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Neuquén > La crisis
energética estructural que atraviesa el país tiene diversas
aristas y responsables, pero sin dudas es inocultable, pese a los esfuerzos
de ambas administraciones K. La escasez del gas y de electricidad en
invierno, más la falta de gasoil, son palpables. Por eso, el
Estado se endeuda cada vez más para mantener el sistema. Y más
allá de las cuestiones geológicas que tienen una gran
importancia en materia hidrocarburífera, las políticas
erráticas suelen hacer más daño que la madurez
de los yacimientos.
Desde el primer trimestre de 2003 la demanda energética (gas
natural, electricidad y derivados del petróleo) crece siguiendo
el ritmo del crecimiento económico global. Pero la oferta en
nueva infraestructura (nuevas centrales eléctricas; gasoductos;
nuevos yacimientos de hidrocarburos; nuevas refinerías de petróleo)
se amplía muy poco, por lo cual cada vez en más difícil
satisfacer demanda creciente.
“El Gobierno –equivocadamente– optó por una
solución sin futuro: conservar el statu quo jurídico básico
de los ‘90, sin modificaciones substanciales, y complementando
dicho statu quo con un conjunto desafortunado de medidas heterodoxas
(casi todas implementadas por Resoluciones ad hoc) que llevaron a la
desconfianza, al temor a la represalia, a la falta de crítica
y, en definitiva, a la parálisis de las inversiones en sectores
claves”, indica Jorge Lapeña, Presidente del Instituto
Argentino de la Energía “General Mosconi”, consultor
energético y ex Secretario de Energía de la Nación
en la publicación Proyecto Energético.
Para el experto, la creación de ENARSA y el otorgamiento a ésta
de los derechos de explotación en toda la plataforma continental
hasta las 200 millas costa afuera actuó como un formidable proyecto
tapón; la obligación de las empresas privadas de procurarse
la energía eléctrica por el método “Energía
Plus”; la suspensión de las exportaciones de gas comprometidas
a Chile; las multas por los mayores consumos (plan PUREE) que actúan
como verdaderos incrementos tarifarios encubiertos a la población
y a la industria; son ejemplos desalentadores.
La alta dependencia
El principal problema energético del país es la gran
dependencia de los hidrocarburos. El gas natural abastece los consumos
residenciales del 55% de la población, la mayoría de
las necesidades energéticas de la industria y una porción
elevada del parque automotor (Argentina es uno de los países
con mayor cantidad de autos que funcionan a GNC del mundo). Además,
un 60% de la energía eléctrica se genera con centrales
que consumen gas natural.
Mientras que los derivados del petróleo abastecen a la totalidad
del parque automotor y ferroviario, además del parque de maquinaria
agrícola.
A este panorama se suma una realidad compleja: no se ha descubierto
ningún importante yacimiento de hidrocarburos en los últimos
15 años; la producción petrolera viene en caída
desde 1998; y la producción de gas natural cae desde 2004 con
una demanda siempre creciente (la producción en 2007 respecto
de 2006 es un 1,4% menor).
Además, las exportaciones de crudo son cada vez menores y mayores
las importaciones de gas natural, gas oil y fuel oil, ya que la demanda
de combustible está en pleno crecimiento. No se amplió
ni mucho menos construyó ninguna nueva refinería de
petróleo, a pesar de que las instaladas operan al límite
de su capacidad.
“Si juzgamos a la privatización de los ‘90 por
el petróleo nuevo que descubrió, vemos claramente el
gran fracaso de dicha política; muchas empresas petroleras
que operan en Argentina se están retirando; y cuando ello ocurre,
las mismas son reemplazadas por empresas ajenas al sector petrolero
y sin conocimiento del negocio», señala Lapeña.
Y añade: «el balance de algunas empresas petroleras que
cotizan en la Bolsa de Buenos Aires muestra que el sector refinación
de petróleo no genera utilidades, lo que explicaría
que no haya inversiones y que se acentúe el desabastecimiento
de productos refinados; los precios internos de los derivados son
los más bajos de toda la región y los impuestos que
gravan el consumo altos en proporción; la planificación
energética sigue siendo mala palabra en Argentina desde hace
18 años”, indica Lapeña.
Retenciones
Según el economista y consultor energético Sebastián
Scheimberg, las retenciones que aplicó la administración
K al sector petrolero fueron una herramienta adecuada para cerrar
la brecha fiscal y mantener controlados los precios domésticos,
pero “el efecto de estas medidas, que pasaron de categoría
transitoria a permanente, fue un abaratamiento del precio de la energía,
generando claras señales para sobre expandir la demanda, desincentivando
al mismo tiempo la oferta”.
Y agrega: “la perdurabilidad del esquema de subsidios ha ido
desencadenando un escenario de escasez que se manifiesta en cortes
de suministro e importaciones subvencionadas de gasoil, dado que los
precios internos (gracias a la disponibilidad de crudo local con precios
inferiores a los internacionales, merced a las retenciones) no cubre
los costos de la importación”.
