Por Alfredo Celani
Todavía no se sabe en qué fecha se realizarán
las elecciones para gobernador del año próximo y en
la provincia, los contendientes han anticipado bastante la entrada
en pugna; tanto hacia adentro como para fuera de sus propias agrupaciones
políticas.
La gente, todos, nos preguntaríamos si esto es bueno o no para
el devenir cotidiano. Uno supondría que si los dirigentes distribuyen
sus tareas como gobernantes, legisladores, etc., con las de estar
un año en campaña, es plausible deducir que algo puede
debilitarse. Pero no hay otra opción. Es la realidad y como
tal, aún con imperfecciones, debe admitirse.
Vamos al llano. El radicalismo, que maneja los intereses rionegrinos
desde el despertar de la democracia- ha decidido repetir el modelo
de «cuatro por dos», es decir, reelección de gobernador.
Con el lanzamiento hace un par de semanas de la línea «saízta»
(+Rojo) se acentuará la acción de un gobernador también
en campaña. Algunos rasgos de esa metodología ya se
observan en el mandatario con presencias y anuncios en uno y otro
lado.
El primer escollo que tiene el oficialismo es el frente interno. La
COR (Corriente de Opinión Radical) se decidió a jugar
sus cartas. Y el legislador José Luís Rodríguez
saltó a la campaña. ¿Irá ese sector más
allá de una lucha por la candidatura? La historia de la UCR
indica que ahí no se sacan los pies del plato. Y menos cuando
llega el momento de defender lo que se tiene: nada menos que el gobierno.
Y aunque del polo opositor hayan existido tanteos o insinuaciones
para «cautivar» al vice De Rege, esta semana cuando pasó
«Rafucho» Rodríguez por Cipolletti, uno de sus
allegados le reconoció a un periodista de este diario que «más
allá de nuestras diferencias internas, jamás votaríamos
a un candidato del peronismo». Y el gesto que acompañó
la frase fue más que elocuente.
Y en este rincón…
Donde la cosa está tan «peliaguda» como incierta
es en el Frente para la Victoria. No ha faltado virulencia en estos
últimos días en cuando a descalificaciones.
Está visto que Carlos Soria no se banca tanto a Arriaga como
Icare.
«Saltarines políticos» y «traidores»
han sido los calificativos con que el intendente de Roca, y también
aspirante a repetir en una elección general, se despachó
con aquellos, nada menos que socios referenciales de este justicialismo
transversal.
Miguel Pichetto, eje motorizador del FpV, se esfuerza por reconciliar
posiciones. En la semana habló un par de veces con Soria. «Vamos
a ver si acercamos las posiciones», dijo el senador. El tema
es que él y Soria codician lo mismo: ser candidatos a gobernador.
Ayer, Pichetto y sus socios (Arriaga e Icare) produjeron un congreso
multitudinario en Cipolletti. Fue el primero de una media docena de
lo que han llamado «Encuentros Programáticos».
El senador afirma que el propósito es delinear proyectos para
un futuro gobierno.
Para un buen entendedor, el motivo es más que nada afinar su
posición de precandidato.
No estuvieron Soria –no era novedad- y tampoco el diputado nacional
Osvaldo Nemirovsci. Este último, también con manifiestas
ganas de meterse en la compulsa, debe colegirse que más allá
de todo, aceptará el código interno.
Es diputado kirchnerista y avalará lo que «baje»
de la Rosada. El tema es Soria. Y es todo un tema. «Encuesta
o interna. Lo que quieran; pero yo peleo», sostiene a quien
lo cruce.
¿Tranzará con aquellos como Arriaga o Icare a los que
denosta diariamente para bajar la cabeza y volver a sumarse en los
hechos a esta movida del FpV?
¿Si no acceden a competir en interna y rechazan toda posibilidad
de selección de candidato por encuesta, qué hará?
El peronismo tiene la mochila llena de historia con sus diferencias
pre-electorales.
Y si algo le faltaba a este escenario rionegrino, ¡llegó
Macri! De la mano del PPR –ex socio del peronismo en el 2003-,
el partido del presidente de Boca y hoy muy cercano a Jorge Sobisch,
hace base en Río Negro. Y no es un mero detalle.
Está visto que habrá suficiente letra hasta el 2007.
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