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Bergman prsentó en la región
su libro “Manifiesto Cívico Argentino. Virtudes Ciudadanas”.
Villa La Angostura > El rabino Sergio Bergman
tiene 45 años, pero no los aparenta. La kipá contrasta
con los jeans y un buzo azul que le dan un aire de informalidad. Gesticula
con facilidad, como para complementar el torbellino de reflexiones
que lanza para analizar la realidad social y política del país.
Bergman llegó a Villa La Angostura para ofrecer una conferencia
y presentar su libro “Manifiesto Cívico Argentino. Virtudes
Ciudadanas”.
En ese contexto recibió a La Mañana Neuquén para
explicar el objetivo que se propone con la obra y advertir los problemas
que observa. “Tenemos democracia, pero no tenemos República”,
afirmó convencido.
Bergman explicó que eligió presentar el libro en la
Angostura, “por la complementación que hay entre la teoría
que plantea el libro como un clamor y un llamado y la realidad que
ya en La Angostura se desplegó a partir de este fenómeno:
que la comunidad local no tiene dimensión de su trascendencia,
que los vecinos por sí mismos decidieron organizarse y cruzar
la frontera de la sociedad civil que, en general, siempre reclamamos
y nos quejamos y pasó a armar una estructura nueva, fresca,
con nuevos recursos humanos para activar y transformar el escenario
político”.
Bergman se refiere a los contenidos de su libro y dice: “El
Manifiesto Cívico lo que hace es plantearles a los habitantes
que tenemos que hacernos ciudadanos y a los ciudadanos que tenemos
que comprometernos con la política, que no es una mala palabra,
sino que es un práctica indispensable para cumplir con el espíritu
de la Constitución Nacional”
¿Por qué nos cuesta tanto asumir el compromiso
como ciudadanos?
Por el hecho de que hubieron experiencias en el pasado difíciles.
No nos olvidemos que perdimos una generación en sangre y en
violencia, tanto en lo que fueron reivindicaciones, que como utopías
podían ser pertinentes, pero que se trataron de establecer
a través de la violencia en la época de la subversión,
como también la tragedia del terrorismo de Estado que nos borró
una generación de militantes que eso deja un estigma muy difícil
de revertir. Nosotros mismos enseñamos de alguna manera no
te metas, para preservarnos, y hoy tenemos que pasar al nuevo paradigma
que no hay nada más peligroso hoy que no meterse, no comprometerse
(…) Nosotros seguimos en esta anestesia cívica que es
quedarnos sólo habitando el país como un territorio
y no construyendo la nación, donde el gran hermano no es un
programa de televisión sino un estado espiritual de la sociedad
argentina, siempre estamos mirando lo que hacen los demás.
Y lo que yo propongo es que hay que empezar a pedir que te filmen
24 horas a vos y mirarlo, para no mirar cómo hacen las cosas
los demás.
¿Tendremos esa capacidad de mirarnos al espejo?
El Manifiesto Cívico Argentino lo que plantea es ese espejo
conceptual. Planteo un recorrido en valores del preámbulo de
la Constitución, no tenemos que inventar el país, tenemos
que seguir el legado de nuestros próceres. Tenemos que tomar
el ejemplo de sus vidas, de sus legados y decir lo que ellos contribuyeron,
las generaciones que instituyeron la República, nuestros abuelos
inmigrantes. ¿Cómo lo retomamos?, primero conociendo
nuestras raíces y nuestro pacto social de sentido: La Constitución
y, en principio, cumpliendo con la ley. Porque en realidad, la ley
no la cumplen nuestros funcionarios, porque nosotros como ciudadanos
no empezamos a cumplirla. No hablo solamente de las pequeñas
llamadas corrupciones culturales, me refiero a que la Constitución
es un pacto de derechos y obligaciones. Nosotros reclamamos por los
derechos, nos corresponden, pero tenemos obligaciones cívicas.
¿Estamos en una crisis total de la República?
El problema empieza otra vez en nosotros. Los argentinos, no los gobernantes,
que son una expresión de lo que somos los argentinos, es como
querer enojarse con el termómetro cuando te marca fiebre. El
termómetro está marcando lo que somos.
Hay cierta resistencia de parte de la sociedad, de desentenderse
de que creamos la clase de dirigentes.
Nosotros nos olvidamos lo que pasó acá, que el presidente
Kirchner sube como consecuencia de una pela de Duhalde y Menem. No
sube como una propuesta, sube como una división y con el veinte
y pico por ciento se hace presidente de la Nación. Eso está
borrado. Ahora hay una adhesión del 60 por ciento, porque lo
único sagrado que defendemos los argentinos es el bolsillo.
Hasta que no nos metieron la mano en el bolsillo y pusieron un corralito
no nos movilizamos. No lo hacemos ni por la madre, ni por los derechos
humanos, ni por la justicia, por eso se movilizan algunos. Ellos van,
yo los apoyo. Muchachos es noble lo que ustedes dicen hasta que un
día nos cerraron los bancos, y dijimos con la plata no se jode,
con la República hacé lo que quieras, los valores democráticos
no me preocupan, la participación no es para mí, pero
la plata, no (…) Si nosotros no trabajamos en la raíz
del problema vamos a seguir haciendo cosmética electoral. Ahora
resulta que el cambio recién empieza, que ahora vamos a ser
protagonistas de lo que parece más un cuento de terror o un
libro de ciencia ficción que es la autoperpetuación
de un matrimonio en el poder.
¿Eso es lo que más le preocupa?
