Por Ramiro Morales
Con el anuncio de que YPF pagará a la Provincia 75 millones
de pesos de deuda, el gobernador Jorge Sapag trajo esta semana de
nuevo a escena las negociaciones de los contratos con las empresas
petroleras que está llevando adelante y que serán de
vital trascendencia para el futuro económico de Neuquén.
Esta suma de dinero -por liquidación de regalías, venteos
de gas, derechos de servidumbre, intereses y multas- son una señal
de que en las próximos semanas el Gobierno podría cerrar
satisfactoriamente la negociación con YPF.
Se presume que una vez alcanzado ese acuerdo, se utilizará
como modelo para definir las renegociaciones con las otras firmas
petroleras que están interesadas en seguir explotando en las
áreas hidrocarburíferas neuquinas.
El hecho de que las negociaciones estén encaminadas, si bien
abre un panorama alentador para el Ejecutivo, también le presentará
un contexto en el que los representantes de los municipios y las comisiones
de fomento vendrán a golpear las puertas de la Casa de Gobierno
para pedir recursos incluso con más frecuencia que en la actualidad,
que ya para algunos funcionarios son demasiadas.
También se podría sumar en la lista a los sectores gremiales,
que verían un buen escenario para llevar nuevos reclamos salariales.
Lo cierto es que cuando este gabinete comenzó su gestión
una de las premisas fue instar a las comunas a que mejoren su recaudación
para que sus finanzas no estén en rojo y no dependan exclusivamente
de la coparticipación y del aporte provincial para pagar sus
cuentas.
Ahora, a priori, parece que muchos intendentes no han hecho bien los
deberes y cada vez tienen más necesidad de que Provincia les
dé un oxígeno financiero.
Esta semana Sapag dijo que la recaudación de la renegociación
va directo a la coparticipación, pero aclaró que los
aportes extraordinarios de parte de las empresas serían utilizados
para encarar obras prioritarias para los municipios.
La otra gran apuesta de la Provincia para tener sus arcas sin sobresaltos
y alejados los conflictos sociales es mantener la buena relación
establecida con el Gobierno nacional, y que más de uno creyó
que estarían en riesgo luego de que el senador del Movimiento
Popular Neuquino, Horacio Lores, no acompañara el proyecto
kirchnerista de retenciones móviles.
En las horas posteriores a la histórica votación Sapag
había afirmado que no se afectaría la relación
Neuquén-Nación y en esa línea es que esta semana
participó del acto de oficialización del traspaso de
Aerolíneas Argentinas al Estado a partir de una invitación
de la Presidencia de la Nación. Allí reiteró
que las buenas migas no peligrarían.
Las represalias de las que se habló en su momento parecen estar
fuera de tono, más aún teniendo en cuenta que el reacomodamiento
K está siendo más interno que en dirección a
los nuevo aliados estratégicos.
Sapag sigue alineado a las políticas nacionales, a pesar de
que no estuvo de acuerdo con la metodología que el oficialismo
nacional intentó utilizar para avalar las retenciones móviles.
El mandatario es partidario de que si es necesario ceder algunas pretensiones
para lograr el principal objetivo, hay que hacerlo.
En este contexto, se avecina una nueva puja salarial con los dirigentes
gremiales de la Asociación de los Trabajadores de la Educación
de Neuquén (ATEN), quienes exigen que esta semana se reanuden
las negociaciones tal cual se convino en el último arreglo.
Allí se había acordado monitoreos mensuales, para que
los sueldos de los docentes se ajusten a los índices inflacionarios.
Tomando en cuenta que Neuquén es una de las provincias que
mayor aumento tuvo del costo de vida, según estimaciones privadas,
es probable que ATEN vaya a la carga de un incremento salarial no
menor.
Habrá que esperar hasta qué punto están en condiciones
de ceder y llegar a un acuerdo que deje conforme a todos los sectores
involucrados. ¿Podrá Sapag mantener esa postura de resignar
algunas de sus pretensiones para cumplir con sus objetivos principales?
¿Será ésa también la posición que
tiene respecto de la conducción del Movimiento Popular Neuquén
hoy en manos del sobischismo?
Por el momento, el gobernador le restó cualquier tipo de injerencia
en la vida política de la provincia a ese sector del MPN que
aún, en los papeles, conduce el partido.
En cambio, desde el sobischismo se la jugaron a meter presión
y generar polémica interna con respecto a la decisión
que tomaría Lores al momento de votar las retensiones móviles,
pero quizás se llevaron una sorpresa cuando el senador neuquino
del MPN no acompañó el proyecto K.
Si bien Lores hizo lo que ellos pedían a gritos, hacia adentro
de las huestes del ex gobernador no cayó muy simpática
la decisión porque se esperaba salir a confrontar en caso de
que el voto fuera a favor del Gobierno nacional.
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