Por LAURA ROTUNDO
La mayoría de los argentinos desconoce la cantidad de comunidades
indígenas que habita aún hoy en el país.
Según diversas fuentes, la nación tiene relativamente
pocos mestizos, aproximadamente un 4,5 por ciento y la población
indígena pura sólo representaría el 0,5 por ciento
de la ciudadanía nacional.
El próximo 9 de agosto, según lo establecido por la
ONU, se celebrará el Día Internacional de los Pueblos
Indígenas y se intentará llamar a la reflexión
a todos los países para alcanzar la solución de los
problemas que afrontan los pueblos originarios en esferas tales como
la cultura, la educación, la salud, los derechos humanos, el
medio ambiente y el desarrollo económico y social.
“Argentina es un país donde, hasta hace unos 20 años,
la presencia indígena era desconocida y, por sobre todas las
cosas, negada. Se hablaba de grupos de indios en el norte y sur…
en general, sin ningún dato cierto.
Como la registran los mapas del siglo XVI, Argentina estaba poblada
por pueblos indígenas y durante la conquista española
muchos de ellos desaparecieron. Más tarde, en plena etapa organizativa
constitucional del país, se realizaron dos expediciones militares
tanto al norte como al sur (1870-1884) que determinaron la gran matanza
indígena, especialmente del sur.
Los pueblos indígenas sobrevivientes, entonces, quedaron relegados
a las zonas más inhóspitas, y se entregaron a la inmigración
europea sus territorios tradicionales.
Recién en la década de los años 1985 –
1995 hay un mayor reconocimiento a los Pueblos Indígenas, ya
que la Reforma Constitucional de 1994 reconoce explícitamente
sus derechos y surge el fenómeno revitalizador de Pueblos Indígenas
emergentes que creíamos desaparecidos”, explican desde
el Equipo Nacional de Pastoral Aborigen (ENDEPA), de la Conferencia
Episcopal Argentina.
El artículo 75 (inciso 17) de la Constitución Nacional
establece que corresponde al Congreso: “Reconocer la preexistencia
étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos.
Garantizar el respeto a su identidad y el derecho a una educación
bilingüe e intercultural. Reconocer la personería jurídica
de sus comunidades, y la posesión y propiedad comunitarias
de las tierras que tradicionalmente ocupan. Y regular la entrega de
otras aptas y suficientes para el desarrollo humano.
Ninguna de ellas será enajenable, transmisible ni susceptible
de gravámenes o embargos. Asegurar su participación
en la gestión referida a sus recursos naturales y a los demás
intereses que los afecten. Las provincias pueden ejercer concurrentemente
estas atribuciones”.
En lo que hoy es la República Argentina, según el Instituto
Nacional de Asuntos Indígenas, se calcula que vivían
alrededor de 500.000 personas, de unos 30 pueblos diferentes, a la
llegada de los españoles. Las últimas informaciones
indican que en la actualidad hay más de 1.000.000 personas
en todo el país que se identifican como pertenecientes a pueblos
originarios. Pero no hay una real precisión sobre cuántos
son los aborígenes que habitan en nuestro país.
El único Censo Nacional Indígena se realizó en
1968, y aunque otros fueron llevados a cabo por distintas organizaciones,
no tuvieron la misma amplitud. El censo de entonces, además,
no tomó en cuenta a todos los aborígenes, sino sólo
a aquellos que vivían en comunidad. Así, no se relevaron
los que vivían en las ciudades o junto con otros grupos.
Según el INAI -organismo dependiente del
Ministerio de Desarrollo Social-, numerosos descendientes de aquellos
pueblos se vieron impulsados durante siglos a ocultar y disimular
su condición de aborígenes, ya que ser considerados
indios los colocaba habitualmente en situación desigual frente
al resto de la sociedad y a veces el largo disimulo trajo el olvido.
Sin embargo, actualmente está pasando lo contrario: en muchos
lugares del país, hay gente que está recuperando su
identidad como pueblo originario, a través de la memoria grupal.
Incluso, han resurgido pueblos que se consideraban hasta hace poco
«extinguidos» o casi extinguidos, como por ejemplo los
onas, los huarpe o los diaguitas.
La principal problemática
El INAI también destaca el tema de la propiedad de la tierra
como el núcleo neurálgico de la problemática
indígena y que éste se ha convertido en la principal
demanda de los pueblos indígenas argentinos.
