Por Lucia Pysny
Fue una semana convulsionada. No hay dudas.
Hay varias aristas que pueden ser analizadas. Algunas son realmente
buenas noticias, como la inauguración del Centro de Informes
en el Vía Christi, que se gestó en el 2005 mediante
un convenio tripartito y que viene a fortalecer el desarrollo turístico
de una localidad que, aunque todavía tambaleando, va perfilando
su rumbo.
La confirmación sobre factibilidades para otras obras muy importantes
para Junín que se “pelean” desde hace varios años,
y que con viento a favor y mucha gestión tendrían resolución
en los próximos meses y el llamado a licitación para
el proyecto ejecutivo de la costanera del río Chimehuín
y el vertedero de residuos domiciliarios, que mediante un crédito
del Banco Interamericano favorecerá a los municipios turísticos
lindantes con los Parques Nacionales, son noticias para celebrar.
Sin embargo, mientras se avanza en el desarrollo turístico
y en el saneamiento que pide a gritos una solución inmediata,
los vaivenes políticos de la semana fueron contundentes.
Ayer se conoció finalmente la renuncia al Concejo Deliberante
de Mabel Fulgencio, quien el lunes había asumido como Secretaria
de Gobierno sin haber esperado que el Legislativo le otorgara la licencia
correspondiente.
A esta situación se sumaron los cuestionamientos por la designación
al frente de la Subsecretaría de Obras Públicas del
arquitecto Dardo Malaspina, “importado” de Piedra del
Águila, y posibles incumplimientos en los requisitos para ocupar
cargos públicos según lo exigido por la Carta Orgánica,
de otros dos funcionarios asumidos ese mismo día.
Esto motivó dimes y diretes, acciones de la oposición
y del propio oficialismo que, en la figura de algunos ediles, reconocen
las desprolijidades que se vienen cometiendo y que no se agotan sólo
en los nombramientos de funcionarios.
Hubo mucha tela para cortar con las últimas acciones y anuncios
del Ejecutivo. En estos últimos días se debatió
también la suspensión de la sesión ordinaria
de la semana pasada “porque era feriado nacional”, pero
de arrastre venían varios temas.
Entre ellos se encuentra el convenio inconsulto firmado con el Ministerio
de Salud para poner en funcionamiento la guardería del hospital,
el parque de nieve con toda la resistencia que generó, una
interpelación al secretario de producción frustrada
por los votos del Movimiento Popular Neuquino y el “olvido”
del vicepresidente del cuerpo a la hora de votar el primer cambio
importante de gabinete.
Renuncias o despidos que se siguen sumando, y sorpresivamente el escaso
protagonismo del Viceintendente al que ya “mudaron” de
oficina en tres oportunidades y terminó repitiendo lo que tanto
le había criticado a la gestión anterior, además
de tener una ausencia notable en el Concejo Deliberante aunque esté
justificada por los viajes semanales del jefe comunal a quien debe
reemplazar.
No hay dudas de que los primeros 120 días de gestión
no han sido sencillos. Y a esta altura, el que “está
pagando el pato” de los desaciertos es el Concejo. Es sin dudas
la caja de resonancia donde todo se analiza y se discute, y donde
quizás por primera vez en la historia política local
aparece una oposición con aparente fortaleza a la hora de controlar.
Es de esperar que esta postura sirva para encauzar rápidamente
una gestión que tiene todo por delante, donde nadie discute
que le sobran proyectos y buenas intenciones, y que también
tiene gente coherente para ejecutar y legislar. Falta frenar algunos
impulsos de quienes aceleran tiempos que obligan a otros a cometer
errores, como el que terminó poniendo en una situación
absolutamente incómoda a Mabel Fulgencio y mucho más
a su suplente, Ramón Flores, quien no pudo asumir la banca
ayer como pensaba.
|