Por Laura E. Rotundo
Ser perfecto. Esa es la consigna que se observa en las revistas y
la televisión.
Las campañas publicitarias que muestran figuras ideales y la
inexistencia de talles para personas «normales» de físico,
provocan preocupación en adolescentes y promueven la difusión
de dietas mágicas o remedios que sacan los famosos kilitos
de más en pocos días.
El reconocido psiquiatra y Director Médico de la Asociación
de Lucha Contra la Bulimia y la Anorexia (Aluba), dialogó sobre
ambas enfermedades con La Mañana de Neuquén y destacó
el aumento de la presencia de los males en los menores de edad.
¿Cuáles son los síntomas más
frecuentes cuando comienza a presentarse la anorexia en una persona?
Los signos de la anorexia corresponden a una persona que se niega
a alimentarse normalmente, que comienza a hacer dieta y baja mucho
de peso repentinamente. En general, las personas afectadas son mujeres
y pierden la menstruación. A veces, a pesar de disminuir muchos
kilos y hasta, a veces, alcanzando la desnutrición, se ven
distintas a como están realmente y siguen sintiéndose
gordas.
Esto siempre está acompañado de un intenso miedo a engordar,
que aumenta con el descenso de peso en lugar de desaparecer y con
fuertes obsesiones a todo lo relacionado con el cuerpo y la comida.
El carácter y el estado de ánimo siempre se alteran.
Cuando los niveles de desnutrición son tan peligrosos, se puede
provocar la muerte.
¿Y en el caso de la bulimia?
Existe la misma obsesión por el tema de la comida y el mismo
miedo a aumentar la figura, pero no se puede mantener la dieta ni
la restricción alimentaria porque la ansiedad hace que la persona
enferma termine comiendo de más... casi siempre a escondidas
y en donde sienten que pierden el control y se producen así
los «atracones».
Cuando esto sucede, y porque tienen miedo a engordar, eliminan lo
que ingieren mediante una autoprovocación del vómito,
el uso de laxantes o de diuréticos. Cualquiera de los tres
medios son altamente peligrosos porque producen la pérdida
de potasio y también se puede provocar un paro cardíaco
por esto.
Las otras maneras son haciendo gimnasia excesiva o ayunando varios
días seguidos.
Las alteraciones en el carácter es algo muy común que
siempre suelen acompañar estos cuadros. Hay mucha ciclotimia,
existen momentos de hiperactividad e impulsividad combinados con otros
de bajón y depresión.
¿Existe algún estudio que determine por qué
existen estos males? ¿Es algo genético o algo psicológico?
La cuestión genética es importante, no necesariamente
porque se transmita la misma anorexia o bulimia, sino de transmisión
genética de características de enfermedades como la
depresión, la drogradependencia, las fobias o de distintos
estados que puedan manifestar los padres e incluso en familiares más
lejanos.
Es crucial la parte social y cultural en estos temas, no tiene una
causa individual.
¿Influyen mucho las publicidades que se hacen en los
medios gráficos y la televisión con figuras «ideales»
en que tantas personas quieran copiar esas promociones y la falta
de talles hasta para personas delgadas?
Totalmente. Todo esto tiene que ver con una cuestión de marketing
y de mercado de consumo, un poco feroz y perversa que comenzó
cuando la ropa tenía cada vez menos tela y el «Small»
era cada vez más chiquito.
Todo se relaciona con la venta de productos dietéticos, de
regímenes de adelgazamiento y un montón de elementos
que son culturales y sirven para enfermar mucho.
¿Una enfermedad conlleva a la otra o se puede padecer
una sola?
No, es así como lo indica. Primero se empieza con anorexia
y luego se sigue con la bulimia.
En porcentaje, ¿cuántas mujeres y cuántos
varones están afectados por las dos enfermedades?
Es sabido que siempre se presentan más en chicas, aunque el
mal en los chicos -desde hace un par de años- va en aumento.
En la proporción de las personas que nosotros tratamos, un
90 por ciento son mujeres y el 10 restante, varones.
¿Y en cuanto a las edades?
Históricamente, la anorexia empezaba entre los 12 y los 14
años, mientras que la bulimia se manifestaba después
de los 18.
Actualmente, la iniciación de ambos males se registra en edades
más tempranas, en niños.
Menores a los 8 años incluso. Los chicos empiezan a hacer dieta
en la escuela primaria.
En general, ¿de cuántos casos hablan las últimas
estadísticas?
Los índices son altos. Uno de cada 25 adolescentes se encuentra
afectado y estas cifras se vienen manejando desde hace varios años
y no disminuyen.
De esa estadística, entre un 10 y un 20 por ciento de los casos
puede correr riesgo de vida.
¿Cuáles son los programas que en Aluba dan
mejores resultados?
Nosotros trabajamos con grupos de profesionales, dirigidos siempre
por profesionales, en equipos interdisciplinarios formados por médicos
clínicos, psiquiatras y psicólogos. La participación
de la familia es muy fuerte a lo largo de todo el tratamiento.
El sistema más conocido y que probablemente tiene más
éxito, es el llamado «Hospital de Día» en
el que los pacientes tienen que asistir por un tiempo determinado
a la institución como si fuera un colegio, de lunes a viernes
entre las 8 y las 17. Obviamente existen otros sistemas de tratamiento
que son mucho menos intensos, llamados grupos de autoayuda externos
y hay gente que los está cumpliendo, entre dos y tres veces
por semana.
¿Existe un tiempo de duración de cada enfermedad?
Ambas son crónicas. Una vez que aparecen, no se van.
Lo que sí hay es una evolución cíclica, con algunos
momentos de mejoría y otros de empeoramiento, por lo que sino
se hace un tratamiento especializado que trate de superar estas perturbaciones,
éstas van a seguir presentes en la persona y se va a reincidir
en las conductas que antes detallamos.
¿Cómo tiene que tratar la familia al enfermo?
En el caso de la bulimia, las personas afectadas casi siempre tienen
sus síntomas escondidos, no es que pueden frenar a la persona
cuando se está por producir un «atracón».
Respecto a la anorexia, los enfermos suelen mentir diciendo que comieron
cuando en realidad no lo hicieron. En ambos casos, la familia nunca
debe manejarse sola sino que debe asesorarse con especialistas y continuar
las directivas que ellos les indiquen.
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