Por LAURA E. ROTUNDO
“Neuquén, energía para el desarrollo” es
el nombre del libro que coordinó el economista Federico Sturzenegger
y que revela diversas estadísticas sobre la actividad hidrocarburífera
en la provincia.
En diálogo con La Mañana de Neuquén,
Sturzenegger habló sobre el riesgo de la desaparición
del petróleo y cómo debería prepararse Neuquén
ante esta posibilidad.
En el prefacio de su libro, Usted indica que si se considera a Neuquén
como una unidad en sí misma, su crecimiento podría empañar
al de países como España e Irlanda. ¿A qué
factores atribuye que hoy se pueda establecer esta comparación?
La provincia del Neuquén ha tenido un desarrollo extraordinario
habiendo crecido el 2400% entre el año 1960 y la actualidad.
Pocos países o regiones del mundo han tenido tamaño
crecimiento y por eso digo que el crecimiento de la provincia empaña
el de países tan exitosos como España o Irlanda. Incluso
en la comparación con países como los Tigres del sudeste
asiático, Neuquén sale bien parado.
Este crecimiento se da básicamente por un crecimiento muy fuerte
de la industria hidrocarburifera, el que obviamente, empujó
el de la economía en su conjunto. Este proceso se vio reforzado
en los años noventa, porque en dicha época no sólo
se expandió la actividad de petróleo y gas como nunca,
sino porque a partir del año ‘90 se reconoce la propiedad
provincial del recurso y la plata de las regalías empieza a
verse más directamente en la provincia.
Desde su visión, ¿cuáles son las estrategias
que deben trazarse y concretarse en la provincia para que se mantenga
una industria activa y se genere un ambiente propicio para la inversión?
Lo importante es usar los recursos, potencialmente transitorios,
de las regalías para garantizar un futuro para los neuquinos,
porque hoy la plata está y mañana quizás no.
Si somos responsables con nuestros hijos y nietos no podemos dejar
de plantear esto y actuar con la prudencia y la austeridad que esa
responsabilidad implica.
Neuquén tiene una gran oportunidad, por la gran cantidad de
sus recursos, de mostrar un ejemplo de responsabilidad en el manejo
de sus finanzas.
Ahora bien, aceptado que hay que ser prudente con los recursos esto
puede implicar dos cosas. Se puede, o invertirlos para sostener otras
actividades en la provincia, estas si sustentables, o invertirlas
financieramente si es que en la provincia no hay proyectos de interés
que den un retorno equivalente. Yo diría que lo óptimo
es un punto intermedio.
Obviamente hay inversión en infraestructura que tiene una alta
rentabilidad y habría que encararla.
Particularmente me refiero a un desarrollo de la red vial para que
toda la provincia tenga un acceso rápido al resto del país,
aspecto crucial para el desarrollo turístico de la provincia,
así como la inversión en facilidades de riego para potenciar
el potencial de los valles del Limay y el Neuquén. Pero estas
inversiones deben pasar la vara de lograr un cierto rendimiento económico
a bajo riesgo.
Como a todo buen inversor quizás le valga la pena a los neuquinos
ahorrar parte de las regalías, quizás un cuarto o la
mitad, y generar un fondo que devengue intereses.
Esos intereses, cuyo capital estará preservado debiera convertirse
en una fuente de ingresos sustentables para los neuquinos para cuando
el petróleo se acabe.
Tal vez la pregunta más interesante que se formula
Usted en su trabajo editorial, tiene que ver con la incógnita
de saber si se acabará el petróleo. ¿Cuándo
estima que esto sucederá y cómo debería prepararse
Neuquén para afrontar este inconveniente, que actualmente ya
preocupa a la industria y a los consumidores en general?
Una pregunta es cuándo se acabará el petróleo
en el mundo, y esto probablemente no ocurra nunca por el desarrollo
de la tecnología. El mundo hoy tiene reservas para 50 años
y si se anticipa el desarrollo de un combustible alternativo (¿la
fusión?) el precio del petróleo puede caer en un par
de años básicamente a cero. Si ese desarrollo tecnológico
se dará o no... nunca puede saberse, pero obvio que puede ocurrir.