A mí lo que me preocupa es la anomia y la falta de participación
cívica. Nosotros los argentinos estuvimos esperando 9 meses
para ver si es pingüino o pingüina, no estoy diciendo si
está bien o está mal. Acabamos de pasar una de las semanas
más lamentables de un sistema de corrupción público
en una relación carnal con Venezuela, porque las relaciones
carnales con Estados Unidos se denuncian, pero con Venezuela pareciera
que está todo bien. Y recuerdo que el presidente Chávez
es un militar, hay veneración por un militar venezolano y hay
repudio por los argentinos, y no estoy hablando de los del pasado
del terrorismo de Estado que hay que condenarlos, estoy hablando de
los contemporáneos. Pero de Chávez nadie dice que es
militar, demagogo, que viene en contra de toda práctica republicana.
No es que nos dona, no es que compra, no es que nos ayuda. Nos presta
y caro. ¿Cómo se explica un país con superávit
que tenemos por las restricciones, por la recaudación fiscal
y encima nos endeudamos carísimo? Porque el FMI sí es
la opresión imperialista del capitalismo, pero es 5 por ciento.
Resulta que la compra de soberanía y subordinación de
la revolución Bolivariana, que si Bolívar ve lo que
hacen en su nombre se muere otra vez, como si San Martín ve
lo que hicimos con nuestro país se queda en el exilio (…)
Apelo a la conversación entre ciudadanos, planteo que el cambio
está entre nosotros si tenemos un compromiso espiritual. Porque
para discutir políticamente izquierda y derecha es un paso
posterior. Hoy lo que se hace es hacer demagogia. Se dice nosotros
los progresistas, que actuamos de manera totalitaria, pero somos los
progresistas.
El gobierno nacional se atribuye un espacio progresista,
¿está de acuerdo?
Nosotros los progresistas, y resulta que somos la versión más
cruel del capitalismo, porque ni siquiera invertimos capital nos lo
llevamos. Nosotros los supuestos progresistas que hacemos caja, que
reivindicamos los derechos humanos del pasado, porque los del presente
no los respetamos, como libertad de expresión, financiamiento
equitativo a la prensa, autonomía de los poderes. No acá
resulta que el que piensa distinto es un opositor y hay que eliminarlo
a cualquier costo. Lo que pasó con la valija. No hubo un solo
ciudadano que se movilizó, ni siquiera la oposición,
nadie, entonces esa anestesia me preocupa.
¿Más que la perpetuación del matrimonio
Kirchner?
La perpetuación del matrimonio es solamente una consecuencia
de que no hay movilización y participación, porque además
hay opositores y no hay oposición. ¿Por qué?
Porque no hubo renovación de stock de recursos humanos, lo
único que hicimos fue catarsis con las cacerolas hace 5 años
y nosotros, los ciudadanos, somos hipócritas, apenas la macroeconomía
se estabiliza nos olvidamos de todo.
¿Tiene asegurado el triunfo Cristina en función
de los resultados de la macroeconomía?
No, no sé si lo tiene asegurado, pero diría que en la
medida en que los números, la inercia, la inacción cívica,
la falta de construcción de alternativas, la poca capacidad
que tenemos los ciudadanos de involucrarnos en política, como
algo bueno, todo eso va sentando base donde todavía no logramos
la masa crítica de una buena Argentina que existe, porque eso
tampoco hacemos. Otra crítica a nuestro estado espiritual.
Nosotros hablamos de lo malo, únicamente, de lo bueno no hablamos
y hay gente muy noble que está haciendo cosas buenas, que es
solidaria, que se compromete. Hay una escala donde el bien es disperso,
caótico y no está conectado. Y en el mal las asociaciones
ilícitas se organizan rápido, son efectivas, son noticia
y hacen caja. Esa asimetría es la que tenemos que conectar.
Además, cuando los argentinos confundimos democracia, con elecciones
perdemos la democracia. Y cuando confundimos la República con
democracia perdemos la República. Nosotros tenemos democracia
y no tenemos República. Y nadie quiere decir esto con claridad.
En la Argentina la República está colapsada. No hay
autonomía de los poderes, acá hay un unicato, concentración
cívica del poder en el Ejecutivo como no hubo en la historia,
únicamente en los gobiernos militares.
¿Cómo calificaría el gobierno de Kirchner?
Pienso que el gobierno de Kirchner tiene, por un lado, la legitimidad
y autenticidad del acto democrático y tiene la problemática
de haber asumido el poder por la elección del pueblo pero desde
ese poder haber destruido e inhibido la República.
¿No le cree entonces que el cambio recién comienza?
Sí, el cambio con K comienza recién ahora, el con C
todavía no empezó. Porque el cambio con K es decir que
cambiamos para seguir. El sentido común me dice en la medida
que yo me propongo para presidente sostenida por la caja que hizo
mi marido y ahora lo que voy a hacer es cosmética y voy a mejorar
la calidad de la vida institucional, ¿cómo? ¿y
todos estos años quién gobernó? ¿otro
gobernó?
¿Pero el presidente eligió a Cristina?
Esa es la diferencia con Hillary Clinton, que por más Clinton
va a primarias y Cristina que no quiere decir ni siquiera su apellido,
porque todo el marketing es Cristina solo o es Cristina Fernández,
porque nadie quiere decir es Kirchner. Bueno, Cristina es Kirchner;
no nos engañemos, mientras ella vaya de gira o de compras el
que va a administrar la cosa acá, en casa o en la oficina es
Néstor. Entonces Cristina es Néstor, punto.. Si la mayoría
de los argentinos lo va a elegir deberemos respetar esa autonomía,
pero el trabajo de esclarecimiento toca ahora.
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