«No hay que espantar a las fábricas»

 
  El ingeniero ambiental Gustavo Protomastro advierte sobre el conflicto por las papeleras.

Disminuir tamañoAumentar tamañoCambiar tamaño  Imprimir Imprimir
 
       
   
   
 

Por Laura E. Rotundo

El conflicto entre Argentina y Uruguay por la instalación de dos plantas de celulosa parece no tener fin.
El “negativo” impacto ambiental que traería el funcionamiento de estas dos fábricas -Ence y Botnia- es la razón de los cortes que se producen desde hace días en la Ruta 136, que une a la provincia argentina de Entre Ríos con Uruguay.
Gustavo Protomastro es Máster en Ingeniería Ambiental y, en diálogo con La Mañana de Neuquén, cuestionó fuertemente al Estado local por polemizar con el país vecino antes de tener en cuenta la terrible contaminación de ríos y costas del país, que “año tras año provoca la muerte de miles de argentinos con enfermedades hídricas evitables”.


¿Qué riesgos ambientales concretos puede causar el procesamiento de la pulpa de papel, aquí o en Uruguay o en cualquier país?

En primer lugar, hay que destacar que no existe actividad industrial de riesgo cero. Toda transformación de materia y energía en productos, conlleva riesgos y genera subproductos o residuos. Podemos decir que hasta la industria cultural -a partir de la tragedia de República Cromagnon- no está exenta de riesgo. De ahí que el principal objetivo de una “Evaluación de Impacto Ambiental” sea identificar los riesgos, ponderar los impactos y diseñar planes de monitoreo, contingencia y minimización de daños.
Las plantas de celulosa se dedican al procesamiento de la madera para la obtención de la principal materia prima para la producción de papel: la pulpa o pasta. Generalmente, se trata de grandes fábricas situadas en las mismas zonas donde se recolecta la madera (proveniente en el caso de Ence y Botnia, de Argentina, Uruguay y Brasil).

¿Y cómo se consigue la celulosa?
La obtención de celulosa se hace por el proceso “kraft” o “al sulfato”, que cuece las astillas de madera con soda cáustica. Luego de la cocción, la pulpa producida requiere ser blanqueada, usando cloro gas (también llamado cloro elemental); libre de cloro elemental (ECF), que utiliza dióxido de cloro (dentro de esta técnica se ha desarrollado también el ECF que emplea ozono en las etapas iniciales del proceso de blanqueo y dióxido de cloro en la etapa final, y el ECF “mejorado”, que elimina la mayor parte de la lignina que da el color amarillento antes del blanqueo) o “totalmente libre de cloro” (TCF), es decir, que se trata de un blanqueo sin compuestos clorados, que utiliza oxígeno y peróxido de hidrógeno u ozono. Puede utilizarse cualquiera de estos tres métodos.
Pero volviendo a la pregunta inicial, lo cierto es que pueden identificarse diversos factores de riesgo de impacto ambiental.
Los efluentes de una planta grande de 600.000 toneladas métricas anuales son de aproximadamente 1 metro cúbico por segundo. En comparación, la Ciudad de Buenos Aires y el Área Metropolitana, a través de Aguas Argentinas vuelcan en Berazategui al Río de la Plata -río binacional de Argentina y Uruguay- 30 metros cúbicos segundo, sin que los uruguayos presenten quejas.
Por otra parte, si las plantas de celulosa uruguayas trataran el efluente en forma correcta y dentro de los parámetros de vuelco, el impacto ambiental sería mucho menor al que producen el Riachuelo y la descarga de Aguas Argentinas en Berazategui.
Argentina y el Uruguay deberán acordar un estándar de vuelco que no impacte el ambiente, y seguramente Argentina deberá clausurar el Riachuelo y el vuelco de Aguas Argentinas, antes de poderle reclamar a Uruguay por las papeleras.
Es decir que nuestro país deberá preocuparse más por los niveles de vuelco -no sólo de las papeleras en el Uruguay, sino de lo que vuelcan las miles de industrias argentinas en todo el país-, que por parar las obras.

