Por Laura E. Rotundo
Diariamente en Argentina, numerosas parejas que pretenden adoptar
a un niño, se anotan para poder alcanzar de esta forma, la
paternidad.
Solamente en el caso de la Ciudad de Buenos Aires, el Ruaga (Registro
Unico de Aspirantes a Guardas Adoptivas) tiene una lista que alcanza
las 350 solicitudes, en lo que va del año, según lo
manifiesta su Coordinadora, Ofelia Tagle, en este reportaje.
Sin embargo, los trámites para poder ofrecerle una familia
a tantos niños dados en adopción son juzgados como excesivamente
«lentos» por la mayoría de los postulantes, lo
que constituye la causa principal de la elección de la vía
ilegal para concretarlo.
Por otro lado, la directora de la prestigiosa Fundación Adoptare,
la licenciada Graciela Lipski, también dialogó con La
Mañana de Neuquén, sosteniendo que la contención
es la clave para llevar adelante la adopción .
En primer lugar, me gustaría saber ¿cuáles
son las principales problemáticas que se le presentan a una
persona que desea adoptar a un chico?
Ante todo, tendríamos que aclarar que la lista de postulantes
para adopción ha crecido muchísimo en los últimos
tiempos, ya que éste ha dejado de ser un tema tabú en
nuestra sociedad y hoy por hoy un matrimonio que se encuentra imposibilitado
de engendrar y de concebir, se anima a optar por este camino.
Día a día -y hablamos particularmente de la Ciudad de
Buenos Aires, pero es una situación que se repite en todo el
país- aparecen nuevos casos de posibles papás adoptantes
que manifiestan una profunda intención de alcanzar la maternidad
y la paternidad en forma totalmente legal.
Además, afortunadamente, los medios de comunicación
contribuyen a que este tema tome cada vez más relevancia y
toma de conciencia.
Pero yendo puntualmente a la pregunta, creo que la mayor dificultad
con la que se encuentran los postulantes es la cantidad de aspirantes
que existen en las listas, lo cual provoca una demora lógica
en satisfacer la demanda.
Igualmente, no es correcto pensar que con sólo anotarse en
una lista, el pedido va a ser concedido porque obviamente, al tratarse
de una decisión tan trascendental como la de darle una familia
al chico, ésta debe pasar ciertas pruebas.
¿Qué es lo que se evalúa de una pareja
que quiere adoptar?
En principio, las posibilidades concretas que tienen de llevar adelante
el proyecto de crianza de un niño, el lugar que el chico ocuparía
en esa familia y si los postulantes están en condiciones de
asegurarle y garantizarle los derechos dictados por la Convención
Internacional de los Derechos del Niño.
En general, ¿cuál es la condición socio-económica
de quienes desean adoptar?
La realidad indica que hay un poco de todo, aunque mayormente, son
de clase media y media alta.
¿Cuál es el promedio de tiempo que demora «el
llamado de la buena noticia», luego de postularse?
Esto depende mucho de la cantidad de pedidos que se ingresan en cada
registro.
En realidad, si el chico es solicitado recién nacido y sano,
el trámite demora mucho más tiempo que si se decide
adoptar a un nene más grande. Incluso, existen casos de niños
que son dados en adopción a los 11 o 12 años pero no
pueden encontrar familia porque la mayoría de los aspirantes
consideran que es una edad bastante compleja como para que puedan
integrarse o adaptarse.
También existen chicos con problemáticas de salud que
son dados en adopción y en general, las parejas que optan por
tenerlos -y si están bien evaluadas-, satisfacen inmediatamente
sus pedidos.
¿Cómo es el proceso de trabajo en el registro
que Usted coordina?
Se trata de un proceso que empieza en la Justicia y termina en la
Justicia. Nosotros lo único que hacemos es registrar a los
postulantes de niños dados en adopción y la Justicia
interviene para decidir si un chico se encuentra en estado de «adoptabilidad»
para luego decidir a quién es concedido, dependiendo siempre
de las pruebas que deben pasar quienes se anotan.
Además, ofrecemos distintos talleres sobre las diferencias
que existen entre la paternidad adoptiva y la biológica, de
modo de brindar contención a quienes pretenden adoptar.
