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Una ciudad universitaria, un estadio
de fútbol fueron algunos de los proyectos que Gassowski presentó
en las décadas del ’60 y ’70 aprovechando los “anfiteatros
naturales” producidos por las bardas. Enamorado de nuestra provincia,
se deleitó pintando acuarelas del desértico paisaje
poblado de jarillas.
Una vida de leyenda, como la de tantos inmigrantes que se asentaron
en la región, fue la de Estanislao María Gassowski quien,
con estudios realizados en la Facultad Polaca de la Universidad de
Liverpool, llegó a la argentina en el año 1950.
En octubre de 1946 había recibido su diploma de “Ingeniero-arquitecto”
en Inglaterra, país que le dio asilo en la posguerra, pero
donde no encontró condiciones económicas de trabajo
en su condición de “extranjero”.
El 1 de diciembre de 1917, Estanislao María había nacido
en la ciudad polaca de Cracovia, en el seno del matrimonio formado
por el ingeniero polaco Ladislao Gassowski y Dorotea Roth, austríaca
de origen.
La vida del pequeño Estanislao transcurrió en un hogar
acomodado lo que le permitió cursar sus estudios de bachillerato
en el colegio “Juan III Sobieski”. La Universidad Politécnica
de Varsovia lo contó entre sus alumnos en la década
del ’30 hasta que se produjo el estallido de la Segunda Guerra
Mundial y las tropas alemanas invadieron Polonia, su país.
Como tantos otros jóvenes de su tierra, Estanislao se incorporó
a una organización militar clandestina para luchar defendiendo
a su país de las apetencias hitlerianas. En su calidad de miembro
del ejército de la resistencia polaca tuvo como misión,
entre tantas otras, ser mensajero de las tropas, viajando desde Cracovia
hasta Budapest, capital de Hungría, en medio de las hostilidades.
Esta misión, que lo acostumbró a vivir defendiendo su
vida y la de sus pares, le permitió cruzar, en varias ocasiones,
los Montes Cárpatos.
Resistencia desbaratada
Pero el grupo de la resistencia polaca al que pertenecía fue
desbaratado por la milicia invasora. Esto hizo que Estanislao debiera
huir a Francia para unirse a sus paisanos del ejército polaco
en el exilio, incorporándose de inmediato al Batallón
de Granaderos de la Primera División de Infantería de
su país. Integrado en ese grupo de trinchera, en la primavera
de 1941 tuvo que defender la región de Alsacia del avance nazi.
Sin embargo, la rendición de las tropas francesas a la invasión
y la formación de un gobierno colaboracionista con capital
en Vichy, hizo que la resistencia polaca se dispersara.
Estanislao logró huir hacia el sur, para unirse a la resistencia
maquís, en Marsella.
Las aptitudes y habilidades para el dibujo le permitieron integrarse
a la organización anti-nazi falsificando documentación,
como salvoconducto para combatientes que escapaban con destino a Inglaterra.
Las condiciones de vida durante la guerra lo hicieron conocer estrategias
para lograr la supervivencia en el límite justo entre la vida
y la muerte.
Durante una redada, los nazis lo tomaron prisionero. En la cárcel
sufrió en carne propia los estigmas de la tortura. Sin embargo,
por obra del azar, esta circunstancia le permitió aprender
el idioma castellano que, años después, le abriría
nuevas puertas a su futuro. Las vicisitudes de una auténtica
vida de leyenda le permitieron, finalmente, huir a Inglaterra.
Nuevo continente
En Neuquén, su esposa Amalia Tapiola de Gassowski fue entrevistada
por la directora del Museo Gregorio Álvarez, Gertrudis Rutia,
y por el historiador Rubén Apolonio, del Archivo histórico
del municipio neuquino. En ese ámbito de recordación,
Amalia, detalló instantes de la vida de Estanislao que lo convierten,
a la luz de las décadas pasadas, en un auténtico visionario
al elegir Neuquén como lugar de residencia en la Argentina.