Y si ocurre, no hay nada que pueda salvar a la provincia. Pero también
es cierto que tampoco puede la provincia hacer mucho respecto a esto,
mas que rezar para que no ocurra.
¿Y entonces?
La pregunta más relevante en el ámbito provincial
es evaluar el riesgo que se acabe el petróleo en Neuquén
específicamente.
Como bien lo saben los neuquinos con la experiencia de Plaza Huincul,
hay yacimientos que se agotan y se acaba la actividad en esas zonas.
¿Puede ocurrir lo mismo en el resto de la Provincia? Obvio
que sí y la única cura es una fuerte inversión
en tecnología y en exploración.
Lo que hay que entender es que el mejor socio de la provincia es la
actividad hidrocarburifera, pero como su desarrollo insume millones
y millones de dólares, sólo sí se la protege
y estimula se generaran los incentivos para que estas empresas sigan
produciendo en territorio neuquino y así sostener la producción
en la provincia.
Es importante tomar conciencia de esto, porque las posibilidades y
lugares para producir petróleo son muchísimos y muchos
de ellos son mucho más atractivos geológicamente que
Neuquén.
¿Hasta cuándo cree que podrán los hidrocarburos
generar un alto nivel de ingresos a la provincia, teniendo en cuenta
que las reservas de gas y petróleo caen y que en los últimos
15 años no hubo descubrimientos de nuevos yacimientos de importancia?
Nuevos descubrimientos pueden estar a la vuelta de la esquina.
Mi impresión es que si la industria puede trabajar bien, los
niveles de producción podrían mantenerse por mucho tiempo.
La clave es incentivar la incorporación de tecnología
para lograrlo...
Si hacemos un paralelo con las demás provincias con
gran actividad hidrocarburífera, ¿podríamos decir
que es Neuquén la más avanzada?
Neuquén claramente ha sido, en cantidad de recursos,
la más favorecida, aunque en términos por persona, la
más favorecida ha sido la provincia de Santa Cruz.
Creo que con estos recursos, Neuquén ha hecho inversiones interesantes
y presenta potencialidades muy grandes. Por ejemplo en el sector turístico
e inmobiliario. Neuquén tiene un ingreso per cápita
alto en el comparativo de todas las provincias.
¿Cuál es su opinión acerca del papel
que debería jugar el Estado dentro del sector? ¿Cómo
calificaría la gestión del actual Gobierno, en relación
al impulso que le da a esta actividad?
Creo que el gobierno de Neuquén ha entendido siempre
la importancia estratégica del sector para la provincia y dentro
del marco que permite el gobierno nacional, trata de dar seguridad
jurídica y económica a la actividad. En este sentido,
lo veo bien encaminado.
El rol del Estado para mí no debiera estar en la producción,
allí es imposible competir en eficiencia y posibilidades de
inversión de las grandes compañías.
La tarea del gobierno es asegurar que la producción pueda hacerse
y que los recursos generados y aportados por las regalías lleguen
a la gente. Un cálculo muy sencillo que computa lo que podría
pagar el gobierno de Santa Cruz si hubiera ahorrado todas las regalías
y extrajera sólo un 4% anual como retorno de esos fondos (preservando
plenamente el capital) da un pago anual de alrededor 5.000 pesos por
familia. Así que el sector vaya si otorga los recursos necesarios
para el bienestar de la sociedad. Es por ello que es natural que la
sociedad exija que estos recursos le lleguen de manera directa y sobre
todo de manera transparente.
Creo que en este sentido, Neuquén saca dentro de todo, una
nota bastante buena.
¿Cuál es su expectativa sobre el crecimiento
de la región?
Si por región se entiende la zona cercana a Neuquén,
debemos reconocer que Neuquén tiene suerte, ya que tanto la
industria de fruticultura, vides y turismo, de gran concentración
en esta zona, han tenido un gran repunte con la devaluación.
Es probable que este marco se mantenga así durante algún
tiempo.
Pero Neuquén también tiene suerte porque está
cerca de Chile, que es cada vez más rico y que por consiguiente
puede ofrecer derrames interesantes sobre el territorio Neuquino.
Integrar profundamente a Neuquén con Chile y el Pacifico también
debieran ser prioridades estratégicas.
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