Por maría argel
Hoy es el gran día. Casi 400.000 rionegrinos revivirán
esa fiesta bendita de la democracia. Ejercerán ese derecho
de elegir a sus representantes. Volverán a apostar por los
mismos o buscarán un cambio. Pero todos, irán con la
esperanza de tener una provincia mejor, con escuelas que funcionen,
con hospitales eficientes, con calles seguras, con más empresas
que generen trabajo. Hombres y mujeres irán a las urnas con
el sueño de que la democracia se afiance y genere un mayor
respeto y dignidad hacia ellos mismos.
“La democracia se defiende todos los días. Ningún
país tiene garantizado ese sistema”, escuché decir
una vez a un periodista sueco, quien a pesar de vivir en uno de los
países que se presentan como modelo social y político
en el mundo, también hablaba de la importancia y el valor que
tienen los pequeños gestos en un sistema de tolerancia, de
respeto, de libertad.
Hoy, 400.000 rionegrinos podrán manifestar ese pequeño
gesto individual, pero de gran determinación colectiva.
El cierre
En las últimas horas los rionegrinos asistieron al cierre de
las respectivas campañas políticas. Si bien hay ocho
candidatos que aspiran a posicionarse en la Casa de Gobierno de Viedma,
no hay un indicador que señale que el duelo no volverá
a ser el clásico rionegrino: radicales versus peronistas, hoy
con sus respectivas alianzas y concertaciones.
Uno y otro referente de esos partidos transitaron una semana de intercambio
febril con los votantes, trataron de ir cara a cara y así recorrieron
en pocas horas todos los escenarios de la provincia.
También aparecieron en las últimas horas las postreras
estrategias de la campaña. Por ejemplo, en Bariloche hubo llamadas
a los vecinos en las que del otro lado hablaba uno de los candidatos
a las elecciones de hoy y pedía que lo votaran.
Una característica inusual en esta campaña fue que,
gane quien gane, tendrá una buena relación con el gobierno
nacional. Ello, durante años generó resquemor y desconfianza
en los electores, que procuraban “alinear” las tres esferas
de gobierno para obtener mayores beneficios. Esa condición,
sin duda asoma con un mérito para la administración
de Miguel Saiz, quien a pesar de la resistencia de los sectores ortodoxos
de su partido, se dejó llevar por los nuevos vientos que empezaron
a soplar en la era Kirchner y hoy compite con su rival Miguel Pichetto
por la preferencia del jefe de la Casa Rosada.
Bariloche
Por estos días, Bariloche se siente la niña bonita de
la política de Río Negro. Asoma como alguien a quien
todos quieren seducir y convencer. Es el mayor distrito electoral
del territorio rionegrino, que en cada elección, presenta un
nuevo crecimiento.
En las elecciones para convencionales, en septiembre pasado, hubo
casi 66.000 electores. Para hoy hay 67.391 ciudadanos en condiciones
de emitir su voto.
La importancia de la ciudad se nota en los gestos y la especial atención
que los políticos le dedican. No sólo fue escenario
de una campaña cuerpo a cuerpo entre los dos principales candidatos,
sino que hoy, uno de ellos, Miguel Pichetto, elegirá los lagos
y montañas para esperar aquí los resultados.
Apenas vote en Sierra Grande, el político se trasladará
a Bariloche, ciudad que en las últimas elecciones le fue muy
favorable.
El gobernador Saiz, se quedará en su ciudad, General Roca,
donde aguardará el dictamen inapelable que hoy dará
la democracia.
Unos y otros tendrán motivos para celebrar o lamentar hoy.
Pero todos los ciudadanos volveremos a sentirnos los protagonistas
de nuestra propia historia, volveremos a sabernos responsables de
nuestros errores o aciertos. Y volveremos a creer y a apostar por
una vida mejor para nosotros y nuestros hijos.
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