el
guiño necesario para la emisión de los bonos provinciales
cuyo objetivo es la transformación de la matriz productiva.
Seguramente el neuquino tampoco desaprovechará la ocasión
para renovar los reclamos que involucran directamente a la provincia.
Entre ellos, la política gasífera nacional que tras
el acuerdo con Evo Morales paga a Bolivia cinco dólares el
millón de BTU y sólo 1,20 a Neuquén.
La construcción del ferrocarril Trasandino del Sur y su importancia
como la mejor opción de lograr el paso bioceánico y
el apoyo que debería dar la Nación será otro
de los temas a tratar.
El martes será la «cumbre» y lo que ocurra en la
reunión tendrá una relevancia en el «clima político»
que irá más allá del temporal que azotó
a la provincia. |