Por Darío Soto
A dos semanas del día señalado para elegir nuevas autoridades
provinciales, las campañas se desarrollan de manera aburrida
y previsible con un oficialismo abroquelado detrás de la figura
del gobernador Miguel Saiz y un Frente para la Victoria preocupado
por hacerle entender a los votantes que viven, poco más o menos,
en una provincia en bancarrota, sin proyectos ni planes en ninguna
de las áreas de gobierno y con un nivel de inseguridad altísimo.
Sin embargo la tranquilidad que se observa en los distintos estamentos
de la sociedad, los acuerdos logrados con los trabajadores estatales
y la ausencia de reclamos sectoriales con la virulencia que se observa
en otros estados provinciales permitirían inferir que esta
realidad no se parece a la fotografía que muestran quienes
pretenden desalojar del gobierno a la UCR y sus partidos aliados.
Para que dos no confronten solo es necesario que uno no quiera, y
ésta parece ser la táctica elegida por la gente del
gobernador que, salvo honrosas excepciones, se abstuvo de contestar
los gruesos agravios que parten desde el Frente para la Victoria,
con la pretensión no sólo de hacer notar lo que consideran
falencias en la administración actual, sino también
buscar el rebote que permita generar un escenario en donde debatir
ideas y proyectos.
Tal vez esta decisión esté respaldada por los números
de dos encuestas, que casi coinciden en el margen favorable para la
Concertación que lidera Saiz. A la de Zuleta Puceiro se le
sumó en las últimas horas un sondeo con urna realizado
por el encuestador viedmense, Ricardo Vignoni, que le otorga una ventaja
de casi siete puntos sobre el FpV. El trabajo se realizó en
ciudades del Alto y Medio Valle, incluidas además Viedma y
San Carlos de Bariloche.
Yo acuso
Mientras tanto la fórmula del FpV continúa presentando
sus planes para un hipotético futuro gobierno contando con
el apoyo de funcionarios nacionales como una forma de mostrar que
cuenta con el apoyo del presidente Néstor Kirchner. En este
marco estuvo en Cipolletti el ministro de Salud de la Nación,
Ginés González García, para la presentación
del plan de salud del FpV, y mostró una curiosa habilidad verbal
para dar su apoyo «personal» al Senador Miguel Pichetto
pero a la vez abstenerse de realizar crítica alguna sobre la
situación del sector de la salud pública provincial,
cuyo contralor, en el marco de una política nacional de salud,
se supone ejerce su ministerio. Podría inferirse también
entonces, cero crítica del gobierno nacional a la administración
provincial que conduce Miguel Saiz.
Esta ausencia de crítica por parte de González García
contrastó con la dureza del discurso del Senador quién
directamente acusó a la actual administración provincial
de ser responsable de la muerte de Verónica Díaz, la
joven que falleció en el hospital Artémides Zatti de
Viedma luego que se le suministrara Yectafer adulterado, en diciembre
de 2004. No se le movió un pelo al ministro de la nación
pero, siguiendo el pensamiento lineal de Pichetto, igual cargo le
correspondería al amigo que venía a respaldarlo por
cuánto era y es el responsable del contralor de la calidad
de los medicamentos y su circulación en el territorio nacional,
pero claro la tribuna no hace ese tipo de relaciones.
Es de esperar entonces que cuando ocurra la presentación del
plan de seguridad provincial del FpV, previsto para la semana que
se inicia, este vaya acompañado de denuncias, en tanto que
las mismas forman parte de la escenografía, que evidentemente
fue seleccionada para el último tramo de la campaña.
En este escenario, nada vendría mejor que una acción
delictiva descollante, a pesar que el sentido común además
de un pensamiento humanista pretenderían que este tipo de hechos
estuvieran alejados de las especulaciones políticas en el marco
de una campaña.
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