Además, este organismo entiende, con respecto a la posesión
indígena de la tierra, que es sensiblemente distinta a la regulada
en el Código Civil: “La ocupación se manifiesta
de manera diferente y no siempre es evidente por el modo cultural
de producción que no incluye, como ocurre en las sociedades
de tecnología compleja, la práctica de transformación
masiva de la naturaleza. A pesar de la sutileza con que aparecen los
signos de la posesión, los sitios de asentamiento periódico,
las aguadas, los pozos, los territorios de caza, las zonas de recolección
o de pesca o los casi imperceptibles cementerios están marcados
de forma indeleble en la memoria histórica de los pueblos indígenas”.
Avances para el mundo aborigen
El Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) y el Banco
Mundial firmaron en marzo del corriente año un acuerdo para
trasladar el Fondo de Apoyo a los Pueblos Indígenas al FIDA,
el cual comenzó a ser administrado por primera vez en 2007.
El Fondo invitó entonces a las organizaciones de pueblos indígenas
y sus comunidades, así como a las organizaciones que colaboran
con ellas, a que presenten solicitudes de donación para financiar
proyectos, enfoques innovadores y asociaciones que promuevan el desarrollo
de los pueblos indígenas y les permitan satisfacer sus aspiraciones.
Las donaciones variaron de 10.000 a 30.000 dólares y los solicitantes
debieron reunir determinados requisitos, entre otros, que sus propuestas
debían responder a las necesidades de los pueblos indígenas
de todos los países en desarrollo que integran Miembros este
organismo.
Por otra parte, el 22 Diciembre de 2004, la Asamblea General de la
ONU proclamó el Segundo Decenio de los Pueblos Indígenas,
que comenzó el 1º de enero de 2005.
Este período de tiempo tiene cinco objetivos fundamentales:
El fomento
de la no discriminación y de la inclusión de los pueblos
indígenas en la elaboración, aplicación y evaluación
de los procesos internacionales, regionales y nacionales relativos
a la legislación, las políticas, los recursos, los programas
y los proyectos.
El fomento
de la participación plena y efectiva de los pueblos indígenas
en las decisiones que afectan directa o indirectamente a sus estilos
de vida, tierras tradicionales y territorios, a su integridad cultural
como pueblos indígenas que poseen derechos colectivos o a cualquier
otro aspecto de sus vidas, teniendo en cuenta el principio del consentimiento
libre, previo e informado.
La redefinición
de las políticas de desarrollo para que incluyan una visión
de equidad y sean culturalmente adecuadas, con inclusión del
respeto de la diversidad cultural y lingüística de los
pueblos indígenas.
La adopción
de políticas, programas, proyectos y presupuestos que tengan
objetivos específicos para el desarrollo de los pueblos indígenas,
con inclusión de parámetros concretos, e insistiendo
en particular en las mujeres, los niños y los jóvenes
indígenas.
La creación
de mecanismos de supervisión estrictos y la mejora de la rendición
de cuentas a nivel internacional y regional y particularmente a nivel
nacional, en lo tocante a la aplicación de los marcos jurídicos,
normativos y operacionales para la protección de los pueblos
indígenas y el mejoramiento de sus vidas.
Se espera que para 2015 algunas de esas premisas sean felizmente cumplidas.
Aunque el 9 de agosto es reconocido por ser el Día Internacional
de los Pueblos Indígenas, en Argentina, durante 1984, en una
reunión de todas las organizaciones católicas de América
Latina que defienden los derechos indígenas se decidió
extender esta celebración a una semana.
El Equipo Nacional de Pastoral Aborigen (ENDEPA) asegura que ha procurado
desde sus comienzos, en 1984, dar a conocer la situación de
los Pueblos Indígenas de la Argentina. Con este fin, y a partir
de ese año, se promovió en este país la “Semana
del Aborigen”, del 19 al 25 de abril de cada año.
A partir de 1992, en medio de las polémicas suscitadas por
los 500 años de la llegada europea al continente, esa fecha
se denominó SEMANA DE LOS PUEBLOS INDIGENAS y de esa manera,
ésta se alza como un espacio de reflexión y expresión
de la situación en que viven estos pueblos, bajo lemas que
expresan sus distintas necesidades buscando propiciar un cambio de
mentalidad en la sociedad nacional y que el Estado Argentino se reconozca
como un país multiétnico y pluricultural y brindar al
aborigen un lugar más activo en la historia, más relevancia
y visibilidad en la sociedad, ya que hasta el día de hoy sigue
muy arraigada la discriminación hacia ellos.
Fuentes: Equipo Nacional de Pastoral Aborigen (ENDEPA), Instituto
Nacional de Asuntos Indígenas (INAI), Fondo de Apoyo a los
Pueblos Indígenas (ONU).
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