El fallo de la jueza Gladys Folone
generó un gran descontento entre los taxistas. Anoche, analizaban
una posible concentración de protesta. Neuquén
> Como lo anticipó este diario y en el marco de
lo que fue el juicio oral desarrollado en el edificio de Félix
San Martín 384, el jovencito acusado de matar al taxista Néstor
Navarrete fue absuelto de culpa y cargo.
No trascendieron mayores detalles de la sentencia dada a conocer ayer
por el Juzgado de Menores a cargo de la doctora Gladys Mabel Folone,
pero según fuentes allegadas a la causa fueron determinantes
los testimonios brindados en las audiencias realizadas entre el 5
y el 16 de mayo.
Ante la jueza declararon varios familiares y también peritos
y efectivos policiales. Los primeros ofrecieron versiones disímiles,
aunque coincidieron en desincriminar al adolescente de 17 años
(cuando ocurrió el hecho de sangre tenía 16), ubicándolo
en un domicilio particular mirando televisión.
Tías que en una anterior oportunidad habrían sembrado
sospechas sobre el adolescente, se desdijeron y explicaron que sus
declaraciones estaban marcadas por presiones de la Policía.
Una mujer que viajó desde el sur habría señalado
en forma concreta que fue ‘apretada’ por la fuerza policial
y aclaró que su sobrino, al momento del hecho, estaba en la
casa de su madre.
Fuentes cercanas a la investigación destacaron que los testimonios
vertidos en las primeras semanas tras el crimen de Navarrete tuvieron
el único fin de desviar las líneas de trabajo de la
Policía y la Justicia y alejarlas de un sospechoso, conocido
por su apodo de “Malevo”, mayor de edad y que viviría
en el barrio San Lorenzo. Un llamado telefónico que tuvo su
origen en el Dúplex 9 no habría sido objeto de pericias
y esa prueba habría sido fundamental para comprobar la relación
del “Malevo” con el asesinato del taxista neuquino.
Contradicciones
Otros testimonios que también habría evaluado como muy
importantes la jueza Folone son los de varios peritos. Entre ellos
sobresalió el de una médica forense, que habría
negado la posibilidad de un diálogo entre la víctima
y otras personas luego del ataque a balazos. La especialista habría
comentado que el taxista sólo pudo balbucear tras la agresión.
De esta manera, dejó en duda la posibilidad de una conversación
con la Policía y la descripción de los supuestos victimarios.
La jueza de Menores habría merituado la colaboración
de la madre del menor implicado, que entregó sus ropas a la
policía y no obstaculizó el allanamiento de su casa
particular.
Tampoco habría pasado por alto las contradicciones de algunos
testimonios. Uno de los más llamativos tuvo como protagonistas
al propietario del auto que manejaba Navarrete y a un policía.
Mientras que el primero habría negado que entregó a
la policía un ticket del auto que manejaba el taxista asesinado,
el segundo habría apuntado que si lo hizo. En definitiva, el
interrogante se mantuvo porque no se habría labrado la correspondiente
acta de secuestro.
Pruebas
En la sentencia del Juzgado de Menores tampoco habría faltado
una referencia a las pruebas denominadas “físicas”.
Ni los análisis de ADN ni una serie de llamadas telefónicas
investigadas habrían arrojado luz sobre el crimen y menos,
ligado al joven acusado con el hecho.
Tanto las muestras de sangre como pelos enviados a un laboratorio
de Buenos Aires determinaron que no pertenecían al sospechoso.
Asimismo, en el transcurso de la investigación, no fue recuperada
el arma homicida y habría sido imposible tomar huellas del
calzado que usaron los delincuentes.
A los investigadores les llamó bastante la atención
que los homicidas no se llevaron ningún bien de la víctima
y que tanto la radio como el reloj del taxi permanecieron en su lugar,
además de una ‘riñonera’ y un teléfono
celular encontrados en el interior del vehículo.
Una fuente ligada a la causa fue enfática al remarcar que “no
existe una sola prueba directa”.
Dudas
Considerando lo sucedido en el juicio, con los testimonios discordantes,
y las pruebas aportadas para acusar al jovencito, era de prever un
fallo absolutorio. En la sentencia conocida ayer al mediodía,
la jueza Folone habría hecho hincapié en las declaraciones
“incongruentes, no concordantes” de los testigos.
Por otra parte, la supuesta intervención de un mayor de edad
no se habría dejado de mencionar en la sentencia. En concreto,
quedó la sensación de que los familiares del menor investigado
y otras personas habrían intentado “despegar” a
un implicado directo en el crimen.
En ese marco y frente a las múltiples dudas planteadas, la
titular del Juzgado de Menores resolvió absolver al adolescente
de 17 años.
Hasta anoche, se desconocía si la Fiscalía de Delitos
Juveniles, a cargo de María Dolores Finochietti, intentaría
la presentación de algún recurso ante el Tribunal Superior
de Justicia (TSJ) como lo efectuó en un caso anterior (el denominado
“Caso Galar”) y que todavía está pendiente
de resolución.
Por el otro lado, la Defensoría Penal del Niño y el
Adolescente, responsabilidad de los doctores Dardo Bordón y
Mariela Borgia, manifestó su conformismo con lo resuelto y
explicó al adolescente y su familia los alcances de la resolución
judicial.
Baleado a quemarropa
El taxista Navarrete fue baleado en el rostro, con fines aparentes
de robo, el 13 de febrero de 2007. Malherido, manejó su auto
hasta la Comisaría 20. En ese lugar, recibió el auxilio
de la Policía, pero igualmente murió debido a la gravedad
de las heridas sufridas.
El hecho de sangre generó una gran conmoción en la región
y movilizó a cientos de trabajadores del volante. Se concentraron
en el puente que une Río Negro con Neuquén y cortaron
el tránsito. Luego, enterados de la detención de tres
sospechosos, pusieron fin a la medida.
Resolución en soledad
Neuquén > La jueza Gladys Mabel Folone
resolvió una vez más en soledad un caso de suma trascendencia.
En el ámbito de la Justicia de Menores siguen aguardando la
conformación de un Tribunal de tres integrantes. De esta manera,
los menores serían puestos en pie de igualdad a las personas
mayores a la hora de sentarse en el banquillo de los acusados.
El pedido al TSJ viene desde hace tiempo, pero los casos de menores
que llegan a juicio terminan presididos por un solo magistrado y éste
se convierte en el máximo responsable de decidir sobre la inocencia
o la culpabilidad de los adolescentes acusados.
Para muchos, esta demora en la integración de un tribunal para
menores va contra sus derechos más elementales y consagrados,
entre otras disposiciones legales, en la Ley Provincial Nº 2302.
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