Neuquén > La
crisis ideológica que atraviesan los partidos políticos
por estos días en el país, y en la región particularmente,
pueden derivar en la transformación de estructuras vacías
que no representen a la sociedad y que sólo sirvan a la democracia.
Para el historiador neuquino Enrique Masses, esta situación
no siempre fue así, sino que se agravó en los últimos
años. Desde la década del ’50 la relación
de la oposición y el oficialismo ha ido variando según
los actores.
¿Cómo se veía la oposición en
la década del 50?
Es un escenario, en que la provincia era un territorio nacional en
vías de provincializarse, si bien había leyes del gobierno
de Perón que marcaban la provincialización, en la práctica
no habían podido cumplirse. Después, hay un dato interesante
es la sanción de la Constitución Provincial, previa
a la elección de gobernador. Lo interesante es que es muy similar
a la de las provincia de Chubut y Río Negro (sancionadas en
la misma época), como si tuvieran una matriz común,
y esa matriz común está dada por lo que sería
la fuerza política mayoritaria, que con el peronismo proscrito,
es la UCRI (Unión Cívica Radical del Pueblo).
Esto después se refleja en la elección a gobernador
(1957), que triunfa sobre la otra fracción de radical que es
la UCRP (Unión Cívica Radical del Pueblo).
Hay como una continuidad, durante esos años, en un oficialismo
encarado por la UCRI y una oposición encarnada por la UCRP
donde no hay mayores roces. Esta continuidad se empieza a romper en
Neuquén en 1963 cuando aparece el partido provincial.
¿Qué pasó con la UCRI, que comienza
a desaparecer en los ‘60?
Ahí hay varias claves, tal vez una de ellas sea la contradicción
del gobierno de Arturo Frondizi (1958-1962), que fue la firma de los
contratos petroleros, que lleva a una contradicción importante
con lo plasmado en la plataforma electoral.
¿Cómo vivía la oposición neuquina
durante los gobierno militares?
Por un lado siempre hubo un peronismo proscripto, que es fue fuente
de militancia. Pero hay otras formas de reacciones políticas
en los gobiernos militares que tuvieron que ver con movimientos, impulsados
por organizaciones obreras u organizaciones sociales.
En el caso de Neuquén, existieron algunos movimientos que trascienden
los escenarios de donde surgen, como el caso del “Choconazo”
(1969), un conflicto intragremial, que excede y adquiere un marco
político mucho más fuerte en el marco político
del país.
La nacionalización de la UNCo (1972) es también un hecho
de movilización importante. También hay otros conflictos
en el marco del gobierno militar pero que movilizan a distintos actores
sociales, como el cipollettazo (1969), en el marco del ahogo de participación
política que impuso el gobierno de (facto del general Juan
Carlos) Onganía, va surgiendo una presunción de demanda
de la participación política que tiene su núcleo
madre en el “cordobaza”.
¿Cuál era la relación entre el oficialismo
del primer gobierno del MPN y la oposición de esa época?
No se han detectado furiosos encontronazos. Sí se ven planteos
enfrentados en los discursos, especialmente el la Legislatura.
Lo que sí tuvo incidentes fue el ascenso del MPN al gobierno,
que estuvo marcado por la posibilidad cierta de la intervención
provincial y la imposibilidad del partido provincial de expresarse
electoralmente. Esto derivó en que muchos partidos se solidarizaran
con el MPN y reclamaran a la intervención militar su derecho
a participar. El Socialismo, por ejemplo, amenazó con no participar
en la elección y hacer un boicot a la UCR si el MPN no podía
participar.
El conflicto del ‘63, entre MPN y radicalismo no es importante.
De hecho, no hay demasiados conflictos. Tampoco los tiene con el gobierno
militar posterior, ya que formó parte de dicho gobierno cuando
(Felipe) Sapag es confirmado por el gobierno de Onganía.
