Por laura rotundo
La violencia que surge en distintos eventos futbolísticos
de la República Argentina resulta un hecho preocupante para
la sociedad en general. Hay quienes dicen que se trata de un mal enquistado
dentro de este deporte y que las barras bravas cuentan con el apoyo
de los propios dirigentes del fútbol nacional.
El Psicólogo especializado en deportes, Darío Mendelsohn
considera que el panorama es cada vez más perturbador, que
afecta a todas las divisiones y que para revertirlo, lo primero que
se debería hacer es sincerar las causas del problema y de porqué
sigue ocurriendo este fenómeno.
¿Cómo observa el panorama de la violencia en
el fútbol, en
nuestro país particularmente?
Con bastante preocupación por todo lo que ha pasado hasta el
día de hoy y porque aparentemente no se toman medidas para
poder trabajar contra este mal, que es la lamentable.
¿Cuáles cree que son las causas a las que podrían
atribuirse este fenómeno?
Personalmente creo que existen dos grandes causas. La primera tiene
que ver con la cuestión social, en la que el fútbol
es una gran caja de resonancias donde queda expuesta la violencia
social. Pero por otro lado, creo que existe una violencia propia del
fútbol.
Dentro de esta circunstancia, existen muchas cosas vinculadas con
los dirigentes, con la Policía y con los mismos protagonistas
de estos espectáculos que forman parte del fútbol y
que desafortunadamente no contribuyen como para que esto pueda ser
“extirpado”.
¿Cuáles son entonces las medidas que deberían
tomarse como para revertir esta situación que, al generarse,
muchas veces termina en tragedia?
No se trata solamente de tomar medidas. Existe también una
cuestión política y fundamentalmente creo que la violencia
fue, de alguna manera, avalada y generada, en muchos casos por los
dirigentes porque les convenía que ciertas personas tengan
determinadas conductas en determinadas circunstancias... tal vez para
asustar a alguien, léase un entrenador o jugadores o lo que
fuera y esto es como un “monstruo” que se les vino en
contra.
Mucho tiene que ver con los dirigentes y también con la Policía,
en el sentido de que las fuerzas de seguridad no hacen prevención
y están más acostumbradas a la represión. Tampoco
se observa que existe una educación para la Policía,
para instruirla sobre cómo debe actuar en estos casos.
Además, no tengo dudas de que detrás de la violencia
en el fútbol existe un gran negocio.
¿Sí?
Y sí... para mucha gente es un negocio. Por ejemplo porque
si en determinado partido surgen problemas, la próxima vez
que ese equipo juegue de local, la Policía va a necesitar más
efectivos.
¿Cómo cree que deberían ser erradicadas
las barras bravas?
En general, las barras bravas están enquistadas dentro de las
instituciones y en muchos casos manejan parte ellas, ya sea el buffet,
la cancha, el padrón electoral de socios, etcétera.
Lamentablemente, los dirigentes tuvieron que ceder o “han cedido
lugar” para el funcionamiento de algunas personas que actualmente
se hacen dueños de la institución. Es muy difícil
que las barras bravas no existan más... si no se parte de una
decisión política que apunte a querer atacar esto y
sin apoyo político es realmente muy complejo, ya que -en general-
la gente que las integra se maneja con mucha impunidad.
¿Usted cree entonces que cuentan con apoyo político?
No tengo dudas. Es absolutamente así.
Si en este aspecto comparamos la actualidad con apenas diez
años atrás, ¿qué balance hace?
Que el panorama es cada vez más negro y cada vez está
peor.
Hace algún tiempo, uno sabía que si iba a determinada
parte de una cancha, era seguro que no pasaba nada, que no se generaba
ningún incidente, que los chicos también podían
asistir con sus padres y que, en todo caso, la violencia era patrimonio
de unos pocos, que se enfrentaban entre ellos, defendiendo supuestamente
un cierto imaginario de identidad.
Hoy es completamente distinto... uno no puede ir a ninguna cancha
porque no sabe dónde se va a originar la violencia.
¿Esto se da en todas las divisiones del fútbol
o principalmente en la “A”?
Es un fenómeno que visiblemente afecta a todas las divisiones
y que atraviesa todas las clases sociales. La violencia puede provocarse
en un partido mediático intrascendente de la “Primera
D” hasta en uno de la “A”... no se trata de una
cuestión que se limita a la tribuna, a la platea o al palco,
ya que se instala en todas partes.
Por otro lado, creo que el fútbol implica un fenómeno
identitario e igualitario, imaginariamente en cuanto a lo democrático:
por un rato, “todos son iguales” y cuando esto sucede
se atraviesan todas estas situaciones.
Muchas veces, cuando se observa a algunos hinchas o integrantes
de las barras bravas con palos o piedras se habla de una importante
falta de control en los accesos a las canchas... ¿por qué
cree que se origina esto?
Porque hay zonas liberadas y porque existen instituciones en las que
quienes generan la violencia, pueden hacer lo que quieren porque tienen
las posibilidades de acceder a algunos espacios que el resto de los
hinchas, no tienen.
Me parece que, por lo que uno puede oír y leer, como país
estamos en un lugar de privilegio respecto del protagonismo de la
violencia en los eventos futbolísticos.
¿Cuál cree que es el rol de los jugadores en
medio de este conflicto?
Yo creo que algunos también tienen su cuota de responsabilidad
social en este tema. A veces, los jugadores no son conscientes de
que en función de lo que ellos hacen o dicen o tal vez, por
los gestos que expresan, los que provocan la violencia toman en cuenta
esa influencia.
Yo no estoy en contra de que se festejen los goles pero sí
creo que hay protagonistas que buscan sacar ventaja y son generadores
de violencia... muchas veces, sin quererlo.
¿Y qué opina sobre la actitud de ciertos técnicos
que a veces son expulsados de la cancha por los árbitros?
En ese caso, creo que lo que se genera es un contrasentido, ya que
supuestamente los directores técnicos piden tranquilidad “a
los gritos” a sus jugadores.
Cuando un DT se descontrola, muchas personas detectan esto como una
imagen que enciende la mecha para, luego, intentar justificar algún
hecho de violencia.
¿Cuál cree que debería ser la primera
determinación para intentar un cambio de esta realidad?
Lo que creo que deberíamos hacerlo es “sincerar”
el problema, ya que en todos los clubes, con mayor o menor violencia,
hay barras bravas y hay gente que todos conocen en cada institución.
Lo primero sería identificar a estas personas y en función
de la Ley del Deporte, aplicarla REALMENTE.
Además, se debería ubicar a los hinchas y a la Policía.
¿Cree que en esta materia, Argentina va a avanzar
hacia una solución o que la violencia podría crecer
aún más?
Soy bastante escéptico respecto del futuro porque, insisto,
si no se produce un sinceramiento político, va a resultar muy
difícil que la realidad se modifique.
Es importante destacar que no creo que el “fútbol”
como deporte sea el culpable de todo este problema. Hace tiempo, algún
mesiánico ha intentado parar el fútbol creyendo que
era el gran problema de la violencia que se genera en los espectáculos
deportivos... no creo que parando el fútbol se acabe este problema.
DENUNCIAS
Usted puede realizar denuncias a la Subsecretaría de Seguridad
en Espectáculos Futbolísticos, completando un formulario
en www.mininterior.gov.ar y si desea reservar su identidad está
permitido omitir los datos personales. Además, puede hacerlo
llamando al 0800-222-FUTBOL (3882).
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