Por RAMIRO MORALES
La sentencia de cadena perpetua al cabo de la Policía Darío
Poblete por el asesinato del docente Carlos Fuentealba marcó
un hecho histórico en la Justicia provincial.
Que la Fiscalía, que representa al Estado neuquino, haya pedido
la pena máxima para un miembro de la Policía provincial
no es un hecho menor para estos nuevos aires que se empiezan a sentir
en un Poder Judicial que fue tan cuestionado en los últimos
años.
Que las autoridades políticas no hayan participado siquiera
indirectamente del proceso también es otro de los fenómenos
que no debe pasar desapercibidos.
Que un ex gobernador de la provincia tenga que sentarse a declarar,
aunque sea como testigo, de la causa Fuentealba I cuando desde la
querella que representa a la viuda del profesor pretenden que Jorge
Sobisch sea enjuiciado en la causa Fuentealba II tampoco es un acontecimiento
para despreciar.
Quizás una polémica a la que se le pueden dar variadas
apreciaciones es si la presión de la sociedad condicionó
el fallo de los jueces. Sin duda que hay quienes lo afirmarán
y otros que lo desconocerán, pero una realidad es que la mayoría
de los integrantes de la comunidad pedía una condena ejemplar.
Ahora, el desafío está planteado. ¿Cómo
actuará la Justicia en la instrucción de la próxima
causa? ¿Se logrará sentar en el banquillo y comprobar
las responsabilidades de los funcionarios políticos?
Ese nuevo contexto en la Justicia provincial tuvo una arista importante
con la renuncia del juez de instrucción Marcelo Benavides a
su nominación para ocupar una de las vacantes en el Tribunal
Superior de Justicia, tras recibir ocho impugnaciones desde distintos
sectores sociales, instrumento que fue implementado por el gobierno
de Jorge Sapag para transparentar el mecanismo de elección
de los integrantes del TSJ.
Los rumores de los corrillos legislativos de que la candidatura no
tendría el aval de los dos tercios de los diputados provinciales
también aseguran que fue otro de los detonantes para que se
bajara Benavides.
En tanto, el miércoles sesionará el Senado Nacional
para tratar el proyecto kirchnerista sobre retenciones móviles
que ya tiene media sanción de Diputados. Al confirmado voto
a favor que adelantaron los legisladores neuquinos del Frente para
la Victoria, Marcelo Fuentes y Nanci Parrilli, podría sumársele
el del representante del Movimiento Popular Neuquino, Horacio Lores,
quien no ha dado precisiones de cuál será su actitud
en el recinto.
Sin embargo, el MPN ha sido durante su historia un partido pragmático
y este nuevo panorama de estrechez en las relaciones entre Nación
y la Provincia probablemente tendría que tener un correlato
con un voto de Lores a favor del proyecto K.
Ese pragmatismo a la hora de plantear un vínculo cercano a
la presidenta Cristina Fernández de Kirchner le ha dado al
Ejecutivo neuquino -en estos primeros ocho meses de gobierno- resultados
positivos a través del acompañamiento financiero y la
llegada a la provincia de programas nacionales en distintas áreas,
situaciones impensadas en la anterior gestión.
A priori, si se ponen en la balanza esos elementos, Lores tendría
que estar más cerca de avalar el proyecto K que de manifestarse
en la dirección contraria.
Es esperable desde el sobischismo (que conduce el partido provincial
en los papeles) que, muy a pesar de transitar uno de los momentos
de máxima desaprobación social, se levanten algunas
voces contrarias a cualquier acercamiento con el gobierno nacional.
Lo harán animados por su histórica confrontación
con el kirchnerismo y fundamentalmente por desviar la atención
de la opinión pública local, que está centrada
en el futuro enjuiciamiento a los responsables políticos del
crimen de Fuentealba más que en el voto de Lores en el Senado.
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