Por MARÍA ARGEL
A sólo una semana de la última elección del
año, los candidatos en Río Negro mantienen una disputa
clásica: quién ostenta el apoyo del gobierno nacional
para defender los intereses de la provincia en el Congreso. A su vez,
el partido gobernante en la provincia está soportando una encrucijada,
producto de la intervención oficial y como alternativa, podría
dar nacimiento a una “Unión Cívica Rionegrina”.
Pablo Verani y Miguel Saiz salieron a exhibir la foto en la que están
sonrientes al lado del matrimonio presidencial, lo que exasperó
al hombre más perjudicado por la situación, el justicialista
Miguel Pichetto.
“Saiz y Verani sobreactúan” para mostrarse al lado
del Presidente, opinó el senador que aspira a ser reelecto
y cuya estrategia en este último tramo de la campaña
parece que será desacreditar cada gesto o declaración
de sus adversarios. Lo mismo hicieron, en diferentes lugares de la
provincia, otros justicialistas alineados con el actual presidente
del bloque de senadores del PJ.
Costo y beneficio
El radicalismo está pagando un alto costo por la decisión
de dar su apoyo incondicional al gobierno del Presidente Kirchner
y dejarse llevar por el viento de la transversalidad. Está
dividido y para los más pesimistas, atraviesa una encrucijada
que amenaza su integridad y continuidad en el gobierno para los próximos
años.
En esta semana se escuchó decir al gobernador Miguel Saiz que
podría crearse una nueva UCR: la Unión Cívica
Rionegrina. ¿Un globo de ensayo? ¿Una ironía
de campaña? Lo cierto es que inmediatamente cosechó
el recelo y la desconfianza de los ortodoxos, quienes temen que el
alineamiento K provoque, a la larga, que el partido se quiebre y se
rompa.
Para neutralizar tanto apego a las figuras justicialistas que gobiernan
el país, Saiz y Verani procuraron que el candidato a vicepresidente,
Luis Cobos, haga acto de presencia en Río Negro. La visita
fue austera y breve. De todas las ciudades, visitó Bariloche
y se entrevistó con militantes radicales y empresarios, de
campaña. La llegada del mendocino, cuya personalidad hace recordar
a algunos la figura del último presidente radical, tuvo el
fin de tratar de ganar votos en la siempre rebelde Bariloche.
Verani
En el principal distrito electoral de Río Negro hay
un político que siempre ha sido antipático para los
votantes, a pesar de haber sido dos veces gobernador. Es Pablo Verani,
quien en un momento habló del “rejunte” de ciudadanos
que hay en la principal ciudad turística, lo que la convierte
en impredecible cuando llega el momento de ir al cuarto oscuro.
Esa corriente negativa hacia el ex gobernador fue aprovechada por
el legislador y candidato Claudio Lueiro, quien afirmó que
“a Verani jamás le importó Bariloche” y
si dependiera de él “borraría a la ciudad del
mapa”. Eso recalentó el clima de la campaña e
hizo intervenir a otros voceros del gobierno, como el ministro Iván
Lázzeri, quien le recordó a Lueiro haber emergido de
las cenizas, gracias al propio radicalismo.
Y la discusión fue más allá. Acerca de quién
es quién en la política rionegrina. Pero por más
que se esmeren en tratar de explicarlo o aclararlo, es algo que hoy
asoma como muy difuso para los votantes.
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