Por Darío Soto
Un debate interesante y necesario es el que se generará a
partir de la sanción en el Senado del proyecto de creación
de la Universidad de Río Negro, impulsado por el Senador Nacional
Miguel Picheto. Las modificaciones introducidas al proyecto original,
que proponía la creación de la URN a partir del desmembramiento
de la Universidad Nacional del Comahue, merecieron el apoyo del Consejo
Interuniversitario Nacional y posibilitaron el despacho favorable
de la Comisión de Educación del Senado que preside la
radical rionegrina Amanda Isidori. Ahora solo resta esperar los tiempos
de la Cámara de Diputados ya que es poco probable que ésta
ponga reparos a un proyecto aprobado por unanimidad en la Cámara
alta.
Esta realidad amerita el inicio de un debate profundo de los distintos
estamentos de la sociedad rionegrina, fundamentalmente los académicos
y científicos, además de los políticos y de la
producción, para comenzar a estructurar el proyecto académico
sobre los que se asentará la nueva casa de estudios superiores.
Río Negro está ahora frente a la posibilidad de acompañar
el desarrollo estratégico de la provincia con la formación
de técnicos, profesionales e investigadores en consonancia
con los objetivos que se tracen. En este punto es necesario decir
que en la actualidad también esta posibilidad existe con la
UNCo, pero académicos miembros del Consejo Superior dan cuenta
que ninguno de los dos estados le plantearon nunca a la Universidad
cuales eran las necesidades que debían cubrir conforme a los
proyectos de desarrollo de ambas provincias. Más allá
de la oferta con que hoy cuenta la universidad regional, “nunca
se nos dijo que quieren que enseñemos o que sería necesario
que investiguemos, para en función de ello elaborar los proyectos
académicos o establecer los presupuestos necesarios”
aclara un ex integrante del Consejo Superior e investigador de la
universidad.
Una de las dudas que se plantean frente a esta nueva realidad tiene
que ver con el presupuesto con que contará la URN, teniendo
en cuenta las carencias presupuestarias que padecen todas las universidades
nacionales del país y la UNCo es un claro ejemplo de ello.
Frente a este escepticismo vale la pena rescatar un artículo
de Julio Villar ex rector de la Universidad Tecnológica Nacional
y ex director del Conicet, publicado el año pasado por un diario
capitalino, que no sólo coincide con la necesidad de crear
nuevas universidades, sino que señala que las nuevas universidades
que se crearon han mostrado que los presupuestos “no tendrían
por qué ser importantes”, y que no es el dinero, sino
la imaginación, “lo que hace posible cualquier desafío
que nos propongamos”.
Villar señaló con certeza que “…hay que
hacer sinergia con los recursos, que son muchos, sobre todo los humanos.
Que compitan provincias con infraestructuras, con recursos humanos,
etcétera.”.
El académico avanza también proponiendo aprovechar el
potencial científico del Conicet, permitiendo que esos miles
de brillantes investigadores tengan acceso a la docencia sin “incompatibilidades”,
lo que puede extenderse a todos los técnicos y profesionales
que existen en distintos organismos y entidades, como el INTA o la
CNEA, de manera que queden equiparados a profesores concursados.
Con aportes tan esclarecedores como el de Villar solo cabe esperar
que el debate que nos debemos de aquí para adelante se vea
enriquecido por las mentes brillantes de académicos, no sólo
de la región sino del país, a los que habría
que convocar, para que el proyecto académico que finalmente
surja sea el cimiento sólido sobre el que se asiente una universidad
moderna, coherente con las necesidades de desarrollo de nuestra provincia.
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