La verdadera historia del
hospital Castro Rendón

 
 
Junio de 1946. En medio de las bardas, lejos de lo que entonces era el centro, a lo lejos, la Asistencia Pública. El autor de la nota, con dos amigos, marcan lo que hoy es la esquina de las calles Tte 1º Ibáñez y Santa Fe.
La vieja Asistencia Pública luego convertida en Hospital Local cumple 94 años desde su inauguración en épocas territorianas. Por Juan Mario Raone(*).


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Siempre fue un motivo de orgullo para los primeros pobladores contar con tanta calidad humana en los servicios de salud.

La vieja “Asistencia Pública” que conocimos al llegar a Neuquén en 1946, cumple hoy sus primeros 94 años de vida. La misma que en 1948, cuando aún Neuquén era Territorio Nacional, fue transformada en “Hospital local de Neuquén”, sin que sufriera modificación alguna, tanto en el personal que la atendía como en el edificio que la albergaba. Nuestro primer Gobernador electo, el vecino don Ángel Edelman, decía en un artículo periodístico que solamente había cambiado el cartel indicador. Pero debemos reconocer que ya se había ganado el mérito de serlo.
En las memorias de 1950/52, figura como “Hospital Rural de Neuquén”, designación que perduró muchos años pues seguía así en el viejo frontispicio de la recordada Asistencia, como la recuerdo cuando bajaba una cuadra de mi domicilio y llegaba a Buenos Aires al 400, donde todavía se puede observar la vieja construcción de 1940.
Cuando la nueva Provincia pudo ir llenando los baches que tenía la Salud Pública regional, se proyectó el moderno Hospital Regional, cuya ampliación del edificio fuera inaugura en la década del ´80, con lo cual podemos decir que había llegado a la “mayoría de edad”.
Para aquellos que arriban a esta ciudad e inclusive para muchos de los que hoy la habitan, su pasado les es desconocido, razón por la cual ignoran que como toda gran obra, tras de ella se esconden muchos esfuerzos y desvelos, muchos sacrificios, éxitos y fracasos, alegrías y sinsabores, y ello se desprende fácilmente cuando descorremos un velo sobre sus inicios, su incipiente surgir en una pequeña localidad territoriana a más de mil kilómetros del poder dominante de la Capital Federal.
Para quienes vivimos muchas décadas en los viejos territorios nacionales, y recordamos las múltiples deficiencias que tuvieron que sobrellevar tanto el personal de la Asistencia como quienes debían recurrir a ella, debemos reconocer que las numerosas e importantes fallas edilicias, la falta de material sanitario y quirúrgico, la escasez de personal idóneo, de local y servicios adecuados, todo ello fue suplido siempre con el esfuerzo, el sacrificio y la disposición puestas de manifiesto por el personal de médicos, enfermeros/as y de otras especialidades, que hicieron de esta casa de salud el paño de lágrimas no solamente para los habitantes de aquel pequeño pueblo que era entonces la capital neuquina, sino que a ella llegaron muchos enfermos desde lejanos lugares de todo el territorio, en busca de la salud perdida.
Como vecino de la ciudad desde hace 61 años y domiciliado a una cuadra del Hospital desde febrero de 1982, ajeno al quehacer del mismo y con prescindencia y objetividad, trato de llevar al lector, especialmente a quienes hace poco tiempo que residen en la ciudad, a conocer algunos detalles de su historia, datos de su actividad y referencias que iluminen un poco más la sombra que sobre esta magnífica obra pone el desconocimiento real de su verdadera dimensión.
Hacer una breve historia de este Hospital es adentrarse en la triste referencia histórica de las casas de salud de los antiguos territorios nacionales ya que al fundarse la ciudad en 1904 no existía ninguno en todo el territorio, ni siquiera una sala hospitalaria. Por eso conviene traer aquí las palabras de un viejo territoriano y que llegara a ser el primer Gobernador electo de esta provincia: don Angel Edelman, quien en su libro “Recuerdos territorianos” nos decía: “El dinámico Bouquet Roldán tomó la iniciativa. En mayo de 1905 se designa una comisión….” Y sigue detallando toda la actividad desplegada para levantar un: “Hospital iniciado que nunca se hizo”…como titula a este capítulo de su libro. Y retomamos el hilo que nos aclara un poco el porqué no se efectivizó cuando, después de reseñar las muchas acciones desarrolladas por los vecinos, expresa: “El error tal vez fue encararla con generosa amplitud, en esa época, con tan magros recursos efectivos. Se levantaba en la manzana 19, donde estuvo el polígono de tiro y pertenece ahora al barrio militar”.
Para los vecinos mayores y memoriosos no es preciso decirles que en aquella época esos terrenos eran puros arenales y matorrales. Ya veremos cómo ése fue el principal obstáculo en efectivizarse esa obra. Continuamos con el relato de don Ángel Edelman: “ Recién en 1910, por gestiones que apoyó don Alejandro Sorondo, secretario de la Cámara de Diputados, vinculado al Neuquén, el Congreso acordó un subsidio de 15 mil pesos (y 10 mil para una enfermería en Las Lajas).
