En diálogo con La Mañana de
Neuquén, Horacio Bersten - coordinador jurídico de la
Unión de Usuarios y Consumidores y abogado- realizó
un balance sobre los precios en 2005 y resaltó los reclamos
que más abundan por parte de los usuarios.
¿Cómo describiría la situación
de los usuarios y consumidores de nuestro país?
Lo cierto es que en 2005 no ha mejorado su situación. Pueden
existir mejorías -y de hecho las hay- de tipo económico
en algunos sectores, en función de una mayor actividad económica
y ocupación.
Estas mejoras pueden determinar mayores ingresos en algunos casos.
Ahora bien... la mejoría no deviene de medidas adoptadas por
los poderes públicos o fueron obtenidas a través de
acciones de los consumidores. El alza de precios no ha sido detenida;
la prestación de los servicios públicos no se encuentra
controlada y muchos abusos de los proveedores subsisten.
¿Qué medidas le proponen concretar al Gobierno
o a los empresarios para revertir determinadas situaciones que tienen
que ver con los usuarios y consumidores?
El gobierno nacional ha desactivado la participación de los
consumidores, especialmente en materia de servicios públicos.
El balance en este punto es francamente negativo para los consumidores
y usuarios. Considero que es fundamental escuchar en serio a las asociaciones
de consumidores y no cooptar a algún dirigente en algún
puesto público.
Que funcionen adecuadamente los organismos de control de los servicios
públicos, que actualmente sirven para colocar a los «amigos»,
transformándolas en agencias de regulación y control
que funcionen en serio... es algo realmente necesario. Que se controle
la concentración económica aplicando todas las sanciones
que sean necesarias.
¿Ustedes trabajan conjuntamente en algunas iniciativas
con la Subsecretaría de Defensa de la Nación y con los
sindicatos?
Nuestra entidad ha participado en numerosas iniciativas en el ámbito
de la Subsecretaría de Defensa del Consumidor de la Nación,
tanto con las autoridades nacionales como con sindicatos y cámaras
empresariales. La verdad es que hasta ahora esto no ha dado resultados
concretos en materia de precios.
¿Cuál es el panorama de los reclamos?
Los reclamos, tanto en su cantidad como en el tipo, varían
según las épocas. En 1997 y 1998 los principales reclamos
eran por cuestiones derivadas de la telefonía fija o básica.
Desde 1999 y hasta fines de 2001 se centraban fundamentalmente en
los servicios públicos domiciliarios, tanto en sus tarifas
como en su calidad. En el 2002 y en el 2003 fueron las cuestiones
con los bancos las que concitaron la atención y en el 2004
y más aún en el 2005 la telefonía celular es
la que encabeza el ranking de denuncias.
Sin perjuicio de estas variaciones, hay que señalar que existen
cuestiones como las que se plantean con las empresas de medicina prepaga
que permanentemente están entre los primeros puestos.
El dólar alcanzó en un momento los 4 pesos
y los precios no bajaron cuando
la divisa norteamericana se estabilizó entre los 2,90 y los
3 pesos. ¿Cuál es su
opinión sobre esto?
En el 2002 y hasta entrado el 2003 se afirmaba que como los alimentos
y muchos otros productos eran bienes «transables» en el
mercado internacional, su precio estaba determinado por éste
y no en función de factores internos. Según ese razonamiento,
el alza del dólar determinaba la suba de los precios internos.
Luego todos verificamos que, producido el descenso del dólar
en relación con el peso, no se produjo una baja en los precios.
En realidad, se proporcionan diversas justificaciones respecto a la
inflación. Así se invoca a factores «estacionales»
cuando el pescado aumente en semana santa o respecto de alimentos
navideños. También a la situación del mercado
energético, a que ahora se terminó la aftosa y se exporta
más carne; que existe una puja distributiva...
En rigor, estas afirmaciones se suceden y no sirven para mucho. Lo
concreto y real es que los precios han subido y siguen subiendo. No
nos corresponde a nosotros establecer el origen de la inflación,
si apuntar a las necesarias correcciones a realizar. Y es fundamental,
en ese sentido apuntar contra la enorme concentración de la
oferta de determinados productos y de la comercialización.
¿Cree que puede producirse un pico inflacionario mayor
si continúan incrementándose los sueldos?
El poder adquisitivo de los salarios descendió en términos
generales desde la crisis del 2001 y 2002 y en especial, los salarios
en negro, estatales y los ingresos de los jubilados. Pero, desde 1974
la participación de los asalariados del total de la renta ha
disminuido enormemente. La inflación, en todos estos tiempos
ha ido en crecimiento. De modo que no debe hacerse una relación
directa, en el sentido que los reclamos salariales van a originar
más inflación.
Pero... ¿qué se pretende para evitar la inflación?
¿Que sean los que menos tienen los que hagan un sacrificio?
¿Qué modificaciones cree que deberían
hacerse en el sistema impositivo, que claramente afectan a una parte
de los usuarios y consumidores?
Sin ninguna duda, el sistema impositivo argentino presenta graves
falencias que afectan a los consumidores. En primer lugar, se privilegian
los impuestos al consumo -como el IVA- en tanto que es menor la carga
al impuesto a las ganancias. En el caso de este último, la
escala comienza con montos muy pequeños que gravan a quienes
menos recursos tienen.
Respecto del IVA, el porcentual es muy elevado, especialmente respecto
de los productos que integran la canasta básica.. Se llega
al disparate que por el servicio de agua potable y cloacas se tribute
IVA. El más elemental de los consumos, puesto que sin éste
no podríamos vivir, está gravado con el IVA. En este
caso, sostenemos que hasta determinada escala, el consumo de agua
debería estar desgravado impositivamente.
Para finalizar con un poco de optimismo este 2005, ¿qué
sector de los consumidores funciona correctamente en nuestro país
o de cuál proviene solamente una minoría de quejas?
El optimismo, en esta materia, no puede provenir de un mayor o menor
número de quejas que puede estar determinado por circunstancias
puntuales sino de la confianza en nuestras propias fuerzas y de los
logros efectivamente conseguidos. Y en ese sentido, hay que destacar
que en este año se han resuelto favorablemente para los consumidores
dos juicios muy importantes. Uno de ellos fue promovido por la Dirección
de Defensa del Consumidor de la Ciudad de Buenos Aires contra la Banca
Nazionale del Lavoro y obtuvo que se devuelva a todos sus clientes
un cargo –por diferimiento de pago- que no debía haber
cobrado.
El segundo caso concierne a nuestra entidad, la Unión de Usuarios
y Consumidores, que le ganó al Banco de la Provincia de Buenos
Aires una acción para que restituya a dos millones de usuarios
de la tarjeta Bapro Visa Electrón, el importe de un seguro
por robo en cajero que impuso unilateralmente.
Son las dos primeras sentencias en acciones colectivas y ha sido considerados
entre los diez principales juicios del 2005. Es un orgullo haber podido
contribuir a que un gran número de personas pueda tener una
pequeña retribución.
Esos son los logros que consideramos duraderos y que sirven para señalar
un camino hacia el futuro: la acción organizada de los consumidores.
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