Las posibilidades de hallar grandes yacimientos en tierra en el país
son remotas, por eso la mayor esperanza de Argentina está en
el off shore. Además, las grandes compañías se
encuentran explotando áreas que resultan incompatibles con
la escala mínima eficiente para ellas. “Contrariamente,
el ingreso de pequeñas firmas, mucho más flexibles ha
provocado un aumento en la productividad de áreas marginales,
con lo que el cambio en el modelo de organización podría
llegar a ser un aporte para revertir la tendencia de corto plazo”,
señala Scheimberg.
“En el largo plazo, la falta de exploración que se reflejó
desde la privatización (excepto en la primera etapa), nos da
la pauta que o bien han fallado los incentivos para la gestión
exploratoria privada, o bien que esta actividad, donde existen claras
externalidades en materia de exploración e investigación
aplicada, requiere la presencia de un Estado mucho más fuerte
y activo, como lo ha demostrado la experiencia exitosa de nuestros
vecinos”, añade.
El economista propone un amplio debate con especialistas calificados
para establecer una política hidrocarburífera con reglas
claras para revertir el desabastecimiento del país. “Habrá
que tener la suficiente paciencia y tolerancia para no cambiar el
rumbo a medio camino, por más que el factor geológico
no nos acompañe, como es posible que pueda llegar a suceder”,
finaliza.
Para Lapeña la receta para salir de la crisis energética
es simple: “la que enseña la regla de la buena técnica:
una buena y actualizada ley de Hidrocarburos que la Argentina no posee;
una política exploratoria bien concebida en base a un “contrato
tipo” bien diseñado; la información geológica
y geofísica sistematizada; una adecuada promoción de
la política en las capitales petroleras que sea capaz de generar
una corriente inversora y una oficina de promoción prestigiosa,
con adecuados recursos humanos capaz de promover e implementar la
política, poniendo a resguardo el interés nacional y
asegurando al inversor extranjero o nacional el cumplimiento de los
contratos”.
Explorarán el norte santafesino
Santa Fe (Télam) > El presidente de la
empresa Raiser, Osvaldo Sortino, confirmó que en agosto comenzará
«una ambiciosa búsqueda de petróleo en el norte
de Santa Fe» y destacó que «será la primera
vez que se hace en la provincia un desarrollo de exploración
con la tecnología más moderna».
«Nuestra empresa -con sede en Rosario- motoriza la realización
del estudio en alianza estratégica con una compañía
de Canadá, que es líder global en el tema y que aporta
el know how y la tecnología», informó el empresario
a la prensa local.
Sortino adelantó que la exploración «se hará
en una cuenca de la zona de los bajos submeridionales, más
precisamente en una reserva de terrenos que es propiedad del Estado
santafesino».
Aunque «por razones de confidencialidad» no abundó
en detalles sobre el proyecto, dijo que se hará un estudio
de geosísmica en exploración de cuenca en busca de petróleo,
con la tecnología más moderna disponible en la actualidad.
El ex secretario de Energía de la Nación, Jorge Lapeña,
dijo a Télam que se trata de la cuenca sedimentaria Chaco-paranaense,
que fue «débilmente explorada en el pasado, pero esto
no la inhabilita para que se hagan nuevos intentos».
De esa zona hay algunos estudios realizados en los años 70
y 80 por la entonces estatal YPF, que marcaron algunas coordenadas
y dan pie para la profundización de un relevamiento de esta
magnitud.
«Se trata de una cuenca sedimentaria de alto riesgo»,
explicó Lapeña, al tiempo que sostuvo: «Me parece
bien que se realicen nuevos intentos de exploración, porque
eso es lo que se está necesitando».
Este proyecto para el norte santafesino «es de muy alto costo
de inversión y todo es de exclusiva inversión privada»,
aclaró Sortino, y agregó que el estudio sólo
requiere de autorizaciones provinciales.
Asimismo, adelantó que para fin de este año esperan
tener concluidos los estudios y en caso de ser favorables llevarán
la carpeta con toda la información al Gobierno de Santa Fe
y una propuesta de «joint venture» para encarar el desarrollo
y la explotación de los yacimientos.
«Como es una reserva propiedad de la provincia, el Estado tiene
la titularidad de la tierra. La idea sería que nosotros encaremos
la inversión minera, esto es a riego privado, y la provincia
-además de cobrar las regalías- participaría
en la titularidad del yacimiento a desarrollar», explicó
Sortino.
Raiser es una empresa que comercializa en forma mayorista combustibles,
fertilizantes y granos de capitales nacionales y cuenta con instalaciones
en Bahía Blanca, Ramallo, Puerto San Martín, Formosa
y Timbúes.
También tiene a su cargo la operatoria de carga granaria y
fertilizantes de Terminal Puerto Rosario, y ya tiene un primer intento
de exploración de petróleo asociada con Enarsa en la
provincia de La Pampa.
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