Y al soñar, cuarenta años atrás, la ciudad del
futuro con obras que, a la fecha, no se pudieron concretar.
El fracaso laboral, por su condición de extranjero, en Inglaterra
lo llevó al puerto de Liverpool. Una decisión desesperada
hizo que tomara el primer barco que ancló en puerto, sin importar
el destino. Prácticamente sin rumbo, Estanislao se embarcó
y las aguas del Atlántico lo trajeron a la Argentina.
Un país con futuro, un país que le abrió las
puertas. Su avidez por encontrar una residencia acogedora le permitió
adaptarse a cualquier trabajo. A la par que consiguió empleo
en estudios de arquitectura comenzó a escribir para un diario
católico sobre arte y espectáculos.
El periodismo le dio la posibilidad de haber recorrido gran parte
del país hasta que, decisión tomada, optó por
alejarse de la Capital Federal apenas iniciada la década del
’60.
Un camión fue el vehículo adecuado para continuar su
derrotero para encontrarse con sus compatriotas Kristina y Ricardo
Bialaus en Quillén, Neuquén.
La belleza del paisaje lo impactó. Tanto, que con papel y lápiz
bocetó lugares y personajes de esa localidad. Antes de radicarse
en Neuquén capital, Estanislao recorrió Zapala, Plaza
Huincul, Cutral-Co que le produjeron importantes impactos a su sensibilidad
de hombre de otras tierras. Se asombró por el espíritu
pionero de los hombres que, pese al medio hostil, perseveraron en
habitar el terruño.
Los trazos que sobre papel realizó Estanislao dando vida a
los habitantes y delineando los perfiles de la zona son guardados
como un tesoro por doña Amalia.
Vivir en Neuquén
Estanislao María Gassowski fue profesor de Geometría
Descriptiva en la Facultad de Ingeniería que funcionaba, en
esos años, en el paraje Challacó (en cercanías
de Cutral-Co). El CPEM Nº2 contó con sus clases, en este
caso de idioma inglés.
Avanzada la década del ’60, Estanislao se convirtió
en asesor técnico del municipio neuquino para, tiempo después,
trabajar en el Consejo de Planificación y desarrollo (Copade).
En ese ámbito pudo desarrollar proyectos con una visión
de Neuquén como gran polo de desarrollo cultural y demográfico.
En los años ’70 Estanislao realizó un viaje de
un año de duración para reencontrarse con su madre,
su patria y recorrer las calles de su ciudad natal.
Francia, Alemania, Italia, Escandinavia y Suiza culminaron el recorrido
de su estancia en Europa, la primera vez después de vivir el
horror de la guerra y de haber escapado de los sinsabores de la posguerra.
Sus apuntes gráficos y una cámara fueron sus compañeros
inseparables. Parte de esta producción artística fue
donada por doña Amalia al archivo del municipio neuquino.
Tuvo actuación, en Neuquén capital, en la defensa de
las tierras que hoy se convirtieron en el “Parque Central”.
Estanislao luchó para evitar que esos terrenos, que pertenecían
al ferrocarril, fueran loteados. Creó, para concientizar y
aunar criterios con los vecinos, un Foro que se convirtió en
un auténtico movimiento social que preservó el espacio
verde para la gran capital.
De puño y letra
Transcribimos algunos apuntes de Estanislao Gassowski historiando
su propia vida en la región.
“Hace poco más de dos años llegué a Neuquén
por una o dos semanas. Vine simplemente con el fin de conocerlo mejor,
como anteriormente había conocido de visita, casi todo el país,
desde el Estrecho de Magallanes hasta Jujuy, pero sin intención
de quedarme aquí más tiempo que en otros lugares.
Todavía hace relativamente poco que , tanto el porteño
como un extranjero radicado en el Gran Buenos Aires, consideraban
a toda la Patagonia como a un país algo exótico, digamos
francamente, casi colonial.
Sin embargo después de mi llegada, tal vez había yo
tomado demasiada agua del Limay, para que pudiese desvincularme tan
fácilmente de toda esta zona que recién había
adoptado el nombre de “Comahue”.
