El representante del International
Experimental Cinema Exposition hará el 30 de agosto una jornada
para este tipo de creaciones en el Malba. Buenos
Aires (Télam) > El investigador estadounidense
Christopher May, miembro del International Experimental Cinema Exposition
(TIE), llegó a Buenos Aires para indagar sobre la historia
y la actualidad del cine experimental, un género que tiene
poca difusión comercial pero que cuenta con importantes baluartes.
Esta línea de trabajo cinematográfica concreta sus producciones
con esfuerzo y de manera silenciosa. Sus directores combinan imágenes,
colores y sonidos haciendo filamciones únicas que lograron
llamar la atención de los expertos extranjeros.
Además de investigar los orígenes y el desarrollo del
cine experimental en la Argentina, donde se destacan nombres como
Ernesto Baca, Claudio Caldini, Narcisa Hirsch, Gustavo Galuppo y Daniela
Cugliandolo, May presentará el 30 de agosto una jornada de
cine experimental en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires
(Malba).
May concibió en 2000 el International Experimental Cinema Exposition
(TIE), con el objetivo de alentar y difundir el cine experimental
de vanguardia, al igual que para reunir, reconocer y servir a los
realizadores que se dedican a la experimentación y el arte
aplicados a las películas en celuloide.
«Vine al país porque estoy investigando la historia del
cine experimental en la Argentina, de donde conozco a gente de mucha
trayectoria como Narcisa Hirsh y Claudio Caldini, y a otros más
jóvenes como Pablo Marín», contó el especialista.
Películas de 8 y 16 milímetros
May agregó que también está en el país
para hacer una exhibición en el Malba por invitación
de Fernando Martín Peña. La idea es hacer una jornada
de cine experimental en la que exhibirá películas de
16 milímetros muy significativas de los festivales organizados
por TIE.
«Es un programa especial con películas que nunca se vieron
en Buenos Aires, y tiene una filosofía particular ya que incluye
obras que se potencian entre sí al ser vistas todas juntas»,
explicó el especialista.
«Buscamos películas de súper 8 y 16 milímetros
y queremos proyectarlas solamente en su formato original, porque así
mantienen las propiedades únicas del cine experimental. Además,
no existen muchos lugares donde mostrar las películas en estos
pasos reducidos», aclaró May.
Jornadas de trabajo
La jornada experimental del 30 de agosto en el Malba se dividirá
en tres programas, el primero de los cuales, «Cine Parkour»,
ofrecerá trabajos de artistas como Luther Price, Jorge Lorenzo,
Makarena Gagliardi y Guillermo Tula, que exploran la imagen en movimiento
a través de la arquitectura de los espacios de proyección.
El segundo programa lleva el título «Imágenes
del fin del mundo», una selección de películas
en super 8 que representa un camino posible a través del cine
argentino experimental y proyectará todos los trabajos en su
formato original.
Por último, el tercer programa es «Caminar trabajosamente:
Una retrospectiva de films en 16mm» y ofrecerá algunas
de las obras más significativas del cine experimental contemporáneo
de autores como Albert Sackl, Thad Povey, Thomas Draschan, Stella
Friedrichs, Michael Robinson, Timoleon Wilkins, Dan Baker y Michael
Gitlin.
«Pienso que es un poco más avant-garde y arriesgado mostrar
películas en su formato fílmico original, sobre todo
cuando el mundo está tan volcado a la imagen digital en computadoras,
la televisión e incluso los teléfonos celulares»,
opinó el curador.
«En mi opinión, el cine experimental en la Argentina
tiene mucha diversidad. Este tipo de cine tiene propiedades muy particulares,
porque es mucho más personal y busca otras estéticas
para revelar secretos a través de mecanismos cinematográficos
puros», agregó May.
El especialista concluyó que «tiene que ver con las artes
plásticas, lo artesanal y lo científico, con la manipulación
del celuloide, con la filosofía y la política, pero
también con la búsqueda y la investigación de
diferentes formas de narrar y mostrar».
Joven con trayectoria
Neuquén > Daniela Cugliandolo es una de
las cineastas que ha provocado la intriga de Christopher May, y que
formará parte del estudio que el investigador realizará
en Argentina.
La cineasta -que se autodenomina artista audiovisual- nació
en Temperley, Buenos Aires, pero vive en Barcelona desde 2001. Cugliandolo
tiene una vasta formación, donde estudió actuación,
música y dirección de teatro y cine.
Sus primeros pasos como directora teatral los dio en 1994, cuando
dirigió “El montaplatos” de H. Pinter, seguida
por la obra “El paseo de Buster Keaton”, de Federico García
Lorca.
En 1991 y hasta 1997 incursionó en la música, oportunidad
en la que fue parte de la banda El Otro Yo, con los que hacía
presentaciones en las que combinaba música y actuación,
y tocaba el teclado.
Su vinculación con el cine experimental tiene lugar entre 1999
y 2000, cuando realiza 15 trabajos en Súper 8 mm blanco y negro.
Las consignas que guiaron las producciones son las mismas: un solo
carrete, edición en cámara, sonido añadido de
música electrónica, cierta improvisación al momento
del rodaje y la concreciòn de breves relatos, donde sus amigos
y actores se encuentran encarnando un personaje favorito o una realidad
paralela a sus propias vidas.
De esa época datan piezas como “Mucamas Party”
(1999) y “Nosferatu 2000”. En el 2001 viajó a Barcelona,
y después grabó en Roma, Saint Etienne y Panissiéres
las series “Veo doble”.
Instalada en España, se desempeñó como programadora
cultural en la sala Almacén. Hoy, es profesora de cine en el
Centre Civic Pati Llimona. |