Por Cecilia Soberón
La educación universitaria en la zona tiene gloriosos antecedentes
con la Universidad de Challacó pero escasos logros hacia fines
del siglo pasado y principios de éste.
Es verdad que en la década del ’70 era una utopía
que los jóvenes de Plaza Huincul estudiaran en la zona, hasta
la llegada de la Universidad Tecnológica Nacional.
Es por eso tan importante el crecimiento que tiene la organización
de altos estudios, cristalizados en el último acto de colación.
El valor monetario de la educación de grado es muy alto, para
la familia que sostiene al estudiante y para el gobierno que sostiene
la educación gratuita, por lo que los logros son doblemente
valiosos.
En este mes de julio se recibieron cinco ingenieros y numerosos alumnos
cuentan ahora con un título intermedio en diferentes especialidades.
Es importante el crecimiento en cuanto a resultados pero sigue siendo
insuficiente.
La ahora Regional Académica Confluencia ha tenido que superar
muchos escollos a lo largo de su vida institucional. Uno de los últimos
es el proceso de acreditación de sus títulos y uno de
los factores a evaluar era la cantidad de graduados.
Las mayores dificultades que afronta la universidad es que muchos
de sus estudiantes avanzados obtienen trabajo rápidamente y
se les dificulta la posibilidad de finalizar sus estudios. Ese seguramente
será un problema a resolver y pronto.
Por otro lado el desafío será alentar las inscripciones
para las carreras de grado, que en este caso son ingeniería
electrónica y química. Si se considera que el 60% de
los estudiantes no termina la escuela secundaria y que del restante
la mayoría se inclina por carreras cortas, las carreras de
grado están en constante peligro por las bajas matrículas.
Contrariamente, los ingenieros son los profesionales que mayor inserción
laboral tienen, aún cuando no sea en el área del petróleo.
El trabajo de difusión es lento pero se esperan buenos resultados.
El director, Pablo Lincovsky, asegura que el mayor objetivo es crear
prestigio para la institución, que sea considerada realmente
como una casa de altos estudios. Los primeros pasos son positivos,
porque la UTN, tal vez favorecida por la crisis que atravesó
la Universidad Nacional del Comahue, suma cada vez más proyectos
a su futuro.
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