¿Quién debería intervenir en este problema?
La Cancillería, asesorada por ingenieros sanitarios y biólogos, debería estar definiendo parámetros de vuelco altamente exigentes, para minimizar cualquier impacto ambiental de las papeleras, y luego adoptarlos dentro del país, para que ríos como el Riachuelo, el Reconquista, el Salado o el canal Sarandí vuelvan a tener vida y sean saludables para los argentinos.
Además, de no ser tratadas, las descargas aéreas de las fábricas de celulosa, podrían contener productos químicos cancerígenos (fenoles clorados, hidrocarburos aromáticos policíclicos y Compuestos Orgánicos Volátiles), compuestos de azufre y compuestos de azufre reducido, que son los causantes del característico olor penetrante a “huevo podrido” que se convierte en un problema para los pobladores de los alrededores.
Sin embargo, la industria moderna ha desarrollado sistemas de tratamiento de efluentes gaseosos para abatir tales contaminantes. En Argentina, existen unas 15 plantas de residuos peligrosos que incineran sustancias altamente tóxicas y están aprobados por las autoridades argentinas.
Miles de industrias cuentan con chimeneas -hasta hoy el símbolo de la industria en funcionamiento- que cumplen el rol de destrucción de contaminantes previo a su dispersión en la atmósfera. Nuevamente, la Cancillería argentina debería estar trabajando, con un comité de expertos, a fin de acordar con el Uruguay estándares de emisiones gaseosas y de paso, el Gobierno tomar dichos estándares para hacer una Ley del Presupuestos Mínimos Contaminación Atmosférica, para que todas las provincias y empresas del país cumplan con esos estándares de descarga a la atmósfera.

¿Corre riesgo de contaminación el río Uruguay, que es el recurso hídrico
internacionalmente protegido que constituye el límite natural entre el
país vecino y Argentina?

Si las plantas depuradoras de las papeleras cumplieran con los estándares de vuelco, y las mismas fueran regularmente inspeccionadas, o inclusive monitoreadas en forma on-line, el río Uruguay no debería presentar problemas de contaminación. Los gobiernos cuentan con leyes y estándares ambientales que si son cumplidos por las industrias, les permiten radicarse y si no, no les permiten radicarse.
El problema no está en la industria, sino en el control que el Estado, en nombre de los ciudadanos ejerce para cuidar la vida humana y preservar los ecosistemas y la biodiversidad.
Además, hay que agregar un dato lamentable: todos los estudios realizados en el Río de la Plata -otro recurso hídrico protegido y de donde Aguas Argentinas abastece a doce millones de consumidores-, muestran que la costa argentina está marcadamente más contaminada que la costa uruguaya. Esto se debe, a que la industria y los sistemas de tratamiento cloacal de nuestro país, no cumplen con estándares internacionales de vuelco.
Así que deberíamos mirarnos, antes de mirar la basurita ajena, la terrible contaminación de ríos y costas del país, y que año a año provoca la muerte de miles de argentinos con enfermedades hídricas evitables.

Es decir que a nivel individual, una persona puede ver perjudicada su salud por la instalación de estas dos plantas de celulosa.
Toda industria involucra riesgos para la salud. La función del Estado en cada país es velar que las industrias y empresas de servicio cumplan con estándares ambientales para no afectar la salud y el bienestar de la gente.
Desde una discoteca como Cromañón a la minería, la explotación petrolera, las antenas de telefonía celular o los tendidos eléctricos con transformadores de PCB, involucran riesgos para la salud y el ambiente, pero deben ser controlados o evitados con inversión en tecnología y capacitación de recursos humanos por parte de los empresarios y por controles por parte de los gobiernos.
Un nuevo Cromañon, un nuevo derrame petrolero, una nueva intoxicación masiva o el cambio climático sólo se podrán evitar si todos asumimos la responsabilidad de evaluar riesgos y actuar para neutralizarlos o evitarlos.

Si definitivamente esta clase de industrias debe existir en todo el mundo, ¿cómo y dónde deberían establecerse?
La industria del papel se instalará cerca de fuente de materia prima, porque es menos costoso exportar papel que troncos de madera. Sudamérica tiene un potencial enorme en este aspecto y dado que el libro, los papeles y los diarios van a seguir existiendo, va a seguir habiendo demanda de celulosa.
Además, los países en desarrollo ganan en valor agregado exportando papel, en lugar de troncos. Hay industrias potencialmente mucho más contaminantes que la producción de pasta de celulosa. El problema no está en la industria, sino en los controles y la tecnología usada.

