Por GUADALUPE MAQUEDA
El cambio climático y el comportamiento de los glaciares actuales
y pasados de la Patagonia, Tierra del Fuego y la Antártida,
compromete la dedicación de Jorge Rabassa hace muchos años.
Él es licenciado en Geología y doctor en Ciencias Naturales
de la Universidad Nacional de La Plata, investigador del Consejo Nacional
de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet)
en el Centro Austral de Investigaciones Científicas (Cadic)
y desde hace 21 años reside en Ushuaia. Fue rector de la Universidad
Nacional del Comahue desde 1998 hasta el 2002 y ahora, ministro de
Educación electo de Tierra del Fuego.
En oportunidad de realizarse en la ciudad de Neuquén las Jornadas
sobre Cambio Climático, el 1 y 2 de noviembre pasado en la
Universidad Nacional del Comahue, disertó a propósito
del cambio climático global sobre los glaciares de la Patagonia,
Tierra del Fuego y la Antártida. Y La Mañana de Neuquén
aprovechó la ocasión para deslindar precisiones sobre
lo que a esta altura es ineludible: el Cambio Climático y sus
manifestaciones.
¿Hay evidencias concretas de un cambio climático
en la Patagonia?
Los cambios climáticos son indicados por el comportamiento
de los glaciares. Desde el año 1978, todos los glaciares en
la Patagonia, a excepción del Perito Moreno, comenzaron un
retroceso muy fuerte y constante a través del tiempo. Algunos
ejemplos extremos lo constituyen el glaciar Upsala, el más
grande de la Argentina y uno de los más grandes del hemisferio
Sur, fuera de la Antártida. Éste ha retrocedido en su
frente, por fusión, ocho kilómetros en los últimos
25 años. Estamos hablando de 80 cuadras de hielo. Otros ejemplos
extremos se presentan en el Parque Nacional Nahuel Huapi. Me refiero
al glaciar Castaño Overo. Un glaciar que ya ha desaparecido.
Son procesos extremadamente rápidos que se pueden verificar
ahora, a escala humana, cuando en el pasado eran procesos mucho más
lentos. Eso lo visualizamos también en todos los pequeños
glaciares de montaña que están en tren de desaparición
vertiginosa. Por ejemplo, el glaciar del cerro Bonete y el del Ventisquero
Negro, ubicados ambos en el Parque Nacional Nahuel Huapi. Incluso
asistimos a la desaparición de los glaciares en el Lanín.
¿Por qué asistimos a este proceso?
Como consecuencia del aumento de la temperatura, aumenta la posición
de la línea de nieve permanente y una parte de los glaciares
no se puede alimentar. No se forma hielo, y por lo tanto, el glaciar
desaparece progresivamente porque se derrite más hielo del
que se forma.
Este proceso es muy dinámico y fue comprobado a través
de estudios de balance en masa de los glaciares, en distintos lugares
del mundo y de nuestro país. Nosotros, por ejemplo, en un estudio
que realizamos en el año 1985, predijimos la desaparición
del Castaño Overo.
A futuro, ¿cuáles son las predicciones?
La predicción señala que todos los glaciares de montaña
de la cordillera Patagónica desaparecerán en los próximos
25 y 30 años. Únicamente, los grandes mantos de montaña
no serán afectados: los Hielos Continentales (Norte y Sur);
el manto de hielo de la cordillera Darwin, en el sector chileno de
la isla Tierra del Fuego, y otros cuerpos pequeños de hielo
que, ubicados a gran altura, seguirán subsistiendo.
¿Como cuáles?
En el Lanín van a quedar sólo los glaciares que miran
al Oeste y al Sur. Los que miran al Norte y al Este se van a derretir
por la mayor insolación o temperatura. Perdurará el
casquete superior en el cerro Tronador o en otros volcanes de la región.
¿El retroceso de los glaciares ha sido gradual, a
través de los años, o se ha precipitado en las últimas
décadas?