El peronismo se expresa cuando recupera la legalidad en 1973. Cuando
el PJ puede expresarse electoralmente, gana la elección en
Río Negro y Chubut, pero no en Neuquén, donde ya está
afirmado el partido provincial y es el que tiene continuidad.
¿Cuál es la relación del peronismo con
Sapag de 1973?
Ya ahí hay una oposición violenta. Especialmente durante
la campaña electoral de la segunda vuelta. Por datos y testimonios
de la época la controversia fue bastante fuerte.
Sin embargo, esto no quedó plasmado en la Legislatura, donde
la oposición si bien fue cerril, no fue lo suficientemente
representativa porque se fragmentó el bloque del PJ.
¿Desde el ‘73 a ésta parte el fraccionamiento
el PJ en la
Legislatura ha sido una constante?
Sí. Lo mismo ocurrió con el radicalismo representado
en la cámara. Esto tiene que ver con algunas características
de la oposición en Neuquén y de la hegemonía
del MPN.
Entrando en el terreno del análisis de la etapa más
reciente.
Los estudios académicos tratan de explicar la hegemonía
del MPN, pero hay muy pocos estudios que tienen que ver con la oposición.
Lo que aparece en claro es que el MPN aparece como fuerza hegemónica
porque hay una debilidad intrínseca de la oposición,
que se funda en tres características: la fragmentación
política (siempre se muestra fragmentada y si logra una alianza
se rompe en la Legislatura); la falta de identidad política
(hay un porcentaje de electores que no vota al oficialismo pero no
se encuadra en ningún partido opositor y varía de un
partido a otro según la elección) y la falta de distribución
geográfica de la oposición (la oposición no logra
tener presencia en la totalidad del territorio). Estas son debilidades
que a lo largo de todo este tiempo el oficialismo supo aprovechar.
Pero no sólo son los partidos políticos los que sufren
este problema. Organizaciones políticas o sindicales también
terminaron fraccionándose y fueron cooptados por el MPN. Esto
también debilitó la posibilidad de que otros factores
de presión permitieran el acceso de la oposición al
poder.
¿Cuáles son las razones estas fragmentaciones?
La fragmentación es más histórica en
el tiempo con posiciones irreductibles. Lo que aparece en los últimos
tiempos es una crisis muy fuerte de los partidos políticos.
Hay una crisis muy clara en términos partidarios y de estructura
partidaria. Curiosamente no hay una crisis de identidad política.
Si se analizan los gestos y discursos inmediatamente después
de la elección lo que aparece es una crisis de los partidos.
La estructura partidaria fragmentada. Pero no la identidad partidaria.
Un ejemplo es el festejo de Cristina, mientras ella planteaba un discurso
del socialismo francés, el público presente cantaba
la “Marcha Peronista”.
¿Cómo se ve hoy la relación de fuerzas
políticas en la provincia?
Hoy no es más en términos de partidos políticos,
pero sí en términos de identidad. Esta crisis casi terminal
de los partidos son visualizados en el caso de (Néstor) Kirchner,
que entendió que si el partido político no es un instrumento
que sirva para transformar la realidad de la sociedad no tiene futuro
y por eso comenzó a trabajar para la unificación del
PJ y el radicalismo. Hay un intento claro de remozar las estructuras
partidarias.
Lo que se ha venido erosionando son las prácticas de hacer
política. La parábola de la política argentina
es la de muchos militantes que ingresan a la política con ideales
y terminan siendo punteros políticos donde la identidad ya
no pesa. Eso no es más que el reflejo de éstas degradaciones
de hacer política en Argentina y que, en tanto y en cuanto
esto no se revierta, los partidos políticos serán una
estructura vacía que no le servirá a la democracia.
Perfil
Enrique Masses es profesor de historia, con una especialización
en sociología histórica y un doctorado en historia,
docente de historia social de la UNC. Integra y conduce el Grupo de
Estudios de Historia Social (GEHISO), fundado en 1990.
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