Por Angel Castillo
«Dignificación del trabajo y la eliminación del
régimen de subsidios tal como está funcionando en la
actualidad». Tamaño pedido hizo un grupo de 9 cámaras
empresarias que representan a la actividad privada en la provincia
de Neuquén que, por capacidad de generar empleo genuino, no
eludió su responsabilidad social y política.
La Convención Constituyente se transformó en una caja
de resonancia para todos los sectores sociales y políticos,
pero sobresalió por el tenor de la propuesta quienes representan
a los sectores económicos.
Pusieron sobre el tapete el tema de los subsidios que siempre despierta
polémicas. El gobernador Jorge Sobisch advirtió que
uno de los mayores problemas que tendrá este año será
la escasez de mano de obra para trabajar en la construcción.
El aviso pasó desapercibido para el grupo de organizaciones
más preocupadas por obtener protagonismo mediático mediante
frases hechas, pero caló ondo en el sector que el viernes marcó
presencia en el edificio del Concejo Deliberante.
Sobisch había dicho que no iba a tener más remedio que
traer obreros de otros países o de otras provincias y apuntó
sus dardos a políticos que prefieren tener clientela electoral
a cambio de subsidios en lugar de generar fuentes de trabajo.
Las comisiones de la Constituyente tienen una dura tarea para acordar
el cúmulo de proyectos que se presentaron y que algún
mal pensado quedó con cierta sensación de suspicacia.
Es que el no a la reforma que había enarbolado un sector que
por convocante o por hiperoposición había sido el eje
del grupo de los 16, hacía suponer que su presencia tras el
juramento iba a ser simbólica más allá de los
dos puntos que se habían comprometido.
“Ninguno de los convencionales puede pensar que tiene la verdad
sin la decisión política de producir cambios, de seguir
con la mano abierta”, dijo Sobisch después de una malograda
sesión en la que primó la descalificación y la
violencia y no tuvo empacho para invitar a “los convencionales
que se han ido de este recinto” a que “vuelvan a darle
una respuesta al pueblo que los votó y haga escuchar su voz,
defendiendo los intereses que ellos creen que son legítimos”.
La convocatoria, por los resultados al final del límite para
la presentación de proyectos, aparentemente tuvo su eco: se
presentaron casi 90 proyectos, y la mayoría no son, precisamente,
del Movimiento Popular Neuquino, lo que marca, de alguna manera, la
necesidad de participación que había en todos los estratos
de la sociedad neuquina desde el céntrico monumento a San Martín
en la capital provincial, hasta el más perdido paraje del interior
cordillerano.
Más allá del resultado que tendrán las iniciativas
quedó en evidencia que la modernización de la provincia
requería un espacio de contención para este tipo de
proyectos desde el respeto a la autonomía municipal que por
ley están atadas, sus cartas orgánicas, a la aprobación
legislativa, hasta el cuidado del medio ambiente para generaciones
futuras pasando por incrementar las acciones hacia una regionalización.
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