Se dice que hace 15 años que se iniciaron en Uruguay las plantaciones de eucaliptos necesarias para abastecer a estas dos fábricas -Ence y Botnia- y que también, desde hace tres lustros, se anunció la millonaria inversión que hoy se está desarrollando. Puntualmente, ¿cómo cree que debería actuar el Estado argentino al conocer la existencia de una posible contaminación del ambiente compartido con el país limítrofe?
Uruguay está demostrando una continuidad política y económica que no tiene Argentina. Nuestro país aún no sabe si quiere ser ganadero, sojero, agroindustrial, minero, petrolero, industrial o de servicios, o cuánto quiere que cada uno de esos sectores intervenga en el PBI. Nuestra salida como nación estará en proyectar a largo plazo qué queremos ser y darle continuidad a nuestras políticas.
Hasta hace unos meses, forestar y producir celulosa era “ecológico”, servía para atraer inversiones verdes, fijar el carbono, recuperar tierras dañadas por la ganadería, etcétera. Ahora, la industria forestal y de la celulosa, parecen ser Chernobyl. Lo mismo puede pasar sino contamos con políticas y leyes ambientales claras, con la minería -que en el 2006 generará más divisas que la ganadería-), la industria petrolera, la del plástico, o a futuro, la producción agrícola por el creciente uso de cultivos transgénicos.
Argentina debe madurar y pensar para dónde quiere crecer y qué inversiones traer.

Sobre la planta nuclear Atucha, ¿conoce su funcionamiento y si produce daños actualmente o si lo hará a largo plazo en el ambiente?
Atucha es una central nuclear y funciona dentro de estándares de control ambiental muy estrictos y auditados por Agencias Internacionales. Si Argentina puede tener un plan nuclear serio, ¿cómo Uruguay no podrá tener un plan de producción celulósica en serio? No menospreciemos a nuestros vecinos y hermanos uruguayos en su amor por el medio ambiente y una mejor calidad de vida, que en todo ranking mundial, están por encima de los argentinos.
Ojalá, nosotros pusiéramos tanta pasión en nuestro ambiente, como el que han puesto en Gualeguaychú para preservar el río Uruguay. La solución, que es la solución ambiental de Atucha es: controles bajo estándares internacionales, altos niveles de exigencia y monitoreo ambientales con tecnología de punta y el compromiso de capacitación profesional permanente.

Si es verdad que en nuestro país existen unas 10 plantas de producción de celulosa que vierten sus efluentes al río Paraná provenientes de una producción de no menos de 850.000 toneladas anuales de pulpa de celulosa, ¿existe algún registro o estudio que revele qué peligros ambientales causa esta conducta en la República Argentina?
Si las plantas de celulosa argentina fueran auditadas por los ambientalistas de Gualeguaychú, la industria editorial, los diarios y las papeleras comerciales tendrán que comenzar a importar productos terminados de Chile y Brasil. De no primar el criterio científico de evaluación de riesgos e impactos ambientales, prácticamente no quedarían industrias o actividades productivas en pie en el país.
Papel Prensa, una de las mayores papeleras argentina está ubicada en San Pedro, que es una zona principal de producción de frutas de alto valor económico como el arándano o el durazno, y nadie ha presentado quejas.
La solución a la actual crisis, pasará por usar criterios técnicos desapasionados y sustentados en profesionales que evalúen las tecnologías a usar y los volúmenes a producir.
El peor impacto ambiental es la pobreza. Espantar a las fábricas por criterios pasionales nos atará al subdesarrollo.

 

 


La Mañana Neuquen
Redacción Cómo anunciar  |  Webmaster
Neuquen - Fotheringham 445 - Teléfono 449 0400
Copyright © 2002-2004 - La Mañana Neuquen - Todos los derechos reservados
 
 
 
 



Min.: 2°c
Máx.:
8°c
Cielo nublado a parcialmente nublado. Probabilidad de lluvias. Mejorando. Vientos leves del sector norte.
 

Energía
Productivo

 


Especiales La Mañana Neuquén

Visite La Mañana Cipolletti

Visite La Mañana Roca
 Transportes Interurbanos
 Guía Profesional
 Teléfonos de urgencia
 Farmacias de turno
 Transporte Aéreo
 Quiniela
 Horóscopo
 
 
 
 
 
 
 

Cine
Teatro
Recitales
Televisión
Videos