El cereal de los alimentos se fuga
hacia los biocombustibles
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La Habana (AFP-NA) > La
producción de biocombustibles despojó al mundo de casi
100 millones de toneladas de cereales como maíz y trigo, que
podrían haberse destinado a la alimentación, denunció
en La Habana el director general de la FAO, el senegalés Jacques
Diouf. «El alza de los precios del petróleo»
y las barreras comerciales «han sido la causa de que una proporción
creciente de producción agrícola se transforme en materia
prima competitiva para el sector energético», dijo Diouf,
en una conferencia magistral en el Aula Magna de la Universidad de La
Habana. «El resultado es que casi 100 millones de toneladas
de cereales se han sustraído a los mercados de alimentos para
destinarse a la satisfacción de necesidades energéticas»,
añadió Diouf, quien visita Cuba para conocer las medidas
que impulsa el gobierno de Raúl Castro frente a la crisis alimentaria
mundial.
Advirtió que «el mercado energético es tan grande
y la demanda podría ser tan elevada como para modificar radicalmente
los sistemas agrícolas tradicionales», y que «el
uso de recursos agrícolas para el mercado energético pueden
introducir un paradigma completamente nuevo en la agricultura mundial».
«Si los precios de la energía se mantienen altos y la producción
de materia prima para el mercado energético sigue siendo una
actividad económicamente viable, el resultado será la
inversión de la tendencia descendente de los precios reales (...)
y, en consecuencia los alimentos seguirán siendo caros»,
alertó.
Tras comentar otras aristas de la crisis alimentaria mundial, un problema
que afecta a los países pobres, pero también a «las
naciones desarrolladas», el director de la AFP estimó que
«es posible» revertirla. «Se trata de un problema
de voluntad política y de prioridad en la utilización
de los recursos financieros a nivel mundial», afirmó Diouf,
en su séptima visita a Cuba.
Según el Banco Mundial (BM), los precios de los alimentos prácticamente
se duplicaron en tres años. Su presidente, Robert Zoellick, sostiene
que 2.000 millones de personas están afectadas por la crisis,
y que 100 millones más en los países pobres pueden pasar
a vivir por debajo del umbral de pobreza extrema.