José desapareció en
octubre de 2007 y los restos óseos fueron encontrados casi cinco
meses después.
Neuquén >
Se confirmó. Los restos óseos encontrados en los últimos
días de marzo pasado en medio del campo, en inmediaciones del
Yacimiento Petrolífero Loma de la Lata, se corresponden con
José Ignacio Tissera, el adolescente de Centenario que permaneció
varios meses desaparecido.
Un profundo estudio de sangre de sus padres y hermanos, realizados
en laboratorio de la Capital Federal, demostró con absoluta
certeza que los restos de huesos hallados y examinados pertenecen
al joven que desapareció en octubre del 2007.
La información a la que tuvo acceso en forma exclusiva La Mañana
de Neuquén, sostiene también que el joven de 17 años
murió deshidratado y que los análisis fueron realizados
por el Primer Centro de Inmunogenético de la Fundación
Favaloro (PRICAI).
Los resultados de los estudios, que fueron girados a la titular de
Graves Atentados contra las Personas y al juez de la causa, destruyeron
también en forma decisiva toda conjetura sobre el asesinato
del menor.
El estudio de los profesionales, que cuentan con un gabinete acondicionado
con equipos de alta tecnología, se fortalece además
habida cuenta de que los investigadores no encontraron rastros de
violencia en los huesos.
Se habría descartado entonces que el joven muriera a raíz
de un impacto de bala pero, en cambio, sí se puede sostener
que los restos de la osamenta tenían profundas mordeduras de
perros salvajes, roedores y de otros animales que habitan la zona
de bardas.
Perdido en medio del campo
Todo indica entonces que el joven salió de su casa con el propósito
de caminar por la zona de bardas y cañadones próximos
a Centenario y que se internó demasiado en el campo.
Se presume que fue sorprendido por la oscuridad y que pudo haber deambulado
en medio de la noche hasta el amanecer con la idea de acercarse a
una zona poblada. Es posible, que sin ninguna orientación,
ingresó aún más hacia una zona totalmente desértica.
Un trabajador de una empresa petrolera descubrió la osamenta
en una zona de picadas distante 30 kilómetros de Centenario
e inmediatamente se comunicó con personal policial de la Comisaría
Quinta de la vecina localidad neuquina.
El padre del menor, Robustiano Tissera, reconoció el pantalón
y una campera como algunas de las prendas que tenía su hijo
cuando desapareció.
A ello se añade los resultados coincidentes de las pericias
realizadas a la dentadura del adolescente con una planilla odontológica.
Además un puestero encontró en un cañadón
una mochila que en su interior tenía elementos que eran del
joven desaparecido.
Desde ese momento personal policial de la Comisaría Quinta,
de Vista Alegre Sur y Norte y de otras unidades policiales de Neuquén
intensificaron los rastrillajes en una amplia zona, tarea que resultó
infructuosa.
La búsqueda se realizó durante largos meses e inclusive
con efectivos policiales de la Montada.
«Era algo que esperaba»
Centenario > «No me siento aliviado, pero
sí era algo que yo sabía, que José murió
deshidratado y no hubo otra cosa de terceros en esto. Sentí
mucho dolor cuando me enteré», dijo Robustiano Tissera,
padre de la víctima tras la mala noticia.
El padre de José aseguró que se enteró el martes
a las 14 cuando lo llamó el fiscal del caso. «Estuvimos
viendo el informe y el expediente de los análisis y hay un
99,9 por ciento de que los huesos son de José lamentablemente
como se esperaba».
El padre de José Ignacio Tissera había sido investigado
por la Justicia luego de la desaparición el 10 de octubre de
2007.
Dijo además que «el fiscal me dijo que era una aberración
que los análisis de ADN hayan tardado tanto, pero que esto
era así. Que no había dudas, no hubo violencia en el
cadáver, se quedó sin agua y se deshidrató»,
se lamentó Robustiano Tissera.
Con la confirmación de que los huesos encontrados en la meseta
pertenecen al joven desaparecido, el caso se cierra, luego de varios
cuestionamientos a los procedimientos judiciales que parecieron no
avanzar en el caso.
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