Berlín (dpa) >
El inversor financiero Blackstone partipará con cerca de 1.000
millones de euros (1.600 millones de dólares) en el ambicioso
proyecto de construir un parque eólico offshore en Alemania,
lo que al conocerse la semana pasada reavivó entre los alemanes
el entusiasmo y el escepticismo que el proyecto despierta por igual.
Blackstone se asociará con la alemana Windland GmbH de Berlín
para construir un enorme parque de energía eólica en el
mar Báltico.
El proyecto «Meerwind» comprende 80 turbinas de viento al
noroeste de Helgoland, y tras su culminación, el parque eólico
deberá producir a diario electricidad para cerca de 500.000 hogares.
«Este proyecto contribuirá a garantizar la provisión
de energía en Alemania y pondrá en marcha una nueva industria
de producción energética offshore en el mar Báltico»,
dijo el fundador de Windland, Joachim Falkenhagen, entusiasmado con
la decisión del inversionista mundial Blackstone.
El gobierno alemán apunta con su programa de protección
del medioambiente a construir grandes parques de energía eólica
en el mar Báltico.
«Apoyamos el proyecto, pero no compartimos la euforia»,
sostuvo en conversación con dpa por su parte Ulf Gerder, portavoz
de la Asociacion Alemana de Energía Eólica.
Gerder reconoce los enormes desafíos técnicos que implica
instalar turbinas a 40 kilómetros de la costa. «No tenemos
experiencia en este campo», dijo en conversación con dpa.
Los ambiciosos planes que presentó el ministro alemán
de Transporte, Construcción y Temas Urbanos, Wolfgang Tiefensee,
incluyen la licenciación de 30 parques de energía eólica
offshore, que hacia 2030 deberán cubrir cerca de 15 por ciento
de las necesidades energéticas del país.
La legislación alemana sobre energía renovable ofrece
distintos incentivos para inversores. Los generadores offshore recibirán
15 centavos de euro por kilovatio-hora, mientras que en tierra reciben
sólo nueve centavos por la misma unidad.
El sitio donde se emplazará el parque se eligió por motivos
ambientales y de conservación. La idea es interferir las rutas
de las aves migratoras lo menos posible y preservar la vista que se
tiene desde la costa.
Mientras los daneses, los holandeses y los británicos construyeron
parques eólicos junto a la costa, en ninguno de esos países
existe la experiencia suficiente para colocar las enormes turbinas a
tanta distancia de la costa.
Gerder fija los costos de construcción en tierra en cerca de
un millón de euros (1,6 millones de dólares) por megavatio
instalado. Cuarenta kilómetros mar adentro, la cifra se duplicaría
o triplicaría, augura.
Este cálculo no considera los costos de conexión entre
las turbinas y la red de distribución eléctrica nacional.
Sin embargo, Gerder predice que hacia 2020, Alemania tendrá unos
10.000 megavatios de capacidad instalada offshore, mientras en tierra
la capacidad de generación será de 45.000 megavatios.
La asociación trabaja con el supuesto de que el funcionamiento
a capacidad plena se alcanza en tierra durante unas 2.500 horas por
año, mientras que offshore, donde los vientos son más
fuertes y constantes, podría elevarse a 3.600 horas de las 8.700
que en total tiene un año.
Pero todavía quedan pendientes cuestiones ambientales. ¿Los
miles de enormes ventiladores girando sobre el mar afectarán
a los pájaros? ¿Cuán perturbadoras resultarán
la obra de montaje del parque eólico? ¿Qué efectos
tendrán los campos electromagnéticos que genere el tendido
de cables submarinos?
Son preguntas que aún deben responderse. La organización
mundial de la salud (OMC) de Naciones Unidas, por ejemplo, lleva a cabo
actualmente un estudio sobre campos electromagnéticos.
«Algunos investigadores indican que los campos electromagnéticos
generados por cables submarinos podrían interferir en la detección
de presas o capacidades de orientación de los animales que viven
en las inmediaciones», sostiene un docuemento de la OMC.
«Los costos de mantenimiento son otro tema», dice Gerder.
«No se puede subir al auto y llegar hasta donde hay un problema,
como se hace en la tierra».