Por Jorge Villalobos
Cuando el intendente Ricardo Alonso aceptó el desafío
de incursionar, por primera vez, en la arena política, quizá
no pensó que podría ganar la intendencia de esta localidad.
Tampoco, probablemente, tomó en cuenta que gobernar requería
una dedicación exclusiva, mucho ingenio y carácter para
hacer frente a los problemas. También, una importante dosis
de fortuna y sensibilidad social para saber leer la dinámica
de una sociedad, pequeña, como es la de Villa La Angostura.
Pero tras ocho meses de gestión, el jefe comunal busca oxígeno
porque la situación financiera del municipio no le da respiro.
Las cuentas en la municipalidad no cierran a pesar de los ajustes
que el secretario de Economía y Hacienda, Gustavo Bareilles,
hace todas las semanas para llegar a fin de mes.
Alonso reconoció que julio cerró con un déficit
de 100.000 pesos. Para otros municipios de mayor peso, se trata de
un monto ínfimo. Pero para la gestión municipal se trata
de una luz amarilla que no cambia desde que tomaron el control de
la comuna. Es más, con la escalada inflacionaria y una baja
en los recursos por coparticipación en los próximos
meses por parte de la provincia, el temor es que se encienda la roja.
El mensaje del intendente sobre la situación financiera tuvo
como destinatarios a los concejales de la oposición y a los
representantes gremiales de los municipales. A los primeros, Alonso
los responsabilizó por haber aprobado un aumento exiguo del
18% en las tasas retributivas, que es un porcentaje muy distante del
90% que la comuna pensaba recaudar entre comerciantes y dueños
de hoteles.
A los segundos, el jefe comunal no los mencionó, pero con el
panorama económico que describió intentó construir
un dique de contención para los reclamos salariales que se
vendrán. Porque aún el Ejecutivo municipal debe cumplir
un convenio que firmó con los trabajadores para incorporar
las sumas no remunerativas al básico, lo que impactará
en las cuentas.
Además, el intendente reconoció, una vez más,
en una entrevista que no hay presupuesto para hacer obras. Por eso,
todo depende del auxilio financiero del Gobierno de la provincia,
que está cercado por el creciente nivel de demandas de todos
los sectores.
Por eso, Alonso le recordó al ministro de Desarrollo Territorial,
Leandro Bertoya, cuando estuvo el viernes en Villa La Angostura para
suscribir un convenio, que la provincia tiene pendiente los capítulos
en saneamiento, energía, asfalto y agua.
Se trata de obras vitales para una localidad que se intenta vender
en el país y el mundo como destino de excelencia y que tiene
como única fuente de ingresos el turismo.
Además, el temporal de nieve que cayó la semana pasada
y que representa prolongar la temporada de invierno unas semanas,
para el municipio se transformó en un dolor de cabeza por los
reclamos de la falta de mantenimiento de las calles y la poca respuesta
de la comuna.
Quizá Alonso, acostumbrado en los años últimos
a la tranquilidad de su consultorio, no imaginó que gobernar
y gestionar son tareas que demandan las 24 horas del día. Sus
funcionarios tampoco, ahora que les toca estar del otro lado del mostrador
y cuando las críticas, a veces, suenan más fuerte que
las felicitaciones.
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