Por maría argel
La administración de Miguel Saiz debió digerir esta
semana la categórica derrota que sufrió en las urnas
la Concertación para el Desarrollo en Bariloche, que desafió
al hombre del Frente para la Victoria, Alberto Icare.
El revés fue tan sorpresivo como contundente. Inclusive, fue
mucho más allá de lo que anunciaban los pronósticos
y lo que podía tomarse como previsión, si se tiene en
cuenta el delicado estado de salud del jefe del Centro Cívico,
ahora reelecto.
Tan terminante fue el triunfo de Icare, que el candidato del Gobernador,
el legislador Hugo Castañón, reconoció tempranamente
la derrota, sólo con el escrutinio firme de la primera veintena
de mesas.
De esa manera, quedó demostrado por qué Bariloche era
tan temible para las elecciones provinciales y por qué Viedma
se empeñó en cambiar la fecha de las elecciones e impedir
que fueran simultáneas este año.
Icare obtuvo, según el conteo definitivo cerrado el pasado
viernes a la tarde, 17.213 votos, un 41,40% del total, contra los
8.424 de la Concertación, 20,26% a los que se le sumaron los
3.203 del PPR, un 7,70% más de votos.
Pichetto y Castañón
Así como ocurrió con Miguel Pichetto, el 20 de mayo
pasado, a nivel provincial, Hugo Castañón no convenció
como alternativa para el cambio en lo municipal, en Bariloche.
Uno y otro candidato no pudieron superar la propaganda de obras y
expectativas desplegada por los gobernantes de la provincia o de la
principal ciudad de ésta. Quizás les faltó carisma
y transmitir un mensaje que llegue a la gente, o simplemente quienes
ostentan el poder que ellos pretendían lograron afirmarse y
hablar por sus acciones, más allá de sus debilidades.
Lo cierto es que ambas derrotas causarán un profundo replanteo
en los respectivos partidos y de la madura autocrítica dependerá
su permanencia en el escenario político de la provincia.
Del lado de los ganadores, recibieron una nueva carta de confianza
de los ciudadanos y son conscientes de que deberán redoblar
sus esfuerzos como administradores para no defraudarlos.
Icare
El intendente Icare no sólo hizo trizas las aspiraciones de
los candidatos del oficialismo rionegrino, sino que gobernará
su tercer período como intendente con mayoría propia
en el Concejo, con seis concejales.
Como nunca antes, el Radicalismo, ahora la Concertación, sólo
tendrá dos representantes, lo que reducirá su histórica
supremacía y poderío en las decisiones municipales.
A lo largo de la semana fueron muchas las explicaciones que se trataron
de buscar a la rotunda victoria de Alberto Icare. Algunos opinaron
que fue “cariño”, que fue una forma de aliento,
frente a su debilitada salud, y otros hablaron directamente de que
los votantes premiaron la figura de hombre honesto y buen administrador.
Lo cierto es que Icare se transformó en el primer intendente
de Bariloche elegido por tercera vez por el voto popular.
Todavía con cánticos, papelitos, carteles con su nombre
y olor a pirotecnia, ese domingo 1° de julio, el Intendente se
retiró muy emocionado del Centro Cívico rumbo a su casa
y encontró a su paso numerosas muestras de cariño. Así,
el “Beto”, un hombre sencillo que vive en un barrio con
calles de tierra, ratificó su preponderancia a la hora de medirse
en las urnas. Y demostró por qué es un político
que inclina la balanza, cualquiera sean sus aliados.
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