La comisión que lo obtuvo había peticionado 25 mil, que fueron fraccionadas en dos partidas, para dos localidades distintas, pero ninguna se hizo después efectiva por razones de “economía”, caducando en virtud de la ley Olmedo.” Y prosigue con referencias a las cuales años después pudimos aclarar debidamente. Dice don Ángel:”En una oportunidad estuvo a punto de cuajar el anhelo de tener un verdadero hospital en Neuquén cuando prosperó en el Congreso una asignación de fondos para Hospital Regional, pero a último momento influencias más poderosas modificaron la leyenda de la partida, destinándola para Allen (Río Negro). Fue en 1913.” Y agrega con pesar: “Y con tan poca suerte quedó en la nada el nosocomio iniciado en los albores de esta capital y desaparecieron hasta los cimientos que tenía construidos…”
Si bien busqué datos en los Diarios de Sesiones del Congreso sobre alguna sanción de ley, ordenanza o decreto para nuestro Hospital (o el de Allen), no encontré nada y solamente la Ley Nº 8059, que asignaba al Patronato de escuelas pobres de la Patagonia, un subsidio de $70.000 para construir escuelas, hospitales y asilos, sin especificación de lugar. Por ello seguí buscando en las Memorias anuales de la Gobernación y en artículos periodísticos. Fue así como leo en la edición del 12 de diciembre de 1968 del diario “Clarín” de Buenos Aires, publica un extenso artículo titulado “El eficaz servicio que presta un hospital más que “Rural” el de Neuquén”, realizado por la agencia local que entonces tenía el conocido rotativo porteño. En su encabezamiento apunta: “En 1908 el Ministerio de Salud Pública dispuso la creación de tres grandes hospitales, los que pasarían a ser hospitales regionales. Uno estaría ubicado en Corrientes, otro en Córdoba, (el actual San Roque) y un tercero en la Patagonia, en Neuquén propiamente dicho.”
En el siguiente capítulo de la nota rotulado: “Curioso trámite” relata luego el hecho ocurrido cuando el Delegado del Ministerio viajó a Neuquén, a fin de observar el terreno en donde se debía levantar el hospital. Como traía una carta personal del Presidente de la Nación para el distinguido vecino de Allen, don Patricio Piñeiro Sorondo, precisamente el fundador de nuestra vecina localidad valletana, el viajero paró previamente en esa localidad, hospedándose en el establecimiento “Barón de Río Negro” que poseía don Patricio. A la mañana siguiente, don Patricio condujo al delegado del ministerio en su coche hasta el lugar donde estaba previsto levantar el edificio del futuro nosocomio, mostrándole el arenal y desierto que entonces era.
Lógicamente que el visitante quedó decepcionado, lo que habrá notado el perspicaz acompañante. Regresaron al establecimiento de Allen y al día siguiente le mostró el pueblo que recientemente había fundado y le indicó un terreno arbolado y con abundante césped, informándole que era de su propiedad, y que lo donaría si allí se construía un hospital”.
Pensamos que don Patricio le extendería la notificación pertinente, ya que vuelto el funcionario a Buenos Aires, se cambió el destino del futuro hospital, y en la localidad de Allen habría de levantarse el hospital Regional que allí conocemos. He allí develado el misterio que rodeaba este hecho, desconocido para nuestro conocido ex vecino, periodista y primer Gobernador.
Siguiendo con la historia de la sanidad en esta ciudad, diremos que el doctor Julio Pellagatti, médico italiano recibido en Florencia (Italia) y llegado poco después al país siendo designado médico del entonces Departamento Nacional de Higiene, fue trasladado en 1904 a la antigua capital Chos Malal, donde integró la comitiva que vino a la nueva capital: Neuquén, siendo uno de los asistentes al acto de la fundación el 12 de setiembre de ese año.
En 1906, constituido el Concejo Municipal, Pellagatti es designado médico municipal, y en funciones, tuvo que atender una epidemia de escarlatina en 1908, y además debió apelar a organizar un lazareto en una posada que tenía el conocido vecino José Manggiarotti.
Al año siguiente se hace cargo de la nueva enfermería levantada por el gobierno en la esquina de Ministro González y Buenos Aires, residencia que conocí en 1946 cuando la ocupaba el Consulado de Chile.
El Gobernador Eduardo Elordi informaba al elevar ,a principios de 1912, la Memoria correspondiente al año 1911, que ya tenía el nombre del facultativo que se encargaría de la Asistencia Pública a erigirse en la Capital territoriana.
En 1913, al elevar la del año 1912, manifiesta que la Asistencia Pública funciona con eficacia, proyectando como complemento de la misma levantar una enfermería en Las Lajas. Y, como lo refiere don Ángel Edelman, la primera Asistencia Pública se instaló en un local alquilado de la calle Láinez y 12 de septiembre, local luego ocupado por una Comisaría y después por la Escuela Nº 61, antes de que se le construyera el edificio en la manzana que hoy ocupa.
La inauguración fue –dice Edelman— el 28 de julio de 1913, bajo la dirección del Dr. Ventura Robledo, a quien sucedería el Dr. Alejandro “Iarcho”, según él, pero que yo encuentro en documentos y publicaciones como “Yarcho.
Según información de Edelman, fueron médicos oficiales el Dr. Pellagatti, el Dr. Antonio Mare y luego el mencionado Robledo, apuntando que el doctor Mare habló en ocasión de la fiesta del centenario de la Revolución de Mayo.

(*) Miembro de la Academia Nac. de la Historia y de la Junta de Estudios Históricos del Neuquén, Santa Fe, San Luis y del Ejército).

 

 


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