Una vez otorgado el chico a la persona interesada, ¿cuál
es el proceso que se debe pasar hasta obtener la adopción definitiva?
Primeramente hay lo que se llama un «período de guarda
pre-adoptiva» que dura seis meses. Durante este lapso de tiempo,
se hace un seguimiento dictado por la Justicia relacionado con diversos
informes socio-ambientales y psicológicos.
Una vez pasado el semestre, se inicia el juicio de adopción
que depende de las características de casos, aunque en general
no duran mucho tiempo.
¿Cuáles es el proyecto que hoy por hoy existe
para apuntar a revertir la desorganización que existe en materia
de adopción?
El registro único de aspirantes con fines adoptivos, perteneciente
al Ministerio de Justicia de la Nación, es justamente una tentativa
de organizar un poco las nóminas actuales de los distintos
distritos de toda la República Argentina... actualmente, en
materia de adopción, no se ve un orden definido, aunque pareciera
que vamos orientados a revertir este cuadro.
Básicamente, este registro único es una base informática
con terminal de enlace en cada juzgado, donde entonces cada juez podría
ver cuáles son los postulantes y las características
para hacerlos coincidir con los niños que ellos podrían
conceder.
En el registro que Usted dirige, ¿cuál es la
cantidad postulantes actualmente?
En 2005 hubo una inscripción de 457 aspirantes, solamente en
la Ciudad de Buenos Aires, lo cual es un número importante.
Seguramente, este año se supere ampliamente esa cifra, ya que
estamos en los 350 aproximadamente al día de hoy, con la incorporación
de quienes venían del Consejo Nacional de la Niñez,
la Adolescencia y la Familia.
¿Cuál es su opinión respecto de la vía
ilegal que existe para «conseguir» un niño?
Es por todo el mundo sabido que en el Noroeste de nuestro país
existe el tráfico de bebés...
Igualmente creo que poco a poco, la gente va tomando conciencia de
la gravedad de tomar este camino «delictivo» y de la importancia
que tienen la «legalidad» en un proyecto adoptivo. Si
lo hacen de otro modo, ¿qué le pueden decir a ese chico
el día de mañana y cómo van a afrontar las reiteradas
preguntas de cuándo me fueron?
Yo creo que debe existir un fuerte compromiso de los padres por hablarle
de su origen al niño, obviamente en el momento justo, porque
sabemos que a los 18 años puede ir a ver su expediente, que
lo encuentra en la Justicia.
En los casos en los que no hay algo «legal», yo sostengo
que no podemos hablar de adopción.
¿Cuál es su expectativa del proyecto del registro,
a nivel nacional? ¿Cree que verdaderamente contribuiría
a agilizar los trámites actuales?
Yo desearía que finalmente esto se de.
Evidentemente, si todas las provincias se inscriben y se logra armar
una única nómina de aspirantes con fines adoptivos,
las cosas podrían ordenarse... también es cierto que
las provincias se encontraron con esta ley, pero cada una es autónoma
de acuerdo a nuestro régimen federal y por eso aparece a veces
la voluntad de querer manejar todo por sí misma.
Las incorporaciones de los distritos se vuelven dificultosas y siguen
en tratativas... si se concreta, yo considero que el nuevo sistema
otorgaría claridad y transparencia de frente a la realidad
de la venta ilegal de niños y el tráfico de bebés.
Por último, quisiera comunicar un pensamiento del cual estoy
convencida... yo creo que estamos pensando al revés la adopción:
generalmente se la ve como una solución del lado de los adoptantes
porque en general, éstos no tienen la posibilidad de engendrar
hijos, como indicaba en un principio.
Sin embargo, entiendo que la adopción es una institución
que debe ser pensada desde el lado del niño, para cumplimentar
un derecho tan trascendental que el niño tiene como el de tener
una familia.
No existe un derecho constitucional a adoptar ni el Estado tiene el
deber de otorgarle un niño a una familia... «adoptar»
no es hacer una obra de bien, ni de beneficencia... es tener un hijo,
darle una familia y fundamentalmente contribuir a respetar ese derecho
que todo chico posee.
Posicionarnos desde este punto de vista, nos hace ver la adopción
de otro modo, que para mí es correcto.
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