Junté centenares de apuntes y esbozos de paisajes y me enamoré
no solamente de las espléndidas vistas panorámicas de
la Cordillera , que constituyen un imán para los turistas,
sino del colorido contraste entre el pardo amarillento del semidesierto
y el verde intenso esmeralda del valle.
Me imaginaba que cada uno de los millones de árboles que embellecen
el paisaje valletano fueron plantados por la mano del hombre y sin
ayuda del hombre serían condenados a muerte.
Sin saber cuándo, como las plantas traídas aquí
desde las tierras más privilegiadas por la bendición
de agua de lluvia, puse mis débiles raíces en la misma
tierra que tiene poca historia y mucho futuro.”
Su lema «construir sin dañar»
Su formación
de urbanista le permitió realizar proyectos, en los que se
percibe su visión de futuro.
1966 Primeros estudios para la erección de
la Ciudad Universitaria de Neuquén donde hoy está la
Universidad del Comahue.
1968 Puente-Viaducto sobre las vías férreas,
en Av. Olascoaga que resolvería problemas de tránsito
en la actualidad.
1969. Estudios y anteproyectos para la localización
del Parque Industrial.
1970. Estudios topográficos para la construcción
de un importante estadio deportivo en la meseta. Gassowski observó
la importancia de los anfiteatros naturales que ofrecen las bardas
y ubicó un estadio de fútbol en un lugar estratégico,
según se observa en la ilustración.
1971. Proyecto urbanístico de la nueva población
de Picún Leufú.
1981. En el XIV Congreso de la Unión Internacional
de Arquitectos realizado en Varsovia, la ponencia de Gassowski versó
sobre “Hacia la arquitectura sana”. Su postura se centraba
en la preservación del ambiente y de los edificios históricos.
Postuló que los arquitectos deberían «construír
sin dañar» el ambiente ni la naturaleza circundante..
Polacos en varios frentes
Polonia fue el único estado que en el teatro de guerra europeo
luchó desde el primero hasta el último día en
el mayor conflicto armado en la historia de la humanidad en el siglo
XX. La guerra empezó con el ataque a Polonia, el 1 de setiembre
por la Alemania nazi y el 17 de septiembre por la Unión Soviética.
Los dos agresores, actuaron en mutuo acuerdo. Los aliados de Polonia
–Gran Bretaña y Francia– le declararon la guerra
a Alemania el 3 de setiembre, sin acción armada efectiva.
La Unión Soviética se unió a la alianza anti-hitleriana
en el verano de 1941, cuando fue invadida por Alemania. Estados Unidos,
se unió en diciembre de 1941 después de que fuera atacado
por Japón.
En la contribución polaca a la victoria sobre Alemania vemos
ante todo tenacidad y perseverancia. A pesar de la derrota sufrida
en 1939, los polacos formaron ejércitos, en Francia en 1939,
en Gran Bretaña en el verano de 1940 (después de la
derrota y la capitulación de Francia), en la URSS en 1943 y
la conspiración armada en tierras bajo ocupación. Existió
también el «frente silencioso» de los servicios
secretos.
En la fase final de la guerra, en los destacamentos polacos de todos
los frentes europeos, había cerca de 600 mil soldados (infantería,
tropas blindadas, aviación y marina) y en el verano de 1944,
cuando la resistencia emprendió una lucha abierta con los alemanes
en retroceso, en el ejército clandestino servían más
de 300 mil soldados.
Se puede confirmar, pues, que Polonia disponía del cuarto ejército
aliado en cuanto al número de soldados.
Los aliados occidentales subrayaron el heroísmo y la perseverancia
de los soldados polacos. Muchos polacos creyeron –y siguen creyendo
–que fue una “victoria amarga”, ya que el estado
que surgió después de la guerra estaba subordinado a
la Unión Soviética.
(Sobre textos de Józef Garlinski, Polonia en la Segunda
Guerra
Mundial, Londres 1985)
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