Por Laura Rotundo
Buenos Aires > Martín Simonetta es director
ejecutivo de la Fundación ATLAS 1853 y en diálogo con
La Mañana de Neuquén dio su punto de vista respecto
de la coyuntura económica argentina.
El Profesor de Negociaciones Internacionales de la Universidad de
Belgrano y Docente de Economía en la Escuela de Negocios de
la Cámara Argentina de Comercio, también opina acerca
del manejo de la inflación y el conflicto que enfrenta al Gobierno
con el campo.
Distintos analistas manifiestan que la inflación es
actualmente el mayor problema económico que enfrenta el Gobierno.
¿Cómo cree que el Ministro de Economía, Carlos
Fernández, debería controlar este índice?
En realidad, en primer lugar creo que es necesario que el Gobierno
reconozca la inflación real, sin ocultamientos. Sin reconocer
el problema no se lo puede atacar.
Igualmente, el corazón de los problemas que enfrenta la economía
argentina es el descontrolado aumento del gasto público en
los últimos años, que prácticamente se ha triplicado.
Si consideramos el período que va del año 2001 al 2007,
veremos que el gasto público consolidado pasó de 95.969
millones de pesos a 248.000 millones de pesos. Esto representa un
monumental incremento de 158 por ciento. Es decir que en el 2007 el
gasto público representó 2 veces y media lo que era
en el 2001, alcanzando el triste récord del último medio
siglo.
Asimismo, si consideramos la variación en la pasada administración
de Néstor Kirchner podremos ver que entre 2003 y 2007 se incremento
un 123 por ciento, es decir, más del doble.
La consecuencia del financiamiento del gasto -en buena medida, a partir
de emisión monetaria- es una de las causas del incremento brutal
de precios.
Algunos de sus colegas hablan de «enfriar la economía»…
Lo que comúnmente se llama enfriar la economía significa
«cerrar un poco la canilla» del gasto y la emisión,
aunque esto frene el nivel de actividad.
Pero el punto es que si no cerramos la canilla del gasto y la emisión
podemos entrar también en una caída del nivel de actividad,
a partir de lo que se conoce como «stagflation» o «estanflación»,
es decir la perversa combinación de estancamiento con inflación.
¿Considera que la economía de nuestro país
podría pronto dejar de arrojar números positivos, tal
como lo hizo en los últimos años?
Creo que Argentina está perdiendo una gran oportunidad: el
gran pecado de no «surfear» la buena ola de la economía
mundial. Sólo basta decir que Argentina tiene la capacidad
de abastecer al mundo con dos grupos de productos que actualmente
tienen precio récord.
El precio de la soja es tres veces superior al de 2001. Y el del petróleo
estaba en 18 dólares por barril en el 2001 y superó
los 120 en el 2008, en un incremento extraordinario.
Todo esto representa una gran oportunidad perdida.
En lo inmediato, ¿espera que baje un poco el tipo
de cambio?
Viendo el espíritu de la política del Gobierno, el tipo
de cambio tiende más a subir que a bajar. Esta suba del tipo
de cambio corroe el poder adquisitivo del salario. Pero a veces la
gente cuenta poco.
Un tipo de cambio mayor permitiría al Gobierno cerrar más
la economía y dejarla a merced de los productores nacionales
y compensar de alguna manera las más altas retenciones a aplicarse
al sector agropecuario.
El contraste es Brasil, país donde el real perdió valor
respecto del dólar, superando los tres reales por dólar
y en los últimos años recompuso su valor (y el
poder de compra de los brasileños) y hoy se encuentra cerca
de 1,70 por dólar.
¿Qué cambios cree que deberían hacerse
en materia impositiva?
Para mejorar la cuestión impositiva es necesario recortar el
gasto. O, mejor dicho, impedir que se siga multiplicando.
Impuestos como las retenciones -que generaron el 10 por ciento de
los ingresos públicos del 2007 y el 15 por ciento, según
lo previsto, para el 2008- y el impuesto al cheque son altamente distorsivos.
Por último, ¿cree que está cerca la
solución del enfrentamiento entre el Gobierno y el campo?
Yo diría que castigar a las exportaciones es matar a la gallina
de los huevos de oro. Los sectores más competitivos de la economía
son los que dinamizan el resto.
La política del Gobierno es castigar a los sectores musculares
de la economía y aumentar los sectores no productivos.
Como decíamos antes, y en el escenario de los precios internacionales
excelentes para nuestro país, estamos perdiendo una gran oportunidad.
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