El proceso comienza exactamente en 1850. Ése es el año
en que termina un episodio climático frío global debido
a la menor radiación solar que recibió el planeta en
ese momento. Finalizado este período, la radicación
vuelve a su condición normal, el aumento de la temperatura
se despega y a partir de entonces, todos los glaciares de la Patagonia
comienzan a retroceder. Pero ese retroceso fue gradual hasta 1978.
A partir de aquí, el proceso se precipita. La tasa de desaparición
se hace exponencial, aumenta mucho en lapsos muy cortos de tiempo.
¿La precipitación que sufre este proceso viene
dada por algún
fenómeno en particular?
Sí. Es la expresión del calentamiento global que, en
opinión del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático
(IPCC)*, organismo especializado de Naciones Unidas, se produce por
el aumento de los llamados gases de invernadero. Fundamentalmente,
el dióxido de carbono y el metano. Estos gases retienen la
radiación solar, impidiendo que ésta vuelva al espacio
exterior, provocando el aumento de la temperatura en la atmósfera
inferior. Ésa es la razón que provoca el calentamiento
global. Pero, puede ser que hayan otras causas que se superpongan
y que a lo mejor sean más importantes en este proceso. Por
ejemplo, las variaciones en la radiación solar. Éstas
podrían haber provocado el aumento de la temperatura, aunque
personalmente, sigo adhiriendo a la posición del IPCC Organismo
que acaba de recibir el Premio Nobel de la Paz por su contribución
al estudio y a la concientización de los problemas que genera
el cambio climático. Hasta que no se me demuestre lo contrario,
voy a adherir a la posición oficial de Naciones Unidas.
¿Es posible detener hoy el retroceso de los glaciares?
La desaparición de los pequeños glaciares es irreversible.
Pero nos tiene que servir para tomar conciencia. Luego de la desaparición
de los glaciares vendrá el ascenso del nivel del mar, y el
impacto sobre todos los grandes ecosistemas. Además, con el
aumento de la temperatura, desaparecerán los bosques de bajas
alturas y los recursos hídricos sufrirán variaciones
importantes, ya que se modificarán las condiciones de precipitación.
Y la frecuencia de los eventos extremos será mayor: tendremos
años de grandes sequías e inundaciones.
¿Hoy se puede hablar de catástrofe natural?
Todavía no. Pero en lo que hace a los glaciares, sí.
Éstos son indicadores extremadamente sensibles, por su posición
en el paisaje. Necesariamente están ubicados en las cercanías
o sobre la línea de nieves permanentes. Si se modifica esta
línea, los glaciares desaparecen. Y según las predicciones
del IPCC, el impacto más fuerte se percibirá en la segunda
mitad del siglo XXI.
De cara a esta situación, ¿hay un diálogo
fecundo entre la ciencia y la política?
Hay mucha discusión. Pero el diálogo es complejo
porque lamentablemente los intereses económicos y políticos
que hay en juego son fabulosos. Tenemos que cuidarnos de las petroleras
que nos dicen que el calentamiento global no existe y que el petróleo
no tiene nada que ver, a favor de los negocios que realizan; de las
empresas que nos quieren vender plantas nucleares para producir energía
como también de las agroquímicas.
A la luz del calentamiento global, ¿qué veranos
e inviernos pueden esperarse?
El clima es naturalmente variable por definición. Pero en el
marco del calentamiento global es de esperar que se produzca un aumento
de los eventos extremos: momentos fríos y cálidos extremos,
más episodios secos, más inundaciones. Este año,
el anticiclón del Pacífico Sur tuvo un desplazamiento
muy fuerte hacia el Sur. Esto se vincula al calentamiento global.
Cambiaron las condiciones de precipitación y temperatura, haciendo
un invierno frío y seco en el Norte de la Patagonia y un invierno
muy frío y húmedo en el Sur.
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